El Salvador propuso una solución drástica para los problemas carcelarios de Estados Unidos: aceptar en su megacárcel a criminales de cualquier país, incluidos aquellos que cometen delitos violentos, a cambio de una tarifa relativamente baja. Este reciente planteamiento del presidente Nayib Bukele al secretario norteamericano, Marco Rubio, abre la puerta para que potencialmente los delincuentes inmigrantes peruanos sean deportados al país centroamericano.
En un mensaje publicado en su cuenta de X (antes Twitter), Bukele explicó que El Salvador estaba dispuesto a recibir “criminales convictos”, incluyendo a ciudadanos estadounidenses, en su Centro de Confinamiento del Terrorismo, mejor conocido como Cecot.
Este centro carcelario, considerado una de las prisiones más grandes y modernas de América Latina, alberga actualmente a miles de miembros de las principales pandillas locales. La oferta de Bukele a EE. UU. es parte de un acuerdo que podría incluir a criminales de diferentes nacionalidades, entre ellos peruanos, que hayan sido detenidos en el país norteamericano.
Según el comunicado emitido por el Departamento de Estado de EE. UU., el gobierno de El Salvador accedió a “recibir de regreso a todos los pandilleros salvadoreños de la MS-13″ detenidos en ese país, además de “inmigrantes ilegales violentos” de cualquier país, incluidos los miembros del Tren de Aragua.
La propuesta también contempla la posibilidad de albergar en las cárceles salvadoreñas a criminales estadounidenses peligrosos, una oferta que ha sido calificada como “extraordinaria” por las autoridades gringas.
El Cecot, inaugurado en 2023, fue diseñado para albergar a hasta 40 mil reos, aunque actualmente alberga a unos 15 mil. El complejo está situado en una zona rural de El Salvador, en Tecoluca, a aproximadamente 74 kilómetros al sureste de la capital.
Esta megacárcel está custodiada por un destacamento de más de 600 efectivos de las Fuerzas Armadas y 250 de la Policía Nacional Civil, lo que garantiza una seguridad reforzada para contener a los internos más peligrosos.
El centro penitenciario fue diseñado para operar sin áreas de esparcimiento, visitas o espacios comunes, lo que lo convierte en una instalación de máxima seguridad. Cada celda es pequeña, con dimensiones de aproximadamente 7,40 x 12,30 metros y sin muebles o comodidades adicionales más allá de una cama metálica.
Los prisioneros permanecen casi todo el día encerrados, con solo 30 minutos diarios para hacer ejercicio o realizar otras actividades básicas. Esta estricta rutina forma parte de la estrategia del presidente Bukele para combatir la violencia pandillera en El Salvador.
Rubio, quien acompañó al presidente salvadoreño, resaltó que esta “es una de las ofertas más extraordinarias que ningún país haya hecho jamás” y agregó que este tipo de cooperación podría ayudar a fortalecer la relación entre ambos países en términos de seguridad.
El presidente de El Salvador también dejó claro que la tarifa por el servicio de recepción de prisioneros sería “relativamente baja para EE. UU., pero significativa para nosotros”, y que esta medida ayudaría a sustentar el sistema penitenciario en su país.
Aunque el costo exacto no ha sido definido, esta es una de las claves para hacer sostenible un sistema que ha estado bajo presión debido al aumento de la población carcelaria local.
Desde el punto de vista de la migración, la propuesta de Bukele podría tener implicancias para los inmigrantes ilegales peruanos que se encuentren detenidos en Estados Unidos por delitos graves.
Aunque no se menciona específicamente a peruanos en el comunicado oficial de Estados Unidos, la inclusión de “criminales de cualquier país” abre la posibilidad de que inmigrantes connacionales involucrados en actividades delictivas puedan ser enviados a El Salvador. Esto podría tener un impacto significativo en la forma en que se maneja la deportación de inmigrantes con antecedentes criminales en Estados Unidos.
La propuesta de Bukele ha sido recibida con entusiasmo por algunos sectores, incluido el multimillonario Elon Musk, quien calificó la medida como una “gran idea” en un comentario a través de la red social X.
Sin embargo, también ha generado preocupaciones en cuanto al respeto a los derechos humanos y las condiciones de encarcelamiento en El Salvador. Organizaciones como la ONU ya cuestionaron el tratamiento de los prisioneros bajo las políticas de Bukele, especialmente en lo que respecta a la restricción de derechos fundamentales durante el estado de excepción declarado en 2022.
La posibilidad de que inmigrantes criminales peruanos sean deportados a El Salvador como parte de este acuerdo entre EE. UU. y El Salvador sigue siendo incierta, pero la propuesta pone de manifiesto un enfoque innovador para abordar la sobrecarga carcelaria en Estados Unidos.