Entre las actividades favoritas de los peruanos durante el verano, destacan la visita a las playas y el uso de piscinas públicas. Respecto a esto último, hay un tipo de intoxicación que puede poner en riesgo la salud de niños y adultos al sumergirse en estos espacios acuáticos colectivos.
Los vapores tóxicos pueden generarse en las piscinas al mezclar productos de limpieza de manera inadecuada. Uno de los compuestos más comunes es la cloramina, que se forma cuando el cloro entra en contacto con sustancias que contienen amonio o urea. Dependiendo de la concentración y el tiempo de exposición, los efectos pueden variar desde irritación leve hasta problemas respiratorios graves.
Joel Llerena, médico de urgencias de la Clínica Anglo Americana, explica que la intoxicación por vapores químicos ocurre principalmente por inhalación, aunque también puede producirse por contacto con la piel o ingestión accidental. “Lo más común es la exposición a gases irritantes cuando se mezclan productos de limpieza en espacios cerrados”, menciona el especialista.
Las piscinas pueden ser una fuente de intoxicación si los productos desinfectantes no se manejan correctamente. “Si la piscina no tiene las concentraciones adecuadas de cloro y el pH correcto, pueden formarse sustancias tóxicas que afectan a los usuarios”, advierte Llerena.
Síntomas de intoxicación por inhalar químicos
La intoxicación por inhalación de productos químicos en las piscinas puede generar diversos síntomas, dependiendo de la sustancia involucrada. Los más comunes incluyen irritación ocular, garganta seca, tos persistente y dificultad para respirar. También pueden presentarse dolor de cabeza, mareos, náuseas y sensación de opresión en el pecho.
Ante estos síntomas, actuar rápidamente es clave. Lo primero es alejarse de la zona afectada y, si hubo contacto directo, lavar la piel y los ojos con abundante agua. También se recomienda retirar la ropa contaminada y ventilar el área. Si los síntomas persisten o se agravan, se debe buscar atención médica de inmediato. En los servicios de emergencia, el tratamiento varía según la gravedad del caso, desde nebulizaciones con salbutamol hasta ventilación mecánica en situaciones severas.
Cabe destacar que, en casos graves, la intoxicación por inhalación de químicos puede derivar en broncoespasmos o incluso en edema pulmonar, ambas son condiciones que requieren atención médica urgente. Además, si la intoxicación se agrava también se puede producir la pérdida de conciencia.
Por un lado, los broncoespasmos son contracciones involuntarias y anormales de los músculos que rodean las vías respiratorias en los pulmones. Estas contracciones estrechan las vías respiratorias, dificultando el paso del aire y causando síntomas como sibilancias, tos, dificultad para respirar y opresión en el pecho. Los broncoespasmos suelen ser causados no solo por inhalación de productos químicos sino también por enfermedades como el asma, la bronquitis o la exposición a irritantes ambientales como el humo y el polvo. En situaciones graves, pueden interferir con la respiración normal y requieren tratamiento médico inmediato.
Por otro lado, el edema pulmonar es una acumulación anormal de líquido en los pulmones, que impide el intercambio adecuado de oxígeno y dióxido de carbono. Este líquido se acumula en los alvéolos, las pequeñas bolsas de aire en los pulmones, lo que provoca dificultad para respirar, sensación de ahogo, tos con esputo espumoso y, en casos severos, una respiración rápida y superficial. Además de la exposición a sustancias tóxicas, las causas más comunes de edema pulmonar son la insuficiencia cardíaca, las infecciones pulmonares y los traumatismos en el pecho.
Cómo prevenir la intoxicación por inhalar químicos
Para prevenir intoxicaciones por inhalación de químicos, el Dr. Llerena recomienda no mezclar productos de limpieza, asegurarse de que las piscinas cumplan con las normas de desinfección y supervisar a los niños en piscinas para evitar la ingesta accidental de agua.
Aunque los casos de intoxicación por inhalación de químicos no son frecuentes, pueden tener consecuencias graves si no se toman las precauciones adecuadas. Un manejo responsable y una respuesta rápida ante los primeros síntomas pueden marcar la diferencia.