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Cinco de la mañana. Pocos autos por la Costa Verde. De pronto, ingresa un camión, feliz de no encontrar tráfico. Acelera. No le importa que no está autorizado a utilizar esa vía. El sabe que va a llegar más rápido a su destino y que la probabilidad de recibir una papeleta es baja, y de pagarla aún más. De pronto, aparece un puente en el camino. El conductor sabe que el camión pasará con las justas por debajo. Pero antes del puente, la municipalidad ha construido un arco de metal como una suerte de freno de emergencia para conductores despistados. Ese arco está fuertemente anclado a la pista con enormes pernos, si un camión va despacio debería detenerlo y evitar que se dañe el puente peatonal. Pero, no detendrá a un camión a alta velocidad. A alta velocidad, las lecciones de física del colegio sobre la segunda ley de Newton se repetirán una y otra vez. El camión a alta velocidad levanta el arco como si los pernos no existieran y a pesar del golpe contra el puente, la enorme masa a velocidad pasa dejando su marca en el borde del puente.
Esto no ocurre una vez a las quinientas, ocurre con demasiada frecuencia y el efecto final podría ser mucho más que fierros retorcidos, un tráfico infernal o miles de personas que en temporada de playa no pueden utilizar el puente peatonal que los lleva con aparente seguridad a su playa favorita. Podría ocasionar la muerte de otros conductores que golpeen la estructura retorcida, o podrían fallecer los que estén cruzando el puente si este se viene abajo.
¿Podemos pensar en una solución diferente a este problema recurrente? Que tal si las cámaras instaladas son capaces no sólo de captar el video para que luego el infractor salga en todos los noticieros, sino que dichas cámaras sean capaces de alertar a las autoridades (policía o serenazgo) con suficiente tiempo como para detener al potencial infractor que pretende usar una vía para la que no está autorizado. Que tal si se le alerta no sólo con una barrera física al conductor que va a impactar contra el puente, sino que se encienden reflectores en la base del puente para que frene y no impacte.
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En gestión de riesgos, el objetivo fundamental es evitar siniestros y muchas veces para ello se requiere tener mecanismos redundantes para evitar los siniestros. No una única barrera sino múltiples avisos en las vías colindantes donde haya tráfico de camiones, señalando que está prohibida la circulación por el Circuito de Playas. No sólo esos avisos, sino otros en el mismo circuito. La barrera de contención, las luces, todo lo que haga falta para evitar el costoso siniestro. Por supuesto, la infracción debe castigar donde más duele, al dueño del vehículo. El costo que impone su imprudencia a todo el resto de la ciudad es demasiado alto para no hacer algo más.
No podemos seguir esperando a que ocurra otro accidente para actuar. La gestión de riesgos no es solo reacción, sino planificación. Es momento de que las autoridades de tránsito implementen un enfoque estratégico y preventivo, combinando tecnología, infraestructura y sanciones efectivas. Solo así podremos evitar que el próximo camión que ignore las reglas y termine dejando una marca más profunda que un simple golpe en el puente.
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