Mudarse para reducir el estrés de los largos trayectos, implementar técnicas de meditación o estructurar horarios estrictos de estudio fueron algunas de las estrategias que llevaron a tres jóvenes de 17 años a ocupar los primeros lugares en el reciente proceso de admisión 2025-1 de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). Más de 6.600 postulantes compitieron por un lugar en esta prestigiosa institución, conocida por sus rigurosos exámenes de ingreso.
En una ceremonia especial presidida por el rector Alfonso López-Chau el último martes, la casa de estudios reconoció a los estudiantes que lograron los puntajes más altos. Entre aplausos y la mirada orgullosa de sus familiares, los tres jóvenes recibieron diplomas y obsequios que certificaron su ingreso con resultados sobresalientes.
Rodrigo Leonardo Eneque Chávez, quien obtuvo el primer lugar en el cómputo general con 1.630,200 puntos, aseguró su ingreso a la carrera de Ingeniería Mecatrónica. En segundo lugar quedó Adrián Iker Cordero Cristóbal, con 1.629,640 puntos, quien estudiará Ingeniería de Software. La tercera posición fue para JeanPier Joaquín Díaz Osis, con 1.606,080 puntos, quien optó por Ingeniería Económica.
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Estrategias que llevaron al éxito
El camino hacia el éxito en un examen tan competitivo no fue sencillo para ninguno de los tres jóvenes. Cada uno desarrolló métodos únicos para enfrentar los desafíos académicos y emocionales que implica prepararse para ingresar a la UNI.
Rodrigo Eneque destacó, en conversación con Andina, la importancia de mantener la estabilidad emocional durante el proceso de preparación. Para contrarrestar estos pensamientos negativos, recurrió a la meditación como una herramienta clave. “Me tomaba cinco o diez minutos para poner mi mente en blanco. Eso me ayudó muchísimo a mejorar mi concentración”, explicó.
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Por su parte, Adrián Cordero optó por fortalecer su base teórica desde el inicio, en lugar de enfocarse en ciclos intensivos de repaso. Según detalló, combinó el aprendizaje en su colegio con clases en una academia, lo que le permitió consolidar sus conocimientos.
Además, desarrolló métodos mnemotécnicos para recordar información y perfeccionó estrategias específicas para el examen. Sin embargo, no descuidó su bienestar emocional. “Los fines de semana iba a casa de mis padres, hablábamos de todo y ellos me escuchaban como si fueran mis psicólogos”, comentó entre risas.
En ese sentido, menciónó, al citado medio que, con el apoyo de su familia, tomó la decisión de mudarse cerca de la academia donde estudiaba para evitar el agotamiento que le generaban los largos trayectos en transporte público.
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“Antes tardaba más de una hora en ir y venir desde San Juan de Lurigancho, y ya era demasiado agotador”, explicó. Durante varios meses vivió solo en un cuarto alquilado, lo que le permitió enfocarse exclusivamente en su objetivo.
JeanPier Díaz, en cambio, basó su preparación en la disciplina y la organización. Desde el inicio estructuró sus días con horarios fijos, distribuyendo su tiempo entre clases, repasos y descanso. Según explicó, su rutina diaria comenzaba a las 5:30 a.m. y se extendía hasta las 11:30 p.m., con pausas para almorzar y desconectar.
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A pesar de su exigente horario, subrayó la importancia de los momentos de esparcimiento. Durante los fines de semana, aprovechaba para pasear con su familia, practicar deportes o jugar, lo que le permitió mantener un equilibrio entre el estudio y el descanso.
El nuevo estudiante enfatizó que la clave de su éxito no solo radicó en su dedicación al estudio, sino también en su capacidad para desconectar y recargar energías. Según explicó, los momentos de descanso y las actividades recreativas fueron fundamentales para mantener su motivación y evitar el agotamiento mental.
La ceremonia de reconocimiento organizada por la UNI no solo fue un momento de celebración para los estudiantes, sino también para sus familias, quienes jugaron un papel crucial en su éxito. Los padres de los jóvenes estuvieron presentes durante el evento, mostrando su orgullo y satisfacción por los logros de sus hijos.