Este año será recordado como el año en que la comunicación corporativa dejó de ser una maratón para convertirse en una carrera de relevos. La vieja estrategia de concentrar todos los anuncios en una sola fecha, sobrecargando a los medios y a las audiencias con un torrente de información, ha quedado obsoleta.
¿La razón? Un entorno informativo tan saturado y volátil que cualquier esfuerzo por captar atención de una sola vez corre el riesgo de perderse en el ruido de la coyuntura.
Tomemos en cuenta el contexto. El primer año del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca está marcado por una agenda muy activa que sacude no solo a Estados Unidos, sino también a Latinoamérica, donde sus decisiones resuenan en economías, relaciones bilaterales y debates políticos. Al mismo tiempo, 2025 se presenta como un año de crisis climática intensificada, con eventos meteorológicos extremos que demandan titulares constantes. Por otro lado, en algunos países de la región, incluyendo Perú, también es un periodo preelectoral plagado de controversias y conflictos.
En este entorno, incluso el lanzamiento corporativo más planeado podría quedar eclipsado.
Imagina anunciar una nueva solución tecnológica en Perú el mismo día que explota un escándalo en el Congreso, o presentar un producto en Colombia mientras surgen tensiones en Catatumbo. Este tipo de riesgos exige un replanteamiento total: una comunicación fragmentada, dosificada y calculada.
Una nueva estrategia para nuevos tiempos
La clave para sobrevivir en este caos informativo está en la diversificación. Ya lo dice la máxima financiera: no pongas todos los huevos en una canasta. En comunicación, esto significa abandonar la idea de que un solo momento lo es todo y apostar por una narrativa escalonada. ¿Cómo hacerlo?
- Cada parte debe ser noticia pura: Dividir tu mensaje en etapas no significa diluirlo. Al contrario, cada fragmento de información debe ser tan contundente que pueda sostenerse por sí mismo. Una buena práctica es identificar los puntos más valiosos de tu historia y construir momentos noticiosos alrededor de ellos.
- Menos es más: La exclusividad es oro. Apuntar a embargos con medios clave o ofrecer contenido exclusivo no solo garantiza calidad en la cobertura, sino que también genera un halo de importancia. Al sacrificar cantidad por calidad, el impacto se multiplica.
- Conoce a tu audiencia: En comunicación, todos es nadie. Definir con precisión quién es tu público objetivo te permitirá elegir los canales y mensajes correctos. Personaliza, segmenta y prioriza.
Máxima atención, máximo impacto
En 2025, las organizaciones que insistan en comunicar todo de una vez se encontrarán luchando por espacio en un terreno abarrotado. Por el contrario, aquellas que adopten una estrategia dosificada lograrán no solo sobrevivir, sino también destacar. La comunicación ya no se trata de gritar más fuerte, sino de decir lo correcto, en el momento adecuado y al público preciso.
El reto está claro: ser relevantes en un mar de distracciones. Ello implica menos ruido y más resonancia. Porque en un mundo donde todo compite por nuestra atención, los que triunfan no son los que hablan más, sino los que saben cómo y cuándo hacerlo.