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En América Latina, el uso de dispositivos móviles es cada vez más frecuente. Pero hay un país que ha superado todos los límites de conexión: Brasil. Sin embargo, ¿cómo se compara con Perú, que no se queda atrás en la lista de países donde sus ciudadanos pasan más horas frente a la pantalla del celular? La respuesta es reveladora y va más allá de las horas acumuladas.
Según un estudio de la agencia We Are Social, los brasileños lideran en Sudamérica con un promedio de 9 horas diarias frente a sus dispositivos móviles, lo que supera por mucho a otros países de la región. Perú, por su parte, no se queda atrás. Aunque los peruanos dedican un promedio de 5 horas diarias a sus celulares, este fenómeno refleja una tendencia generalizada en la región: la creciente dependencia digital y el impacto en la vida cotidiana.
Este aumento en el tiempo frente a las pantallas no solo se debe a la disponibilidad de tecnología, sino también a la forma en que los teléfonos móviles se han integrado en la vida social, laboral y educativa, según el estudio.
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En países como Brasil, los dispositivos móviles son herramientas esenciales para la comunicación, el entretenimiento, el trabajo y la educación. La amplia penetración de internet móvil y los precios accesibles de los smartphones contribuyen a que más personas se conecten cada día.
La situación en Perú es similar. Durante la pandemia del Covid-19, el uso del celular experimentó un incremento significativo, ya que fue crucial para el teletrabajo y la educación a distancia. Esta realidad llevó a los peruanos a estar más conectados que nunca, con el teléfono móvil como el principal puente entre las tareas diarias y la conectividad global.
Sin embargo, el tiempo excesivo frente a una pantalla tiene consecuencias para la salud física y mental. La fatiga visual y los dolores musculares son algunas de las molestias más comunes, de acuerdo a los expertos en salud.
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La exposición prolongada a las pantallas también afecta el ciclo de sueño, ya que la luz azul que emiten interfiere con la producción de melatonina, la hormona responsable de regular el descanso. Esta alteración puede desencadenar problemas de insomnio y una calidad de sueño deficiente.
Además, según los expertos, el uso excesivo de dispositivos digitales puede generar estrés y ansiedad. La sensación de estar siempre disponible y conectado, sumada a la presión por responder mensajes o realizar tareas de forma inmediata, aumenta la carga emocional de los usuarios. A largo plazo, estos efectos pueden tener repercusiones en el bienestar general de las personas.
En cuanto a los niños y adolescentes, los efectos del uso excesivo del celular también son preocupantes. Aunque no se ha comprobado que la radiación de los dispositivos móviles cause daño celular, el uso prolongado sí puede afectar el desarrollo cognitivo. Los menores que pasan mucho tiempo frente a la pantalla presentan dificultades para concentrarse y aprender, ya que reciben estímulos que no favorecen su crecimiento intelectual.
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Para contrarrestar estos efectos, tanto Android como iOS tienen herramientas que permiten a los usuarios monitorear su tiempo frente a la pantalla.
Los usuarios de Android pueden acceder a la sección de Bienestar Digital, donde pueden consultar no solo el tiempo total de uso, sino también el detalle de las aplicaciones más utilizadas, el número de desbloqueos y las notificaciones recibidas. De manera similar, los dispositivos iPhone cuentan con la opción Tiempo de Uso, que ofrece estadísticas detalladas y permite establecer límites de uso para cada aplicación, promoviendo un consumo responsable.
Estas herramientas son especialmente útiles para quienes desean tomar conciencia de su tiempo digital y mejorar sus hábitos. Establecer límites de uso o configurar notificaciones de alerta es una forma práctica de reducir el tiempo innecesario en el celular y equilibrar las actividades diarias.
En definitiva, la creciente dependencia de los celulares en países como Brasil y Perú refleja un cambio profundo en los hábitos sociales y laborales de la región. Aunque la conectividad digital sigue siendo una herramienta fundamental, es esencial reflexionar sobre cómo esta tendencia impacta nuestra salud y bienestar, tanto en el plano físico como mental.