Recientemente, la Organización Panamericana de la Salud emitió una alerta epidemiológica por el aumento del riesgo de brotes de dengue en la región. Brasil, Colombia, Costa Rica, Guatemala, México y Perú, serían los países donde se ha identificado la reaparición de un tipo de dengue, que no circulaba en la última década. Esto, sumado a las altas temperaturas y la acumulación de agua en recipientes, debido a la falta de acceso continuo de agua potable, incrementa la probabilidad de experimentar casos de dengue.
En nuestro país, en el mes de enero, se registraron 9,891 casos, de acuerdo con el Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades (CDC). Este resultado sería el segundo más elevado en la última década, después del registrado en el mes de enero del año pasado (12,215). A nivel departamental, se tiene que San Martín, Loreto y Piura registran los mayores casos, con 3,744, 2,323 y 900, respectivamente.
Uno se pregunta, ¿se cuentan con presupuestos para la prevención de este tipo de enfermedades? En 2024, se asignaron S/ 429 millones a los gobiernos regionales para fortalecer la lucha contra las enfermedades metaxénicas y zoonosis, entre ellas el dengue, de los cuales se ejecutó casi el 100%, según cifras del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). En 2023, se asignaron 325 millones, y se ejecutó el 99%. En 2022, se asignaron 264 millones, y se ejecutó el 97.6%. Es decir, pese al nivel de ejecución los casos persisten.
Los montos son ejecutados en intervenciones específicas. Van desde intervenciones específicas en viviendas situadas en zonas de alto y muy alto riesgo, consideradas focos críticos de propagación; también hacia el diagnóstico y tratamiento de estas enfermedades; al monitoreo, supervisión y control de la situación epidemiológica; y a la promoción de prácticas saludables para prevenir estas enfermedades. Acciones que uno podría saludar, pero que no estarían controlando la propagación del dengue como se esperaría.
Un factor determinante en la proliferación de la enfermedad son las malas condiciones de agua y desagüe. Tomando como referencia datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) a 2023, el 91% de los hogares a nivel nacional tenían acceso al servicio de agua por red pública; pero, la continuidad del suministro se limitó a un promedio de 17.4 horas diarias. Haciendo una correlación entre la tasa de incidencia acumulada (TIA) de dengue por cada 100,000 habitantes y el promedio de horas diarias de provisión de agua, se evidencia que, a menor continuidad de acceso al recurso, mayor número de casos. Así, La Libertad, Ica, Piura, Loreto y Tumbes registran un suministro promedio inferior a 10 horas diarias, lo que coincide con su presencia entre los diez departamentos con las TIA más altas.
Ahora nos preguntamos, ¿cuál es el nivel de ejecución de los presupuestos asignados a obras en materia de saneamiento? En 2024, se contaba con un presupuesto de S/ 6,352 millones, de los cuales se ejecutó el 73% del total, según cifras del MEF. Las municipalidades fueron las que evidenciaron los menores niveles de ejecución, con apenas el 65%. Las de los departamentos de La Libertad, Ica, Piura, Loreto y Tumbes, ejecutaron el 55.3%, 59.7%, 58.5%, 52.2% y 59.2%, respectivamente.
No actuar de manera preventiva nos puede costar mucho. En el caso específico del dengue, nos cuesta vidas. Según el Centro Nacional de Epidemiologia, Prevención y Control de Enfermedades, 262 defunciones en 2024. La brecha de infraestructura en saneamiento que mantiene nuestro país repercute no solo en el abastecimiento continuo del recurso, sino también en la salud y la vida de la población. El hacedor de política debe ser consciente de esto y ejecutar oportunamente obras. No hacerlo, nos expone no solo al deterioro de la calidad de vida, sino también a una epidemia que devele, una vez más, las deficiencias de nuestro sistema de salud.