Un sismo de gran magnitud en la zona de subducción frente a la costa peruana no solo representa un riesgo por el movimiento telúrico en sí, sino que también podría generar un tsunami con impacto en diversas regiones del litoral, de acuerdo a las advertencias del Instituto Geofísico del Perú (IGP).
La interacción entre la placa de Nazca y la Sudamericana ha sido la causa de eventos sísmicos importantes en la historia del país, algunos de los cuales ya desencadenaron maremotos con consecuencias significativas.
Para que ocurra un tsunami, el epicentro del sismo debe ubicarse bajo el océano y provocar un desplazamiento vertical del lecho marino. Este fenómeno genera una alteración en la columna de agua que puede viajar a grandes velocidades, alcanzando la costa en cuestión de minutos u horas, dependiendo de la distancia del epicentro.
No todos los terremotos originan tsunamis. Factores como la profundidad del sismo, el tipo de falla geológica involucrada y la magnitud del desplazamiento del fondo marino determinan si se generará un maremoto y qué tan significativo será su impacto, aclaran los expertos.
No existe “megaterremoto”
El término “megaterremoto” es empleado por algunas entidades o medios internacionales para referirse a movimientos telúricos superiores a 8,5 grados. Sin embargo, el presidente ejecutivo del Instituto Geofísico del Perú (IGP), Hernando Tavera, consideró que esta denominación no es precisa desde el punto de vista técnico y recomendó el uso del término “sismo de gran magnitud”.
“No hay megaterremotos. Es mejor que se utilice el término sismo de gran magnitud y no esa terminología que no es la correcta. Sismo, temblor y terremoto son lo mismo, pero recién se considera sismo de gran magnitud cuando son a partir de 8,5 o 9″, explicó Tavera en declaraciones pasadas a Infobae Perú.
El especialista también señaló que la magnitud del sismo no siempre está relacionada con la devastación que puede causar, ya que un evento sísmico profundo puede no ser perceptible en la superficie, mientras que un sismo menos intenso pero superficial podría generar daños significativos en una ciudad.
Zonas con mayor exposición
El litoral peruano cuenta con diversas ciudades y poblaciones expuestas a la posibilidad de un tsunami, especialmente aquellas ubicadas en terrenos de baja altitud y con una alta concentración poblacional cerca del mar. Algunas de las zonas de mayor vulnerabilidad incluyen:
- Callao: Debido a su proximidad al océano y la ubicación de infraestructuras clave como el puerto y el aeropuerto.
- Pisco y Paracas: Históricamente afectadas por sismos y tsunamis, cuentan con amplias áreas cercanas al nivel del mar.
- Trujillo y Chimbote: Con una alta densidad poblacional y un desarrollo urbano cercano a la costa.
- Ilo, Moquegua y Tacna: Ciudades del sur del país donde un tsunami podría generar inundaciones en sectores urbanos y afectar el comercio marítimo.
El tiempo de respuesta
El tiempo disponible para evacuar ante un tsunami depende de la distancia del epicentro y la profundidad del sismo. Si el evento ocurre muy cerca del litoral, las olas pueden llegar en menos de 15 minutos, lo que hace crucial la existencia de rutas de evacuación bien establecidas y un sistema de alerta temprana eficiente.
Actualmente, el Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN) y el IGP monitorean la actividad sísmica en tiempo real. Además, el Sistema de Alerta de Tsunamis del Pacífico, con sede en Hawái, emite advertencias internacionales cuando detecta anomalías en el nivel del mar.
Sin embargo, la efectividad de estos sistemas depende en gran parte de la preparación de la población y la rapidez con la que se apliquen los protocolos de evacuación.
Los últimos tsunamis en Perú
Uno de los eventos más relevantes ocurrió en 1868, cuando un sismo de aproximadamente 9 grados frente a la costa sur generó un tsunami que afectó severamente el puerto de Arica, así como diversas localidades de Moquegua y Tacna. Las olas provocadas por este evento también se registraron en Hawái y Japón, evidenciando la magnitud que puede alcanzar un fenómeno de este tipo.
Más recientemente, el terremoto de Pisco en 2007, de 7,9 grados, generó un tsunami de menor intensidad que afectó algunas áreas del litoral. Aunque el impacto no fue comparable al de eventos históricos de mayor magnitud, sirvió como recordatorio de que el riesgo sigue presente en la región.
Preparación y medidas
El Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) enfatiza la importancia de la educación y la preparación para reducir los riesgos asociados a un sismo y un posible tsunami. Sin embargo, los niveles de participación en simulacros de evacuación en el país siguen siendo relativamente bajos.
Para mejorar la capacidad de respuesta, se recomienda que las comunidades costeras tengan:
- Rutas de evacuación claras y bien señalizadas hacia zonas elevadas.
- Planes familiares de emergencia que incluyan puntos de encuentro y estrategias de comunicación.
- Mochilas de emergencia con suministros esenciales para las primeras 72 horas posteriores a un desastre.
Además, las autoridades instaron a reforzar las construcciones en zonas costeras y mejorar la infraestructura de refugios temporales en áreas de alto riesgo.
Sistemas de monitoreo
Perú cuenta con estaciones de monitoreo sísmico y boyas oceánicas para detectar variaciones en el nivel del mar. Sin embargo, en comparación con otros países altamente sísmicos, la cobertura y rapidez de los sistemas de alerta todavía pueden mejorarse.
En eventos como el terremoto de 8,8 grados en Chile en 2010, el tsunami resultante tardó aproximadamente 20 minutos en llegar a algunas zonas costeras. Este margen de tiempo, aunque limitado, permitió a muchas personas evacuar y reducir el número de víctimas.
En cualquier momento
De acuerdo con el IGP, la costa central del Perú ha permanecido en silencio sísmico durante más de 275 años, lo que sugiere una acumulación significativa de energía en la zona de subducción. Si bien no es posible predecir con exactitud cuándo ocurrirá un sismo de gran magnitud, la historia sísmica del país indica que este tipo de eventos forman parte de su dinámica geológica.
Ante esta realidad, la mejor estrategia no es el temor, sino la preparación. La combinación de planes de evacuación efectivos, educación sobre riesgos y sistemas de alerta temprana puede marcar la diferencia en la capacidad de respuesta del país cuando ocurra un sismo importante con riesgo de tsunami.