Carlos Alberto Londoño Henao, párroco de la iglesia San Juan Bautista, Santuario de la Virgen de la Candelaria en Puno, sigue en el ojo de la tormenta tras ser acusado por una joven obstetra, identificada bajo el seudónimo de “Diana”, de haberla embarazado y contagiado de una enfermedad de transmisión sexual. El caso salió a la luz hace algunas semanas, pero hoy en un reportaje publicado en el semanario Hildebrandt en sus trece, la mujer dio más detalles de su relación clandestina con el sacerdote, desde su primer contacto hasta las presiones que habría recibido para ocultar el embarazo.
La historia de “Diana” y el párroco comenzó en abril de 2024, cuando la joven de 26 años llegó a Puno para realizar su Servicio Rural y Urbano Marginal de Salud (Serums). Devota de la Virgen de la Candelaria, decidió integrarse al coro de la parroquia por invitación del vicario Ever Ali Ramos Canaza. Fue en ese espacio donde conoció a Carlos Alberto Londoño Henao, con quien inicialmente mantenía una relación estrictamente feligresa. Sin embargo, según su testimonio, todo cambió tras una confesión.
En una ocasión, la joven acudió al confesionario y le confesó a Londoño que sentía una atracción por el vicario Ramos. Según su relato, la reacción del párroco fue inesperada: primero se molestó y luego comenzó a cortejarla con insistencia. A partir de ese momento, los mensajes de WhatsApp entre ambos se volvieron frecuentes. Lo que empezó con conversaciones de rutina, terminó convirtiéndose en una serie de interacciones en las que el sacerdote le enviaba stickers de contenido pornográfico. Al inicio, la joven bloqueaba los mensajes, pero con el tiempo dejó de hacerlo y la relación tomó otro rumbo.
Las interacciones entre ambos se volvieron más íntimas hasta que finalmente, tras una noche de copas en la casa del párroco en Mañazo, la relación se tornó física. La obstetra reveló que en ese momento aún era virgen y que fue Londoño quien la convenció de iniciar una relación sentimental y sexual con él. Desde entonces, se veían con regularidad en la casa de Mañazo, donde el sacerdote solía invitarla a cenas, obsequiarle chocolates y medicamentos e, incluso, un poncho colombiano.
En el coro parroquial, algunos integrantes sospechaban del comportamiento del sacerdote. En agosto de 2024, un grupo de coristas comentó en un chat de WhatsApp sobre la aparente debilidad del párroco por el dinero y las mujeres. Enterado de la conversación, Londoño reaccionó expulsando a varios integrantes del coro. Ante las quejas de los feligreses, los afectados acudieron al canciller de la iglesia, Álex Cano, para relatar la situación, pero, según lo narrado en el reportaje, no hubo ninguna consecuencia.
A pesar de los rumores, la relación entre Londoño y “Diana” continuó con regularidad. Durante noviembre de 2024, tenían la costumbre de almorzar todos los martes fuera de Puno y luego acudir a la casa del párroco en Mañazo. El sacerdote tomaba precauciones para no ser reconocido, usando lentes oscuros y ropa informal.
La obstetra, por su parte, también tomó medidas para intentar asegurarse de que el párroco no la abandonara. Según su testimonio, inventó que había escrito un testamento, dejándolo a él como único heredero de sus bienes. “Le mentí para que no me dejara”, admitió.
Embarazo y abandono de Londoño
A finales de noviembre de 2024, “Diana” se enteró de que estaba embarazada. La noticia la tomó por sorpresa y, en lugar de contárselo de inmediato al sacerdote, decidió guardar silencio. “No quería arruinar su sacerdocio [...] solo quería llorar”, afirmó.
El 13 de diciembre, estuvieron juntos por última vez en la casa de Mañazo. Pese a la cercanía que habían tenido durante meses, la joven nuevamente optó por no contarle sobre su estado. Poco después, cuando finalmente intentó comunicarse con él, la actitud de Londoño cambió radicalmente.
“Me decía que yo estaba loca por llorar […] Lo llamé mucho esos días y él dijo que yo lo estaba hostigando. Él dijo que iba a ir a mi centro de trabajo y haría que me boten”, relató “Diana” al semanario Hildebrandt en sus trece.
