El centro de Lima es el escenario de un incendio que está a punto de cumplir 24 horas de iniciado. Los bomberos dedican todos sus esfuerzos para detener el siniestro que ha comprometido almacenes clandestinos y decenas de viviendas. El jefe del Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú se mostró poco optimista sobre cómo se desarrollará la emergencia en las próximas horas y fue tajante al señalar que no se podrán salvar las viviendas ya comprometidas.

Las autoridades han cuestionado la existencia de almacenes en la zona. Ninguno de estos contaría con los permisos necesarios para su funcionamiento. Los materiales que ahí se almacenan dificultarían la labor de los hombres de rojo. Algunas de las edificaciones construidas como viviendas son utilizadas para guardar mercadería, esta modalidad dificulta las labores de fiscalización e incomoda a los residentes de la zona.
El fuego no ha podido ser controlado hasta el momento. Los bomberos llevan más de 18 horas intentando apagarlo, pero su propagación ha dificultado las labores. Aquellos que viven en los alrededores de la zona del desastre no son los únicos afectados. El aire contaminado se viene expandiendo por la capital y pone en riesgo la salud de aquellos que están en la Maternidad de Lima.

Al área comprometida han llegado funcionarios de la Municipalidad Metropolitana de Lima, pero no el alcalde de la ciudad. Los vecinos han reclamado la presencia de Rafael López Aliaga, figura que sí utilizó sus redes sociales cuando ya se había informado sobre el incendio durante la noche del 3 de marzo. Por su parte, el presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén, anunció la entrega de un bono a los damnificados desde el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento.
Los bomberos han calificado a la emergencia como una de código 4. Deben lidiar con mucho material inflamable y llegaron a compararlo con la tragedia ocurrida en Mesa Redonda hace 25 años. En casi un cuarto de siglo, no han habido mayores cambios con relación al control de materiales inflamables en la zona.

Entre los accidentes más lamentables se encuentra el caso de un trabajador de Sedapal quien resultó con los dedos amputados mientras apoyaba en las labores de rescate. Otros voluntarios se vieron afectados por la calidad del aire, pero no hubo necesidad de ser trasladados a un centro de salud.
En los intentos por detener el fuego, los bomberos han usado un drone con cámara térmica. Con esta herramienta, los brigadistas están localizando los puntos de mayor inflamación y dirigiendo sus esfuerzos de manera más efectiva. Sin embargo, debido a la magnitud del siniestro, advierten que este podría ser controlado recién en la mañana.
Además del dron, los bomberos han desplegado tres escalas telescópicas, desde las cuales lanzan potentes chorros de agua para tratar de reducir la intensidad del fuego. La estrategia busca evitar que las llamas se propaguen a otras estructuras cercanas y así minimizar los daños.
“¿Si tendremos éxito? No lo sé. Es un incendio complicado”, dijo el representante de los bomberos. Dado que se trata de trabajos prolongados, los hombres de rojo no están utilizando todo su equipamiento. De hacerlo podrían sufrir de deshidratación. “El problema del agua es un problema de 50 años. Por más buena voluntad que tenga Sedapal, no va a funcionar el sistema”, agregó.
El incendio que ha sorprendido al centro de Lima ya es comunicada por los medios internacionales. El hecho revela los altos niveles de informalidad que imperan en la capital, la misma que en décadas no ha podido ser controlada a pesar de los tantos intentos que se han puesto en marcha.
Se estima que el trabajo de los bomberos se prolongará durante las próximas horas, hecho que obligará a decenas de familias a pasar una noche más en las calles. Algunas han optado por sacar sus pertenencias a la vía pública para evitar que resulten afectadas.