En abril de 1988, la llegada de Indochina al Perú se convirtió en un acontecimiento que desató la euforia de miles de jóvenes fanáticos del rock en francés. La banda, liderada por Nicola Sirkis, aterrizó en Lima cuando su popularidad alcanzaba el punto más alto gracias a éxitos como “Canary Bay” y “Troisième sexe”.
En un contexto marcado por la convulsión social y política, su música trajo un soplo de aire fresco y esperanza. Lo que comenzó como dos conciertos programados en el Coliseo Amauta, terminó extendiéndose a cuatro funciones, reuniendo a más de 50 mil personas en un espectáculo que redefinió el panorama musical peruano.
Un fenómeno inesperado en Sudamérica
El éxito de Indochina en el Perú fue un caso atípico en Sudamérica. Mientras que en otros países del continente la banda tenía un público más reducido, en Lima sus canciones se escuchaban con frecuencia en las principales emisoras.
Temas como “L’Aventurier” y “3e sexe” resonaban en la radio, capturando la atención de una generación que encontraba en su sonido una forma de rebelión y expresión. Este fenómeno no pasó desapercibido para los promotores locales, quienes vieron una oportunidad única y gestionaron directamente desde París la llegada de la banda.
Nicola Sirkis, junto a Stephane Sirkis, Dominique Nicolas y Dimitri Bodianski, quedaron sorprendidos por la devoción de sus fans peruanos. No era común para ellos recibir tal recepción fuera de Europa. Desde su arribo al aeropuerto Jorge Chávez, fueron recibidos con una mezcla de entusiasmo y admiración que se repitió en cada aparición pública.
Cuatro noches de música
Entre el 29 de abril y el 7 de mayo de 1988, el Coliseo Amauta de Lima se convirtió en el epicentro de una auténtica explosión musical. Indochine, la emblemática banda francesa de new wave, ofreció cuatro conciertos memorables que congregaron a más de 50 mil asistentes.
Cada noche, el recinto vibró al ritmo de los acordes que definieron una era. El público, impaciente y eufórico, llenaba cada rincón del coliseo, creando una atmósfera cargada de expectativa. Aunque Indochine ya gozaba de popularidad en Francia y Canadá, su decisión de incluir al Perú en su gira sorprendió incluso a la propia banda.
Cuando Nicola Sirkis y sus compañeros subieron al escenario, el estallido de aplausos fue ensordecedor. Jóvenes peruanos, en busca de un respiro ante la agitación social de la época, se entregaron por completo a la música.
Las canciones, con su fusión de melodías new wave y post-punk, se convirtieron en himnos coreados con una pasión desbordante. Fue más que un concierto: fue un encuentro inolvidable entre dos mundos unidos por la música.
La aventura peruana
Pero la experiencia de Indochina en el Perú no se limitó a los escenarios. La banda aprovechó su estadía para conocer más del país. Visitaron Cusco, donde quedaron fascinados por la majestuosidad de Machu Picchu y la riqueza cultural de la ciudad imperial.
En Iquitos, se adentraron en la Amazonía, descubriendo un mundo completamente distinto al que conocían. Estas vivencias se convirtieron en recuerdos imborrables para los integrantes, quienes expresaron en varias entrevistas el impacto que tuvo el Perú en sus vidas.
No se olvidan del Perú
A pesar del paso de los años, la conexión entre Indochina y el público peruano sigue intacta. Nicola Sirkis ha mencionado en diversas ocasiones el carácter especial de aquella gira. “La relación que tenemos con el Perú es surrealista. No pasa un día sin que recuerde lo que vivimos en 1988. Está siempre en mi mente”, declaró en una entrevista un medio de su país.
El fervor de sus seguidores peruanos no disminuyó con el tiempo. Las redes sociales y los grupos de fanáticos mantienen viva la esperanza de un regreso. Para muchos, Indochina representa algo más que una banda de rock; simboliza una época, un sentimiento colectivo que une a distintas generaciones.
Siguen en actividad
Indochina ha sabido reinventarse a lo largo de los años. Hoy, con más de cuatro décadas de trayectoria, continúan activos y explorando nuevos sonidos. En 2020, en medio de la pandemia, lanzaron el sencillo “Nos célébrations”, que reflejó su capacidad de adaptación sin perder su esencia. Además, presentaron la recopilación “Indochine. Single Collection (2001-2021)”, que celebra dos décadas de éxitos.
En 2021, realizaron un concierto experimental en París ante cinco mil personas, con el objetivo de evaluar la seguridad de los eventos masivos en plena crisis sanitaria. Este show no solo demostró su compromiso con la música en vivo, sino también con la ciencia y la salud pública.
La historia de Indochina en el Perú es un capítulo especial tanto para la banda como para sus admiradores. Un encuentro que superó las barreras del idioma y la distancia, y que sigue resonando en la memoria colectiva de quienes vivieron esos inolvidables conciertos en el Coliseo Amauta y que muchos fanáticos todavía esperan que se repitan pronto.