Al ver la situación, una amiga de la obstetra decidió tomar la iniciativa y se acercó al sacerdote para informarle que “Diana” estaba embarazada. Sin embargo, lejos de asumir la responsabilidad, Londoño reaccionó con furia.
El 25 de diciembre de 2024, en plena Navidad, el párroco se reunió con la joven y le exigió que se hiciera una ecografía para confirmar su estado. Además, le pidió que redactara una carta en la que declarara que el hijo que esperaba no era suyo. Ante la presión, ella accedió y el 27 de diciembre volvieron a verse para que entregara el documento. Sin embargo, en el último momento, “Diana” se arrepintió y forcejeó con el sacerdote para recuperar la carta.
“(Londoño) me amenazó que irían donde mi trabajo, que me hundiría en mi profesión”, sostuvo la obstetra.
Denuncias y sanción al párroco
El 8 de enero de 2025, “Diana” envió una carta al obispo Jorge Carrión Pavlich, relatando toda la historia con el sacerdote y pidiendo una intervención de la iglesia. Pocos días después, según su testimonio, la abogada del párroco la visitó en su trabajo y la amenazó con denunciarla por hostigamiento si no se retractaba ante el obispado.
En medio de la presión, la joven finalmente admitió haber sufrido un aborto espontáneo, aunque esto no cambió la actitud del sacerdote hacia ella.
El Obispo de Puno, Jorge Pedro Carrión Pavlich, informó que la Iglesia Católica ha iniciado un proceso canónico para investigar las denuncias en contra del padre Carlos Londoño Henao, párroco de la iglesia San Juan Bautista, quien ha sido señalado por presuntamente haber embarazado a una integrante del coro parroquial.
Según explicó el prelado, la investigación responde a diversas publicaciones y testimonios recibidos. Como medida preventiva, el padre Londoño Henao ha sido apartado de sus funciones mientras se recopilan pruebas y declaraciones que permitan esclarecer la situación.
El obispo también precisó que la investigación no tiene un plazo definido y que la separación del sacerdote es una acción temporal mientras se busca esclarecer la verdad de los hechos.
Video y renuncia de su abogada
Un video difundido recientemente por el Diario Sin Fronteras ha reavivado la polémica en torno al sacerdote Carlos Alberto Londoño Henao, párroco de la Parroquia San Juan Bautista en Puno, quien enfrenta acusaciones graves de haber mantenido una relación sentimental con la joven involucrada. Las imágenes, que muestran al párroco en aparente estado de ebriedad, conversando con la acusadora dentro de su vehículo, han generado una nueva ola de indignación, alimentando las sospechas sobre el comportamiento del religioso.
El video, con una duración de 1 minuto y 7 segundos, fue grabado el 17 de diciembre de 2024 y muestra a Carlos Alberto Londoño Henao dentro de su camioneta, aparentemente bajo los efectos del alcohol. En la grabación, el sacerdote lee un mensaje sobre un conflicto interno dentro del conjunto folclórico Caporales Huáscar y responde, en tono burlón: “Ay sí, yo soy el duro pues, yo soy el putas aquí”, utilizando una expresión popular en Colombia para manifestar una actitud de superioridad. Esta frase, junto con el tono de la conversación, ha causado un gran revuelo, ya que evidencia la excesiva confianza entre el párroco y la joven acusadora.
El video fue grabado después de un viaje a Mañazo, donde según el testimonio de la joven, ambos pasaron la tarde en la casa del sacerdote. Tras dejar víveres en su domicilio, Londoño recogió a la joven y, durante el trayecto de regreso a Puno, ambos tuvieron intimidad en el vehículo. “Ese día tomó mucho, estaba ‘picado’. Siempre quería sexo, y si le decía que no, se enfadaba”, relató.
El video ha tenido un impacto considerable en la defensa del párroco, la abogada Anyela Zea Núñez, quien representaba al sacerdote, decidió renunciar a la defensa tras ver el contenido del video. Zea reveló que las imágenes la sorprendieron, dejándola con la sensación de que su defendido podría haberle ocultado información relevante.
Zea Núñez expresó en un comunicado que las pruebas presentadas por Roxana y el contenido del video representaban un giro inesperado en el caso, que dejaba en evidencia una posible actitud deshonesta por parte de Carlos Alberto Londoño Henao. La abogada también sugirió que la actitud del sacerdote hacia la joven podría haber sido mucho más manipuladora y coercitiva de lo que inicialmente se había informado.
