El incendio que se desató el 3 de marzo en un almacén de juguetes en Barrios Altos, en el Cercado de Lima, a unos metros del Instituto Nacional Materno Perinatal (Exmaternidad de Lima), puso en evidencia una problemática que, según los bomberos, es recurrente en las emergencias de gran magnitud: la falta de un sistema de suministro de agua eficiente y adecuado para sofocar siniestros de gran escala. A pesar de la presencia de más de 50 unidades del Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú, el fuego no ha podido ser controlado completamente debido a la limitada disponibilidad de agua.
La situación se agrava porque, de acuerdo con el brigadier Alonso Panizo, jefe de los bomberos de la jurisdicción de Lima, el incendio requiere al menos 10 mil galones de agua por minuto para ser controlado, pero en la capital no existe la infraestructura necesaria para suministrar esa cantidad de manera continua. “Tenemos toda la artillería para meterle esta cantidad de agua al incendio, pero no tenemos quién nos dé las municiones”, señaló Panizo, haciendo énfasis en que la falta de un sistema de distribución adecuado impide una respuesta efectiva.
El fuego, que ya ha afectado al menos siete edificaciones y provocado el colapso de una de ellas, sigue representando un riesgo para los vecinos de la zona. Mientras tanto, los bomberos continúan con sus esfuerzos para sofocar las llamas con los recursos disponibles, enfrentando serias dificultades operativas.
Hidratantes insuficientes y cisternas ineficaces

El abastecimiento de agua para enfrentar incendios en Lima depende en gran medida de los hidrantes instalados en las calles y del suministro de cisternas de agua. Sin embargo, en incendios de gran magnitud como el de Barrios Altos, estas fuentes resultan insuficientes o poco funcionales.
Según Panizo, las cisternas utilizadas como paliativo no permiten mantener un flujo constante de agua, lo que obliga a interrumpir el combate contra el fuego cada vez que se agota el suministro. “Las cisternas se vacían y se vuelve a fojas cero”, explicó. Este problema prolonga las labores de los bomberos y aumenta el riesgo de que el incendio se propague aún más.
Además, los hidrantes disponibles en la ciudad no cuentan con la presión ni el volumen de descarga necesarios para incendios de gran magnitud. En algunos casos, estos puntos de suministro se encuentran en mal estado o ubicados a distancias considerables del foco del incendio, lo que dificulta aún más su uso en situaciones de emergencia.
Almacenes clandestinos

El actual siniestro ocurre en un almacén clandestino de juguetes, asentado en el último piso del edificio ubicado en el Jr. Cangallo 400. Esta situación es muy parecida a la ocurrida en noviembre del año 2024, cuando el último piso de un edificio, también de Barrios Altos, entre los jirones Huanta y Cusco, se incendió.
Aunque en un principio se pensaba que se trataba de un almacén de artefactos pirotécnicos, el Cuerpo de Bomberos Voluntarios del Perú determinó que el siniestro no había iniciado en este local y que en realidad no almacenaba pirotécnicos, pero sí productos navideños que eran, en su mayoría, altamente inflamables.
El jefe departamental de los Bomberos de Lima, Rafael Loza, indicó en ese entonces a la Agencia Andina que “gran parte de esto se debe a la constante violación de los reglamentos nacionales de edificaciones. Esto es precisamente lo que ocasiona fuegos fuera de control cada vez más frecuentes”.
Además, el jefe de los bomberos asegur que al 70% del fuego no le han podido echar “ni una gota de agua” debido a la falta de accesos y de agua, por ello se estima que el trabajo para confinarlo por completo puede demorar hasta un día más.