En el panorama político de Lima, las dinámicas locales a menudo revelan realidades que trascienden las estructuras tradicionales del poder. Un caso paradigmático emerge en el distrito de San Juan de Miraflores, donde Dante Mendieta, quien no ostenta cargo oficial alguno, ha logrado posicionarse como una figura central en la gestión política. Según el dominical Panorama, su influencia, forjada a la sombra de César Acuña y en estrecha relación con la presidenta Dina Boluarte, su nuevo Wayki, pone en evidencia los mecanismos que se entrelazan entre el poder formal y las estrategias informales de control político.
Mendieta es una figura conocida en el distrito. Su campaña electoral de 2022, que pretendía llevarlo a la alcaldía, fue truncada por el Jurado Nacional de Elecciones, el cual lo inhabilitó por ocultar información sobre una sentencia previa. Sin embargo, lejos de retirarse, el licenciado en Administración con Maestría en Cooperación Internacional y Gestión de Proyectos encontró una manera de mantener su protagonismo político: su compañera de lista, Delia Castro, asumió el cargo de alcaldesa y lo contrató como asesor y vocero. Desde entonces, su rol es mucho más allá del de un simple consejero, al punto de ser percibido como el verdadero líder distrital.
Un ascenso respaldado por alianzas estratégicas
Dante Mendieta no es un novato en las lides políticas. A lo largo de su trayectoria, pasó por varios partidos antes de consolidarse en Alianza para el Progreso. Su habilidad para tejer relaciones y generar alianzas le ha permitido aparecer en eventos de alto perfil junto a la presidenta y diversos ministros. Esta cercanía con las altas esferas del gobierno ha reforzado su imagen pública en San Juan de Miraflores, donde se le reconoce como una figura clave en la gestión del distrito, aunque su legitimidad provenga de métodos cuestionables.
El camino de Mendieta hacia el poder no ha estado exento de polémicas. Una de las más destacadas tiene que ver con la usurpación de un terreno destinado a la construcción de un colegio, que fue ocupado por su policlínico privado. Aunque la disputa legal continúa, Mendieta ha sabido sortear las críticas y mantener su influencia, al punto de estar presente en la inauguración de un colegio en el mismo distrito, en compañía de la presidenta Boluarte y el ministro de Educación.
Según declaraciones recopiladas por Panamericana, Mendieta defiende su posición argumentando que “hace tiempo venimos pidiendo que nos alquilen [el terreno] igual como lo pagan las canchas deportivas”. Sin embargo, las críticas persisten, ya que su cercanía con el poder parece otorgarle una ventaja que otros ciudadanos no pueden reclamar.
La dupla Delia-Dante
La relación entre la alcaldesa Delia Castro y Dante Mendieta es descrita como simbiótica. Mientras Castro ocupa el cargo oficial, Mendieta es quien parece liderar las decisiones más importantes del distrito. En un evento, la mandataria Dina Boluarte dijo: “Quiero abrazar a esa dupla, Delia y Dante, las dos tes”. Este vínculo, sin embargo, no solo responde a una cuestión de afinidad personal, sino también a una estrategia política que busca consolidar el control sobre San Juan de Miraflores.
Las redes sociales oficiales del municipio refuerzan esta narrativa, presentando a Castro y Mendieta como “las almas gemelas del distrito”. Este enfoque comunicativo ha generado críticas, ya que diluye las fronteras entre los roles formales e informales, dejando al ciudadano común con más preguntas que respuestas.
El apoyo de ministros y funcionarios de alto nivel es un elemento clave en la consolidación de Mendieta. Eventos públicos y actos protocolarios lo muestran en primera fila, acompañado de figuras como el ministro de Salud y el ministro de Educación. Esta cercanía le ha permitido garantizar respaldo para iniciativas locales y, al mismo tiempo, proyectar una imagen de legitimidad frente a los habitantes del distrito.
En palabras del ministro César Vázquez, “la alcaldesa Delia y el doctor Dante Mendieta están avanzando en la salud de San Juan de Miraflores y tienen todo nuestro apoyo”. Este tipo de declaraciones refuerzan la idea de que Mendieta no solo es un asesor, sino una pieza clave en la gestión distrital, a pesar de no haber sido elegido por el voto popular.