Pedro Infante: el gesto de humildad que dio el Rey de la Canción Mexicana en su única visita a Lima

El ícono de la música azteca, dejó una huella imborrable en Lima, Perú, en su visita de 1957. Un encuentro memorable con el público peruano que reflejó su sencillez y encanto.

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El legendario artista mexicano, en
El legendario artista mexicano, en el auge de su carrera, deslumbró a los limeños con su talento y su cercanía, dejando una huella imborrable. (Andina)

Pedro Infante, la leyenda de la música mexicana y un emblema del cine de oro, visitó Lima en 1957, donde su magia sobre el escenario cautivó a miles de fanáticos.

En ese entonces, Infante se encontraba en pleno auge de su carrera, y su presencia en Perú dejó una marca imborrable no solo por su talento, sino también por su inigualable humildad.

A través de su música, Infante tocó el corazón de muchos, y su visita se convirtió en un acontecimiento inolvidable para los peruanos. En un país con una gran admiración por la música, el mexicano compartió no solo su arte, sino también su calidez humana.

Encuentro con el público peruano

En 1957, Lima fue testigo
En 1957, Lima fue testigo de la visita de Pedro Infante, quien no solo conquistó con su música, sino también con su trato cercano, demostrando que su sencillez superaba su inmensa fama. Aquí con Los Chamas (Fernán Salazar García)

Era martes 8 de enero de 1957, cuando el artista norteamericano llegó a Lima en un momento de gran éxito profesional. Su voz era conocida en todo el continente, y sus películas dominaban las pantallas.

A pesar de su fama, su trato cercano y su sencillez hicieron de su visita a Perú un evento único. Los medios de comunicación lo recibieron con entusiasmo, y los fanáticos se agolparon en el Hotel Bolívar (el de la Plaza San Martín) para conocer a uno de los artistas más importantes de la época.

El 1957 fue un año clave para el ídolo mexicano, quien no solo deslumbraba con su música, sino también con su presencia en el cine.

En Lima, Infante ofreció una serie de presentaciones (casi todas en el Teatro City Hall, en el distrito de Breña) que atrajeron a un público entusiasta que lo aclamó tanto en los teatros como en las calles. Su relación con los fans era cercana; no era el artista distante que algunos esperaban, sino alguien dispuesto a compartir su vida y su arte con los demás.

La anécdota de la escoba

Una de las historias más
Una de las historias más entrañables de la visita de Pedro Infante a Lima fue su gesto de humildad: al ver su camerino desordenado, pidió una escoba y se encargó personalmente de limpiar el espacio. En la imagen con Eddy Martínez, quien contó la anécdota. (Club Ciudad Pedro Infante)

Uno de los momentos más entrañables de esa visita ocurrió en un teatro limeño. El cantante peruano Eddy Martínez, en su relato sobre ese encuentro, rememoró una anécdota que destacaba la humildad de Infante.

Según Martínez, en una de las giras, el barrendero que limpiaba su camerino no había terminado a tiempo.

Cuando Pedro Infante llegó, el empresario de la función, preocupado por el desorden, se disculpó con el trabajador. Infante, sin pensarlo dos veces, se acercó al barrendero y le pidió amablemente su escoba para terminar de limpiar. “Déjame recordar cuando yo barría”, le dijo Infante en tono amigable, con su característico acento mexicano.

El barrendero, asombrado, le entregó la escoba, y el propio Infante se encargó de dejar su camerino limpio, un gesto que dejó una profunda impresión a quienes lo acompañaban. Esta historia fue relatada en el libro Pedro Infante, El Rey Más Humilde Del Mundo (Paul Riquelme, 2013), y refleja perfectamente la sencillez del artista que, a pesar de su fama, nunca dejó que el ego lo dominara.

La admiración de un país

Perú, un país con una
Perú, un país con una profunda admiración por la música mexicana, rindió homenaje a Pedro Infante en 1957. Su visita no solo fue un recital, sino también un vínculo cultural entre México y Perú. (Facebook: Pedro Infante y la época dorada)

A lo largo de su carrera, Infante cultivó una admiración inquebrantable en muchos países, y su visita a Lima fue la oportunidad para los peruanos de rendirle homenaje en vida.

No solo la música criolla resonaba con sus letras, sino también las rancheras y baladas que Infante cantaba con una pasión única. En ese entonces, el público peruano ya había tenido la oportunidad de escuchar sus éxitos a través de la radio, pero verlo en vivo era una experiencia sin igual.

Las presentaciones de Infante en Lima fueron un espectáculo completo: música, emoción y carisma. La imagen del cantante mexicano se consolidó como un símbolo de la música latina, y su visita a Perú solo reafirmó su estatus como uno de los artistas más queridos en América Latina.

Los aficionados al cine, así como los amantes de la música, veían en él un referente cultural que representaba la conexión entre México y el resto del continente.

La carrera que lo llevó a la cima

La carrera de Pedro Infante
La carrera de Pedro Infante fue meteórica. Con más de 60 películas y cientos de éxitos musicales, el ídolo mexicano conquistó Perú en 1957, dejando una huella profunda en su público peruano. (José Wilfredo Abanto Llaque)

Pedro Infante comenzó su carrera en la música a una edad temprana, pero fue su incursión en el cine lo que realmente lo catapultó a la fama. A lo largo de su carrera, protagonizó más de 60 películas, convirtiéndose en un ícono del cine de oro mexicano. Su figura fue un referente del “México lindo y querido”, un hombre sencillo, valiente y entregado a su arte, cuya voz conquistó a generaciones enteras.

Su éxito en el cine no fue casual. Infante tenía una capacidad innata para interpretar personajes que reflejaban los valores del pueblo mexicano. En películas como Nosotros los pobres (1947) y Ustedes los ricos (1948), Infante representaba a personajes entrañables que, como él, tenían un profundo sentido de la humildad, la solidaridad y el amor por su país.

¿Quién fue Pedro Infante?

Pedro Infante, uno de los
Pedro Infante, uno de los artistas más queridos de México, se destacó como cantante y actor en la época dorada del cine mexicano. Su legado sigue presente, recordado por su humildad y talento en todo Latinoamérica. (Mercedes Gonzales Olivera)

Nacido el 18 de noviembre de 1917 en Mazatlán, Sinaloa, Pedro Infante mostró su interés por la música desde muy joven, pero fue en la Ciudad de México donde alcanzó la fama como cantante y actor.

A lo largo de su carrera, grabó más de 300 canciones y participó en numerosas películas que lo convirtieron en uno de los actores más importantes de la época dorada del cine mexicano.

Infante también era un apasionado de la aviación, siendo piloto certificado, lo que trágicamente lo llevó a su muerte prematura el 15 de abril de 1957, a los 39 años. A pesar de su corta vida, su legado perdura hasta el día de hoy como uno de los artistas más queridos de México y América Latina.

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