La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) es una institución federal independiente creada en 1961 durante la administración del presidente John F. Kennedy. Su propósito es coordinar las iniciativas de desarrollo internacional del gobierno estadounidense, con la meta de reducir la pobreza, fortalecer las instituciones democráticas, atender crisis humanitarias y promover el progreso económico y social en diversas regiones del mundo. Aunque depende del financiamiento del gobierno de Estados Unidos, se asemeja en ciertos aspectos a una organización no gubernamental por su enfoque operativo en terreno.
USAID trabaja en múltiples áreas, incluyendo salud global, educación, cambio climático, seguridad alimentaria, igualdad de género y derechos humanos. También desempeña un papel importante en la respuesta a desastres naturales y conflictos, entregando asistencia humanitaria a comunidades afectadas. Sus esfuerzos abarcan más de 100 países, con una marcada presencia en regiones como América Latina, África Subsahariana, Asia y Medio Oriente.
En América Latina, sus proyectos han abarcado desarrollo agrícola, combate al narcotráfico, fortalecimiento del sistema judicial, programas educativos y construcción de infraestructura. Por ejemplo, en Colombia, USAID ha sido un actor clave en iniciativas relacionadas con el desarrollo rural y la erradicación de cultivos ilícitos.
La agencia ha obtenido reconocimiento por intervenciones como la lucha contra enfermedades infecciosas (incluyendo el VIH/Sida), la promoción de la educación en regiones vulnerables, y la asistencia humanitaria en desastres como el terremoto en Haití en 2010. Sin embargo, también es objeto de críticas, tanto internas como externas, respecto a su papel en la política exterior de Estados Unidos. Entre los puntos controvertidos destacan las acusaciones de que algunos de sus programas han servido a intereses geopolíticos de Washington bajo el disfraz de proyectos humanitarios.
Críticas y preguntas sobre su independencia
USAID ha enfrentado señalamientos de utilizar la ayuda internacional como un instrumento de influencia. Especialistas académicos han señalado que la agencia, en ciertos contextos, ha promovido reformas políticas y económicas alineadas con los intereses estratégicos de Estados Unidos.
Por ejemplo, durante la Guerra Fría, sus proyectos buscaban contrarrestar la expansión del comunismo, fomentando modelos políticos y económicos pro-occidentales. Asimismo, en la lucha contra el narcotráfico en Colombia y Perú, el desarrollo comunitario promovido por USAID estuvo vinculado con operativos de contrainsurgencia y acciones militares.
Investigaciones también han revelado operaciones controversiales en países con regímenes adversos. Un caso referido fue el programa “ZunZuneo” en Cuba en 2014, que simulaba ser una red social para influir políticamente en su población. Estas acciones han llevado a debates sobre si su misión humanitaria se encuentra condicionada por objetivos políticos.
Contexto actual y desafíos
Bajo la administración de Donald Trump, USAID ha sido objeto de profundas críticas. Trump acusó a la agencia de actuar como una ONG global en lugar de velar por los intereses nacionales de Estados Unidos. En 2023, propuso una reestructuración, incluyendo la posibilidad de fusionarla con el Departamento de Estado. Además, emitió órdenes para congelar parte significativa de la ayuda exterior, paralizando proyectos en todo el mundo. Este enfoque forma parte de su política de “América Primero”, que busca redirigir los recursos a intereses prioritarios de la nación.
La situación ha causado tensiones tanto dentro del Congreso como entre empleados y contratistas de la agencia. Algunos grupos políticos han argumentado que desmantelar USAID requeriría la aprobación del poder legislativo debido a su rol estratégico en la diplomacia internacional. Ante esta incertidumbre, algunos de sus aliados clave han manifestado preocupación por el impacto que tendría el cierre o reducción de sus operaciones, ya que USAID representa el mayor donante mundial en asistencia humanitaria.
Implicaciones globales y regionales
La reestructuración de USAID probablemente afectaría regiones como América Latina, donde sus fondos sostienen programas esenciales en derechos humanos, salud, educación y atención a crisis humanitarias. La reducción abrupta de su presupuesto podría generar un vacío en la ejecución de proyectos clave, lo que, según expertos, tendría consecuencias negativas, no solo para los beneficiarios directos, sino también en términos de estabilidad regional, incrementando fenómenos como la desigualdad y la migración masiva.
Con base en datos disponibles, Estados Unidos destinó 72 mil millones de dólares a asistencia humanitaria en 2023, de los cuales una porción significativa fue canalizada a través de USAID. La incorporación de estos fondos a otras estructuras gubernamentales o su redistribución aún presenta interrogantes sobre su eficiencia y alcance futuro.