Un grupo de ciudadanos peruanos fueron identificados como integrantes de una presunta ‘mafia’ de carteristas o ‘pickpockets’, quienes se dedican desde hace varios años al robo de celulares, dinero, carteras y otros elementos de valor en distintos puntos turísticos en las ciudades de Madrid y Barcelona.
Conocidos como ‘la mafia del Burger King’, por haber robado en repetidas ocasiones en sucursales de esta cadena de hamburguesas en las calles de la ciudad y en estaciones del Metro, algunos de sus integrantes ya fueron detenidos por ciudadanos españoles parte de la denominada ‘Patrulla Madrid’, que expone a carteristas en esta zona de España en redes sociales.
Aunque en ocasiones estas confrontaciones no generaban más que un breve altercado verbal en el que el presunto delincuente peruano intentaba huir corriendo por las calles de la ciudad antes de ser detenido por la Policía; en otras el criminal intenta escapar de las cámaras e incluso intenta amedrentar a los ciudadanos españoles con algún objeto contundente.
“Son varios. Tres hombres y una mujer. Incluyéndolo a él. (...) Se suben siempre en la Estación de Almendrales. Yo les he llamado la policía porque hablan sobre los robos muy tranquilamente”, se lee en una publicación.
Peruano confiesa sus andanzas delictivas en la capital española
La Patrulla Madrid ubicó a un peruano, que merodea la plaza de Madrid. El sujeto es bien conocido por ser el responsable de la mayoría de los robos en la zona. En el colmo de la frescura, el carterista peruano admite que fue detenido dos veces por hurto en los cuatro años que lleva delinquiendo en la capital española y que solo se dedica a “abrir mochilas en la calle” y no cometía el delito dentro de los restaurantes o cafés.
Una de sus víctimas lo reconoció a través de los videos difundidos y contó que se hacía pasar por albañil en el distrito de Usera y que andaba acompañado de otros tres sujetos más. “Cuando alguien pasaba con una mochila o salía de un banco o de una casa de cambio, usaba la clave de las palmadas para avisar a sus cómplices para is pro su presa”, se lee en un comentario.
Otra de las tretas usadas por este peruano es ir al Metro de Madrid, donde embauca a sus víctimas con el cuento lastimero sobre el robo de su billetera con documentos y dinero, y que por ello se iba a dormir al Aeropuerto de Barajas. Debido al supuesto robo de sus papeles, no podía volver al país para ver a su madre que está enferma. Con esa treta, consigue que le den dinero y, en otros casos, aprovecha para arrebatar los equipajes.
La banda de “Kate, la peruana”
Las organizaciones de ciudadanos peruanos dedicados a esta modalidad de hurto no son nuevas en España. De hecho, operan en tierras europeas al menos desde el año 2023.
Según información publicada por el diario ABC, aquel año cayó la banda de “Kate, la peruana”, una mujer de aproximadamente 31 años que era la cabecilla de una organización que no solo robaba celulares, sino que podían hackear su sistema para acceder a aplicaciones bancarias y billeteras digitales para robar el dinero de sus cuentas.
Según informó la Policía en ese entonces, ‘Kate’ cayó junto a un hombre que además tenía experiencia en esta actividad, pues al momento de su detención hace dos años contaba con al menos 30 antecedentes. Una mujer, que también fue detenida, tenía otros siete cargos por hurto.
La publicación incluso afirmó que ‘Kate’ tenía a su mando un “ejército de ladrones formado por ocho hombres y siete mujeres”, todos dedicados a robar celulares y otros objetos de valor.
De carteristas a ‘hackers’
En su momento, la modalidad de robo que utilizaban los integrantes de esta organización consistía en obtener los celulares de sus víctimas y, en lugar de apagarlo como podría hacerlo cualquier otro ladrón, lo mantenían encendido para que su objetivo pueda comunicarse con ellos.
Mientras el celular estaba en su poder, los criminales usaban conocimientos avanzados de informática para hackear los sistemas de seguridad de los celulares, ya sea la clave de desbloqueo, el lector de huellas dactilares o el reconocimiento facial.
Una vez en contacto con la víctima, los criminales fijaban una hora y lugar para un encuentro con la intención de devolver el celular como si se tratase de un ciudadano honesto. Sin embargo, el encuentro era retrasado hasta que los hackers lograban vaciar las cuentas bancarias de sus objetivos.
