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La noche del viernes 21 de febrero, colapsó el techo del patio de comidas del centro comercial Real Plaza de Trujillo, ubicado en la región La Libertad. La estructura se desplomó repentinamente mientras decenas de personas disfrutaban de una tarde tranquila en el lugar, incluyendo familias con niños pequeños que jugaban en la zona infantil.
Poco después del desastre, las autoridades locales informaron que había al menos ocho personas fallecidas. Sin embargo, a medida que avanzaron las horas y la confusión sobre el manejo de la emergencia aumentó, esa cifra fue revisada.
En una nueva declaración ofrecida por el gerente regional de Salud de La Libertad, Aníbal Morillo, se anunció que la cifra final de fallecidos ascendía a seis, no ocho como se había reportado desde la Comandancia Departamental de los Bomberos de La Libertad.
Las cinco primeras víctimas fueron rescatadas de debajo de los escombros, y una sexta persona falleció horas después en el hospital Belén de Trujillo. La confusión sobre el número exacto de muertos no solo sembró incertidumbre, sino que también desató un sentimiento de frustración generalizado.
Este incidente evidenció una falta de coordinación entre las diferentes entidades responsables de la información, algo que en un momento tan delicado resultó en una falta de seriedad.
La cifra de heridos no sufrió variación y en total fueron 81 las personas que resultaron afectadas. De estas, 42 ya fueron dadas de alta, mientras que 39 permanecen hospitalizadas, tres de ellas en estado crítico.
Con estas cifras, el Instituto de Defensa Civil de Perú (Indeci) decidió concluir las labores de búsqueda de víctimas entre los escombros de la cúpula del centro comercial Real Plaza Trujillo. Las autoridades descartaron que haya más cuerpos entre los escombros.
“Todos los espacios en los que se presumía que se podía encontrar cuerpos ya han sido revisados, estudiados al 100 %, pero las operaciones aún continúan porque hay que recoger material, hay que desplazar, hay que hacer los informes de cierre de operaciones”, indicó el subgerente de Defensa Civil en La Libertad, Wilfredo Agustín.
A pesar de las dificultades, las brigadas de rescate, que incluyen a los bomberos y el Grupo de Búsqueda y Rescate Urbano (USAR) de la Marina de Guerra del Perú, trabajaron sin descanso desde la noche del viernes 21.
Sus esfuerzos se concentran en retirar los escombros cuidadosamente, sin comprometer la seguridad de los rescatistas. Sin embargo, el proceso fue lento, ya que la estructura dañada presentaba un peligro para quienes se encontraban en la zona.

Pronunciamiento de Real Plaza
Mientras se desarrollaban las labores de rescate, el centro comercial cerró todos sus locales a nivel nacional durante el sábado 22 de febrero en señal de duelo. La vocera de Real Plaza, Garlet Rodríguez, explicó que se están coordinando esfuerzos con las autoridades locales para brindar apoyo a las víctimas, aunque se generaron dudas sobre si el centro comercial cumplió con todas las normativas de seguridad y mantenimiento estructural, algo que todavía está siendo investigado.
Afuera del centro comercial, las protestas de las víctimas y sus familiares se hicieron sentir, exigiendo justicia y respuestas claras sobre lo ocurrido. Algunas de las personas afectadas claman por una sanción severa para los responsables, mientras que otras piden una revisión a fondo de las condiciones de seguridad en otros centros comerciales del país.

La falta de claridad en las cifras y las declaraciones contradictorias durante los primeros momentos tras la tragedia dejaron a la población con más preguntas que respuestas. La angustia de las familias se ve amplificada por la desinformación, mientras que las autoridades continúan con su labor de rescate y de esclarecimiento de los hechos.