¿Vale la pena estudiar un MBA en la actualidad?

El tratamiento de los MBA como si fueran commodities es una tendencia creciente que puede generar la idea de que todos los programas de este tipo son iguales o que han dejado de ser necesarios. ¿Cuán cierta o falsa es esta creencia?

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Tratar a los MBA como
Tratar a los MBA como commodities genera una percepción errónea de que todos los programas tienen el mismo nivel de formación. (Imagen Ilustrativa Infobae)

En los años más recientes, se observa como tendencia que algunas universidades y escuelas de negocios han empezado a tratar a los MBA como si fueran commodities. Esta situación repercute en la calidad de la formación que ofrecen estos programas y puede conducir a que ciertas personas piensen, de forma errada, que da igual qué institución te otorgue estos títulos.

La realidad es que la calidad de los MBA aún es muy distinta, según la universidad o la escuela de negocios donde se estudie. El nivel de conocimientos y competencias que se obtiene guarda relación directa con la calidad de la formación recibida. Por decirlo de algún modo, no es lo mismo tomar un vino comercial que beber un vino francés hecho con las mejores viñas y con estándares internacionales de calidad.

Lo mismo sucede cuando un alumno estudia un MBA. Los libros van a ser los mismos en casi cualquier institución educativa, pero la experiencia y el conocimiento que brindará cada profesor será diferente, así como el nivel del networking y de internacionalización.

Los MBA de calidad ofrecen
Los MBA de calidad ofrecen una preparación diferenciada que impacta directamente en la capacidad de decisión de los egresados.. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Diferencias en la calidad educativa

Para gestionar con éxito una organización, multinacional o transnacional, hay que ser capaz de tomar decisiones importantes que permitan elevar su competitividad global. El MBA permite adquirir este perfil y, por ello, no es apropiado tratarlo como un commodity. Si fuera así, todas las empresas pretenderían ser copias de Google, Amazon u otros gigantes. Sin embargo, en el mundo real, existen empresas de todo tipo y cuyos productos presentan niveles de calidad muy diferentes.

Para entender mejor esta situación, retomo el ejemplo de los vinos. Algunos son caros e, incluso entre ellos, hay diferencias en cuanto a características y sabor. Es probable que, en un futuro, todos los vinos caros sepan igual, pero ahí partiríamos desde la idea de que la capacidad inventiva del hombre se ha empezado a estancar. En ese sentido, si otra institución educativa pretende copiar nuestro MBA, debemos esforzarnos para ofrecer a los ejecutivos una experiencia aún mejor, a nivel superlativo, que la actual. Así, nunca podremos ser igualados.

No todas las instituciones educativas
No todas las instituciones educativas ofrecen la misma calidad en la formación de sus programas MBA.

Impacto en la toma de decisiones

Diseñar un MBA constituye un proceso de envejecimiento y creación de conocimiento. Aquella persona que dice que no sirve para nada es porque no lo ha estudiado o desconoce el valor de ese conocimiento para la toma de decisiones. Desde mi experiencia empresarial, cuando nos preguntamos para qué contratar nuevo personal, siempre llegamos a la misma respuesta: para que tome decisiones.

Las decisiones que tome un profesional pueden ser buenas, malas o no tomarse por miedo a lo que ocurra después. Si contratas a una persona, con o sin MBA, en una empresa grande, mediana o pequeña, es para que tome decisiones. Cuando llega este momento, no interesará si el colaborador tiene o no un MBA. Su decisión puede ser buena con base en lo que sepa, al talento que tenga y al conocimiento que haya acumulado, producto de su formación académica y no académica hasta ese momento.

Los MBA acortan la curva
Los MBA acortan la curva de aprendizaje al ofrecer acceso a experiencias acumuladas por ejecutivos experimentados. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Transmisión de conocimientos y experiencia

El profesional que tenga más conocimiento empírico y científico, experiencia, talento y capacidades tomará siempre la mejor decisión. En ese sentido, el mayor aporte del MBA es que envejece, de cierta forma, a los estudiantes más jóvenes porque acortará el periodo en que tendrán que acumular fracasos para aprender.

