Entre las enfermedades más comunes debido a las altas temperaturas, las intoxicaciones alimentarias se encuentra entre las 10 principales debido a que es común que durante el verano se consuman alimentos mal conservados o en mal estado.
Si bien la estación estival trae días soleados y momentos al aire libre, también implica condiciones que aceleran la descomposición de los alimentos y favorecen la actividad de insectos, lo que aumenta el riesgo de intoxicaciones alimentarias. Estas suelen ser causadas por el consumo de alimentos o bebidas contaminadas con bacterias, virus, parásitos o las toxinas que producen.
Según la Dra. Vivian Geller, nutricionista y docente de Nutrición y Dietética de la Universidad San Ignacio de Loyola (USIL), los alimentos más propensos a generar intoxicaciones son aquellos con alto contenido de humedad, como pescados y mariscos, carnes, lácteos, frutas y verduras.
Prevención de intoxicaciones alimentarias
Para evitar estas las intoxicaciones alimentarias, la especialista de la USIL recomienda:
- Mantener una higiene adecuada de manos y utensilios al manipular alimentos.
- Lavar y desinfectar todos los alimentos antes de consumirlos.
- Cocinar los alimentos a temperaturas seguras.
- Conservar los alimentos perecederos en frío.
- Utilizar siempre agua potable.
- Evitar la contaminación cruzada con utensilios distintos para alimentos crudos y cocidos.
Síntomas de la intoxicación alimentaria
Los síntomas de una intoxicación alimentaria pueden variar dependiendo del agente causante, pero los más comunes incluyen:
- Diarrea: es uno de los síntomas más frecuentes y puede ser acuosa o con sangre, dependiendo de la bacteria o virus que haya contaminado el alimento.
- Vómitos: a menudo acompañan a la diarrea, ayudando al cuerpo a eliminar las toxinas o patógenos presentes.
- Dolor abdominal: puede sentirse como cólicos o malestar general en la zona del estómago y los intestinos.
- Náuseas: sensación de malestar y la necesidad de vomitar.
- Fiebre: en algunos casos, el cuerpo responde a la infección elevando la temperatura para combatir los patógenos.
- Fatiga y debilidad: la pérdida de líquidos por la diarrea y los vómitos puede generar una sensación de agotamiento general.
- Deshidratación: a consecuencia de la pérdida excesiva de líquidos, se puede experimentar sequedad en la boca, mareos, disminución de la orina y piel seca.
Si estos síntomas se presentan, es importante mantenerse hidratado y buscar atención médica si la condición persiste o empeora.
¿Qué hacer si ya tienes síntomas de intoxicación alimentaria?
Si presentas síntomas de intoxicación alimentaria, hay que seguir estos pasos para actuar frente a ellas:
- Mantén una hidratación adecuada con bebidas rehidratantes.
- Consume alimentos según la tolerancia, empezando con una dieta blanda.
- Observa la frecuencia de diarreas y vómitos.
- Si los síntomas persisten, acude a un centro de salud cercano.
¿Qué ocurre en los casos más graves de intoxicación alimentaria?
Las intoxicaciones alimentarias, aunque en muchos casos son leves y se resuelven por sí solas, pueden ocasionar complicaciones graves si no se manejan adecuadamente. Algunas de las posibles complicaciones incluyen:
- Deshidratación severa: la pérdida excesiva de líquidos debido a la diarrea y los vómitos puede llevar a una deshidratación profunda, que si no se trata, puede causar insuficiencia renal, shock y daños a otros órganos vitales.
- Síndrome urémico hemolítico: en casos de infecciones por ciertas bacterias como Escherichia coli, las toxinas pueden dañar los glóbulos rojos, lo que lleva a la anemia, insuficiencia renal y daños a otros órganos.
- Sepsis: si las bacterias o toxinas logran ingresar al torrente sanguíneo, puede desarrollarse una sepsis, que es una infección generalizada que pone en peligro la vida y requiere atención médica urgente.
- Parálisis: algunas infecciones alimentarias causadas por Clostridium botulinum (que produce la toxina botulínica) pueden provocar parálisis muscular, afectando la respiración y otras funciones vitales.
- Insuficiencia hepática o renal: en casos graves, las toxinas pueden afectar los riñones o el hígado, provocando insuficiencia en estos órganos, lo que requiere tratamiento médico especializado.
- Complicaciones en personas vulnerables: los niños pequeños, personas mayores y aquellos con sistemas inmunitarios debilitados son más propensos a sufrir complicaciones graves debido a la intoxicación alimentaria, como infecciones más severas y la dificultad para combatir la deshidratación.
Es crucial buscar atención médica si los síntomas persisten o se intensifican, especialmente si se presenta fiebre alta, sangre en las heces, deshidratación grave o señales de shock.