En los últimos años, el incremento de la criminalidad es una de las principales preocupaciones de la población. La inseguridad en las calles, el aumento de robos y la falta de confianza en las instituciones viene generando un clima de incertidumbre. En este escenario, la extorsión se ha convertido en un delito recurrente que afecta a miles de peruanos, sin distinción de edad ni condición económica.
Un reciente informe del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) revela cifras preocupantes sobre este fenómeno. Según la encuesta realizada en enero de 2025, el 20% de los encuestados manifestó haber sido víctima de extorsión en el último año, mientras que una proporción similar aseguró conocer a alguien que ha enfrentado esta situación. Los datos también indican que los más afectados pertenecen a los grupos de 18 a 24 y de 25 a 39 años, con un 24% y 22%, respectivamente.
La delincuencia organizada ha diversificado sus métodos, apuntando a distintos sectores de la sociedad. Las modalidades de extorsión incluyen llamadas telefónicas amenazantes, cobros ilegales bajo la figura de “cupos” y ataques directos a negocios. Las víctimas son, en su mayoría, transportistas y pequeños emprendedores que se ven obligados a pagar sumas de dinero para continuar operando sin ser blanco de represalias.
La inseguridad en aumento
El informe del IEP también pone en evidencia la creciente percepción de inseguridad en la población. En Lima Metropolitana, el 80% de los encuestados considera que la situación ha empeorado en el último año, mientras que apenas un 3% cree que mejoró. A nivel nacional, el 78% de los peruanos comparte esta percepción negativa, lo que refleja la preocupación generalizada sobre la falta de medidas efectivas para combatir la delincuencia.
Las cifras de victimización refuerzan esta sensación de vulnerabilidad. En los últimos tres años, el 35% de los peruanos fue víctima de algún delito, siendo Lima la ciudad con el mayor número de afectados. Los más perjudicados son hombres de 25 a 39 años y personas con empleo activo, quienes están más expuestos a situaciones de riesgo en su vida cotidiana.
La zona más afectada
Dentro de la capital, Lima Norte se posiciona como una de las áreas con mayor incidencia de extorsiones. La presencia de bandas organizadas genera un clima de temor entre comerciantes, transportistas y familias que residen en estos distritos. Las denuncias por cobros ilegales y amenazas se han vuelto una constante, mientras las autoridades intentan contener el avance de estas organizaciones delictivas.
La falta de confianza en la efectividad de las fuerzas del orden llevó a que muchos afectados opten por no denunciar, temiendo represalias o la inacción de las autoridades. En este contexto, los delincuentes operan con impunidad, expandiendo su alcance y afectando a más ciudadanos.
A nivel nacional, la percepción sobre la inseguridad no difiere significativamente de la de Lima. Mientras en la capital el 80% de la población considera que la delincuencia ha aumentado, en el resto del país esta cifra alcanza el 78%. Solo un 3% de los encuestados afirma que la situación ha mejorado, lo que evidencia la crisis de seguridad que enfrenta el Perú.
La sensación de indefensión se agrava ante la falta de estrategias efectivas para frenar la extorsión y otros delitos. Las políticas de seguridad implementadas hasta el momento no han logrado frenar la expansión de estas actividades criminales, lo que deja en evidencia la necesidad de reforzar el trabajo de inteligencia y las acciones preventivas.
Canales de ayuda
La creciente ola de extorsiones en el Perú está afectando a miles de personas. Las víctimas pueden comunicarse con los siguientes números para obtener apoyo de las autoridades:
Línea 111
Servicio gratuito y confidencial para realizar denuncias inmediatas sobre extorsiones. Además, podrán recibir asistencia rápida por parte de la Policía Nacional del Perú.
Línea 105
Número de contacto directo con la Policía Nacional del Perú. El uso indebido de esta línea podría acarrear una multa de hasta S/19.800 o la suspensión del servicio.