El 3 de febrero, el Juzgado de Investigación Preparatoria de Puerto Inca de la Corte Superior de Justicia de Ucayali, dictó 18 meses de prisión preventiva contra los 11 implicados en el secuestro y asesinato de Leydi P. G., una menor de 17 años. Entre los detenidos se encuentra una amiga de la víctima, quien proporcionó información sobre la adolescente a la organización criminal ‘Los Carachamas’, en la que también participaba su pareja.
Mayalen Cris Fray Moya, de 18 años, amiga y compañera de estudios de Leydi P. G., fue sentenciada por la jueza Sadith Vela Tananta. Entre lágrimas, salió enmarrocada, negando cualquier responsabilidad en el secuestro de la joven. Junto a ella, fueron sentenciados los demás implicados en el secuestro y asesinato:
- Aarón Espinoza Palomino: Hermano de Kleiber Espinoza Palomino. Planificó el secuestro y participó activamente en la captura de la víctima.
- Kleiber Espinoza Palomino: Novio de Mayalen Fray. Junto con su hermano Aarón, ideó el secuestro basándose en la información falsa proporcionada por su pareja.
- Rodin Brandon Vargas Mateo: Integrante de la organización criminal involucrado en el secuestro.
- Rodrigo Franco Romero Tejada: Participante en el crimen.
- Vicente Aquino Lino: Tío de Delmer Lino Abad y prófugo de la justicia por un asesinato previo en Pucallpa.
- Delmer Lino Abad: Responsable directo del asesinato de Leydi P. G. La golpeó en la cabeza con un palo y enterró su cuerpo.
- Jonathan Jesús Yacila Silva: Titular de la cuenta bancaria donde se depositó parte del dinero del rescate.
- José Jesús Agapito Farro: Contacto que recibió el dinero del rescate y lo entregó a otros miembros de la banda.
- Estefane Milagros Trejo Melgarejo: Conviviente de Miller Mautino Espinoza. Coordinó el cobro del dinero.
- Miller Hermenegildo Mautino Espinoza: Huanuqueño que participó en la logística del cobro del rescate.
La secuestraron, la mataron y extorsionaron a su familia con el pago del rescate
La investigación policial reveló que el secuestro de Leydi P. G. no fue un acto improvisado, sino un crimen meticulosamente planeado por los integrantes de la organización criminal ‘Los Carachamas’. La información clave sobre los movimientos y rutinas de la adolescente fue proporcionada por su propia amiga, Mayalen Cris Fray Moya, quien mantenía una relación con Kleiber Espinoza Palomino.
Mayalen le confió a Kleiber que la familia de su amiga eran agricultores adinerados. Esta información falsa fue suficiente para que los hermanos Espinoza, junto con sus cómplices, idearan el plan. La joven, ajena a las intenciones de su amiga y al engaño, fue contactada cuando se encontraba en Cerro de Pasco. Un desconocido la había llamado por teléfono bajo el pretexto de una cita en Huánuco donde le brindarían una información confidencial. Ella aceptó, se subió a su moto lineal y acudió al lugar, sin imaginarse que una horrenda muerte la esperaba.
El secuestro ocurrió el 6 de enero, y al día siguiente, los secuestradores se contactaron con los padres de Leydi, para anunciar que pedirían un pago por su liberación. Para ello, habían grabado un video donde se le observa a la menor aterrada y atada de manos y pies. “¡Acá tenemos a tu hija! Hoy 7 de enero. Señor, ahí la tenemos. Todo tranquilo y sana. Lo que queremos es el dinero. Muy pronto le estamos poniendo el precio para poder conversar bien. ¿Ya señor?”, se le escucha decir al secuestrador.
Ese mismo día, Leydi fue asesinada por Delmer Lino Abad porque supuestamente ella lo había reconocido. El resultado de la necropsia arrojó que el sujeto la golpeó con un palo en la cabeza en reiteradas ocasiones hasta provocarle la muerte. Tras su asesinato, el cuerpo fue enterrado en un lugar apartado, mientras que los secuestradores, con la colaboración de varios miembros de la organización, continuaron exigiendo el rescate como si Leydi estuviera viva. Fijaron el monto en 500 mil soles, y luego lo redujeron a 300 mil, con un plazo de pago de 24 horas.
Los padres, desesperados por la situación, intentaron cumplir con las demandas de los secuestradores, depositando 500 y luego 200 soles en la cuenta bancaria bajo el control de Jonathan Jesús Yacila Silva, un limeño que vive en La Victoria y que, tras ser interceptado, confesó ante la Policía Nacional (PNP) que habiá recibido la orden de José Jesús Agapito Farro, con domicilio en el distrito limeño de San Juan de Lurigancho.
Tras ser intervenido, Agapito confesó que Estefane Milagros Trejo Melgarejo y Miller Hermenegildo Mautino Espinoza, una pareja que también reside en SJL, estaban a cargo de coordinar la logística del cobro del rescate y que ellos lo habían contactado para dicho trabajo. Una vez arrestado Mautino, este acusó a Kleiber Espinoza y a su pareja, Mayalen Fray, quienes a su vez detallaron cómo se llevó a cabo todo el plan.
Fue así como los apdres de Leydi conocieron que su hija ya no estaba viva y que sus restos habían sido ocultados en las inmediaciones de la comunidad nativa San Juan de Pachitea, en la jurisdicción de Puerto Inca (Huánuco), según fue el testimonio de Aarón Espinoza.
Proceso
A los onces investigados se les atribuye la presunta comisión del delito de extorsión en modalidad de secuestro extorsivo, conforme al artículo 200, inciso 9 del Código Penal. Además, se les imputa la comisión del delito contra la tranquilidad pública en su modalidad de banda criminal, tipificado en el artículo 317-B, en agravio de una menor de 17 años y Sebastián Pastrana Rojas, padre de la adolescente.
Los familiares de la víctima exigen la máxima pena: cadena perpetua para los once involucrados en este atroz crimen. Mientras tanto, los acusados se encuentran recluidos en el centro penitenciario de Pucallpa, donde cumplirán la sentencia preliminar impuesta, a la espera de que se culminen las investigaciones.