Nadie sabe qué pasó con Patricia Liberto, su desaparición tras el accidente del Puente de Chancay sigue siendo un enigma

La desaparición de Patricia Liberto tras el accidente en Chancay mantiene a su familia en una búsqueda desesperada. Aunque testigos aseguran que fue evacuada del bus, su paradero sigue siendo un misterio. Sus seres queridos no descansarán hasta encontrar respuestas sobre lo ocurrido

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Mujer lleva 10 días desaparecida tras caída de bus y puente en Chancay | Latina TV

La desaparición de Patricia Liberto sigue sumergiendo en una angustia insoportable a su familia, quienes, a once días del trágico accidente ocurrido el 14 de febrero, no han recibido ninguna noticia sobre su paradero. El desastre comenzó cuando un bus de la empresa Cruz del Norte cayó al río Chancay tras el colapso de un puente en la carretera. Mientras que tres personas perdieron la vida y otros sobrevivieron, el paradero de Patricia sigue siendo un misterio, pues no hay rastro de ella desde que fue evacuada del vehículo. Desde entonces, sus familiares han recorrido incansablemente la zona afectada, con la esperanza de encontrar una señal que los conduzca hacia ella, aunque la incertidumbre crece cada día que pasa sin respuestas.

Marco y Arturo Liberto, quienes se han convertido en los principales buscadores de la mujer que viajaba en el segundo piso del bus siniestrado. “Es doloroso tener una persona desaparecida, no saber dónde está. Una señal, por favor, cualquier señal”, clama Arturo, visiblemente agotado tras recorrer durante días las orillas del río, sin éxito alguno. A pesar de la incertidumbre, su esperanza sigue viva. “Yo sigo creyendo que está viva, no he encontrado ningún cuerpo, y eso me da esperanza”, afirma Marco mientras señala el caudaloso río Chancay, que se lleva todo a su paso.

La familia sigue buscando a Patricia Liberto por el mismo trayecto que recorrió el bus antes del accidente, casi 800 metros que parecen interminables. En sus rostros se refleja la determinación y el dolor. Los dos hombres, junto a otros familiares y amigos, han sido apoyados por personal de la Marina, que les permite acceder a áreas restringidas mientras el gobierno trabaja en la construcción de un nuevo puente para restablecer el tránsito. A pesar de la ayuda, la desolación persiste, y con ella, la lucha diaria por encontrar un rastro de su familiar.

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El último contacto de Patricia y su familia

El relato de la tragedia se cuenta con lágrimas y fragmentos de recuerdos. Patricia, según su hermana Ana María, había estado en el primer piso de la unidad interprovincial y, al regresar del baño, se encontraba en el pasillo de la segunda planta. “Ella estaba justo a punto de sentarse cuando el bus se descontroló y cayó”, explica Arturo, quien fue informado por su hermana sobre los últimos momentos antes del impacto. Según los testimonios de los pobladores que auxiliaron a los sobrevivientes, Patricia fue una de las primeras personas en ser evacuadas del vehículo. Sin embargo, tras ser sacada del bus, no se sabe nada más de ella.

“Yo vi a mi hermana en el bus, la evacuaron, pero después todo fue confuso. No hay videos ni testigos claros que puedan decir qué pasó después de que la sacaron”, dice Arturo, que describe la escena como caótica. La confusión reinó durante los primeros minutos tras el accidente, y fue durante esos momentos de oscuridad y desesperación que se presume que el río Chancay pudo haber arrastrado a Patricia. “El caudal estaba muy fuerte, dicen que estaba al 70% de su capacidad, así que, sí, es posible que el río la haya arrastrado”, añade Marco.

Patricia Liberto Salcedo es buscada
Patricia Liberto Salcedo es buscada incansablemente por sus familiares a cuadtro días de la tragedia.

Con la esperanza intacta

A pesar del tiempo que ha pasado desde el accidente, la familia no ha abandonado la búsqueda. Todos los días, con el sol en lo más alto, los hermanos Liberto y su cuñado Isaac Trujillo, esposo de Patricia, siguen revisando la zona con la esperanza de encontrar algún indicio de su paradero. “He recorrido esta zona muchas veces, cinco o seis veces, con la esperanza de encontrar algo. Si estuviera atrapada, algún rastro tendría que aparecer”, dice Marco, con la mirada fija en el horizonte, buscando sin descanso entre las malezas y rocas que bordean el río.