Por ejemplo, yo podría ser un ejecutivo de 52 años que nunca llevó un MBA, pero terminó su carrera a los 21 años y acumuló experiencia laboral durante los siguientes 30 años. En ese tiempo, puedo haberme equivocado mucho, pero también tomé decisiones buenas y regulares. Con este perfil adquirido, sé que ahora puedo tomar decisiones más exitosas.

La situación es muy distinta cuando se trata de un ejecutivo de 25 años que debe tomar decisiones y no tiene esos 30 años de conocimientos y experiencia que yo sí los tengo. Ahí radica la importancia actual de un MBA.

Contratar nuevos profesionales en las
Contratar nuevos profesionales en las empresas tiene como objetivo principal su capacidad para tomar decisiones. - (Imagen Ilustrativa Infobae)

El peso de una mala decisión

Una de las principales fortalezas del MBA es que los docentes comparten a sus estudiantes sus anécdotas en las empresas donde trabajaron. Por ejemplo, en la década de 1990, una conocida marca de bebidas alcohólicas en el Perú afrontó problemas por la mala calidad de un lote de su producto. Había que decidir si la mercadería defectuosa se eliminaba o se conservaba. Al final, optaron por lanzarla al mercado y esto trajo como consecuencia un rechazo del público y una caída dramática en las ventas. Tiempo después, la empresa fue absorbida por un grupo empresarial y tuvo que cerrar su planta principal.

La peor decisión de esta compañía fue sacar al mercado un producto con un nivel de calidad inferior, producto de un error logístico, al haber comprado una materia prima de menor precio, pero que se encontraba fuera de los límites de especificación y que el área de I&D no aprobaba, sin embargo, por razones de precio se decidió correr el riesgo y se compró e incorporó en el proceso productivo.

El sabor de la bebida cambió y pensaron que el mercado no lo notaría, lo cual fue un tremendo error gerencial que le costó muy caro a la empresa. Este es un ejemplo de decisiones gerenciales mal tomadas y que impactan en la empresa de una manera dramática; el entender el impacto de este tipo de acciones, le permite al estudiante recoger de primera mano experiencias muy útiles para su formación y su capacidad de tomar decisiones.

Decisiones gerenciales mal tomadas pueden
Decisiones gerenciales mal tomadas pueden llevar al cierre de empresas (Imagen Ilustrativa Infobae)

Reflexiones finales

Es importante que el ejecutivo se pregunte si quiere esperar a tomar malas decisiones en su compañía y afrontar el fracaso para recién aprender o recibir esa experiencia de alguien que ya ha pasado por este proceso durante décadas. Las vivencias que le puedan compartir los profesores del MBA modelarán su cerebro y le permitirán envejecer a nivel ejecutivo para que sepa tomar decisiones exitosas cuando afronte situaciones complicadas o riesgosas.

La toma de decisiones, por la que se contrata al ejecutivo, es producto de una serie de factores, como la experiencia, el talento, el expertise y el resto de información que guarde en su disco duro. Es verdad que los MBA se tratan cada vez más como commodities, pero es necesario recordar que la calidad entre uno y otro aún es muy distinta. Es igual que comer un churrasco de carne común, que puedes encontrar en cualquier mercado, en vez de un churrasco de una vaca de Kobe. Ambas son carnes rojas, tienen cierta cantidad de proteínas y, si están sazonadas, quizás ni las distingas, pero la calidad es por completo diferente.

Lo mismo sucede al estudiar un MBA con profesores improvisados de bajo nivel y una malla curricular mal estructurada. No puedes comparar una maestría dictada por una universidad de prestigio y acreditada con otra de una universidad que ni siquiera tiene los niveles mínimos requeridos para competir en el ámbito internacional.