Petroperú demanda militarización del Tramo II del Oleoducto Norperuano tras nuevo atentado en menos de 5 días

Un nuevo incidente ha puesto en jaque la infraestructura del Oleoducto Norperuano (ONP), uno de los activos más importantes para el abastecimiento energético del Perú. Según informó Petroperú, en las primeras horas del miércoles 12 de febrero de 2025 se detectaron trazas de hidrocarburo en la quebrada Putuchip, ubicada en el kilómetro 385+727 del Tramo II del oleoducto, en el distrito de Nieva, provincia de Condorcanqui, región Amazonas. Este hecho, que se suma a otro ataque ocurrido menos de una semana antes, ha encendido las alarmas entre las autoridades y las comunidades locales.

Como todo Activo Crítico Nacional (ACN), al igual que el Aeropuerto Jorge Chávez o la Hidroeléctrica del Mantaro, la tutela de la infraestructura corresponde al titular de su operacion en un primero término, pero de ser rebasadas sus capacidades debe recurrirse a la PNP y las FFAA; en su defecto, a la ayuda internacional (decreto supremo 007-2019-DE).)

De acuerdo con la información proporcionada por Petroperú, el hallazgo de excavaciones recientes en la zona afectada sugiere que se trataría de un acto deliberado perpetrado por terceros. Ante esta situación, la empresa estatal activó de inmediato su plan de contingencia, movilizando personal especializado para instalar barreras de contención y ejecutar acciones de primera respuesta con el objetivo de mitigar el impacto ambiental. Además, se han iniciado acciones legales y coordinaciones con la Policía Nacional del Perú (PNP) y el Ministerio Público para identificar y judicializar a los responsables.

Este nuevo atentado no es un hecho aislado. Según los registros de Petroperú, entre enero de 2023 y marzo de 2024 se contabilizaron al menos 11 ataques similares en el Tramo II del ONP. Este tramo, que permanece fuera de operación desde el 12 de julio de 2024 debido a los bajos inventarios de crudo en la Estación 5, ha sido un blanco constante de actos vandálicos que no solo afectan la infraestructura, sino también a las comunidades cercanas y al medio ambiente. Los ataques, usualmente, incluyen amoladoras, y terminan impactando sobre los estados financieros de la compañía.

Anteriormente, ya se han desbaratado diversas organizaciones criminales que se dedicaban a averiar el oleoducto para luego ofrecer sus servicios en los trabajos de remediación. Incluían a indígenas de las comunidades en la zona de influencia y personal del propio Petroperú.

El alcalde provincial de Condorcanqui, Hermógenes Lozano Trigoso, confirmó a Infobae Perú que este nuevo derrame de petróleo ocurrió en la comunidad nativa Chinchipe, a pocos minutos de la comunidad nativa Putuyakat, en el distrito de Nieva. Lozano Trigoso expresó su preocupación por la frecuencia de estos incidentes, señalando que no solo perjudican al Estado, sino también a las comunidades locales y a quienes cometen estos actos. Según el alcalde, el primer derrame registrado la semana pasada habría sido causado intencionalmente mediante la perforación del oleoducto, mientras que las causas del segundo aún están bajo investigación.

Ante la gravedad de los hechos, Petroperú ha solicitado a las autoridades nacionales que adopten medidas urgentes para proteger esta infraestructura crítica. La empresa estatal subrayó la importancia del ONP para garantizar el abastecimiento energético del país y reafirmó su compromiso con la protección del medio ambiente y la seguridad de las comunidades vecinas. Asimismo, aseguró que continuará informando de manera oportuna sobre los avances en las labores de mitigación y las investigaciones en curso.

Por su parte, el alcalde Lozano Trigoso hizo un llamado a las comunidades locales para que faciliten el acceso del personal de Petroperú a las zonas afectadas, permitiendo así una intervención rápida y efectiva. “La población debe dar facilidades para que Petroperú pueda entrar a actuar inmediatamente y no suspender el ingreso de ellos, ya que de esa manera más nos afectamos nosotros en realidad”, enfatizó la autoridad local.

El impacto de estos atentados no se limita a los daños materiales en el oleoducto. Los derrames de petróleo representan una amenaza significativa para los ecosistemas de la región Amazonas, afectando la calidad del agua y la biodiversidad en áreas sensibles como la quebrada Putuchip. Además, las comunidades nativas que habitan en las cercanías del ONP enfrentan riesgos directos para su salud y su calidad de vida debido a la contaminación.

La reiteración de estos ataques también genera tensiones sociales y económicas, ya que dificulta las operaciones de Petroperú y pone en riesgo el suministro energético del país. La empresa estatal ha insistido en la necesidad de fortalecer la seguridad en torno al oleoducto y de implementar estrategias que prevengan futuros atentados.