Isaac, por su parte, se mantiene firme. Aunque el dolor lo consume, la idea de encontrar a su esposa con vida lo mantiene en pie. “No me resigno, no quiero pensar que está muerta, mi corazón me dice que está viva. No siento tristeza aún, sigo buscando”, asegura con voz entrecortada, mientras recorre el terreno pedregoso. A pesar de su fe, las preguntas persisten: ¿dónde está Patricia? ¿Qué le ocurrió después del accidente? Nadie sabe la respuesta.

No desean que se repita tragedia familiar

Lo que hace aún más desgarrador este drama es que no es la primera vez que la familia Liberto enfrenta la desaparición de un ser querido. En 2011, otro miembro de la familia, Rosa María, también desapareció, y fue solo después de nueve años de búsqueda que su cuerpo fue hallado. “Tuvimos que pasar casi una década buscando a mi hermana. La encontraron dentro de un pozo. Esa experiencia fue devastadora. Ahora, con Patricia, es como revivirlo todo”, explica Arturo, entre lágrimas. La historia de Rosa María persiste en la memoria de la familia, marcando la pesadilla de perder a un ser querido sin respuestas.

El fatídico 15 de octubre de 2024, se descubrieron restos óseos en el mismo lugar donde Rosa María Liberto Salcedo trabajó más de una década antes. El hallazgo ocurrió cuando se realizaban remodelaciones en la panadería donde ella estuvo empleada. Durante las excavaciones, los obreros encontraron prendas de vestir que la familia identificó rápidamente: una blusa, unas sandalias y una prótesis dental. La policía fue alertada de inmediato, y un informe de antropología forense confirmó que los restos hallados pertenecían a una mujer de 38 años, fallecida hace más de diez años, lo que coincidía con la desaparición de Rosa.

Rosa, madre de dos hijos,
Rosa, madre de dos hijos, desapareció tras salir rumbo a su trabajo en Comas. (Composición: Infobae / capturas de pantalla)

Rosa había desaparecido el 26 de septiembre de 2011, cuando salió de su casa en Comas rumbo al trabajo. En ese entonces, su hija Elizabeth Vásquez, de 16 años, y otros familiares comenzaron a buscarla, pero la respuesta inicial de las autoridades fue que, al ser adulta, probablemente Rosa había salido por su propia voluntad y regresaría en poco tiempo. “Nos dijeron que no podíamos denunciar su desaparición porque era mayor de edad”, relató Elizabeth.

La principal sospecha de la familia recayó en Alfiere Yovani Juárez Ventura, la pareja de Rosa en ese entonces. La relación entre ambos era conflictiva, con episodios de celos y agresiones físicas. Tras la desaparición de Rosa, la familia intentó contactar a Juárez, quien había sido visto por última vez con ella. Sin embargo, él abandonó Lima tras ser citado por la policía y desapareció sin dejar rastro.

Durante remodelaciones en la panadería
Durante remodelaciones en la panadería donde Rosa trabajó, se encontraron restos humanos y prendas reconocidas por su familia. (Capturas de pantalla)

La desesperación y la búsqueda continúan

Aunque la familia Liberto no pierde la esperanza, la búsqueda de Patricia se torna cada vez más desesperada. Durante días, se ha intentado buscar a la mujer en las zonas más inaccesibles. Se han colocado afiches con su imagen en puntos claves como Chancay y Huacho, esperando que alguien la reconozca.

Isaac, su esposo, propuso una nueva estrategia: la búsqueda con perros entrenados para rastrear desaparecidos. “Quizás un perro de la policía canina podría ayudarnos, no sé, pero es una opción que quiero intentar”, señala, con la esperanza de encontrar un nuevo camino hacia su esposa.

El dolor se mezcla con la necesidad de encontrar respuestas. La familia vive en un constante estado de incertidumbre, sin poder cerrar el duelo. Para ellos, cualquier pequeño signo podría significar una pista que los acerque a Patricia, a quien consideran aún viva. Mientras tanto, los días siguen pasando, las búsquedas se intensifican, y la angustia no hace más que aumentar. “Una señal, por favor. Solo una señal”, es el último deseo que piden, con la esperanza de que, de alguna manera, Patricia regrese a casa.