Año 2025. Llegamos a la cuarta parte del siglo XXI y empieza una nueva ola de inteligencia artificial que asombra, emociona y asusta. Sí, llegó la IA agéntica, aquella capaz de ejecutar acciones.
En este contexto, OpenAI anunció recientemente el lanzamiento de 'Operator‘, nuevo asistente apto para la ejecución de determinadas tareas en línea. Por el momento, esta herramienta está disponible para los usuarios de ChatGPT Pro.
Ahora bien, ¿cuál es la diferencia entre la tan mencionada IA generativa y la IA agéntica y cómo impacta esta transición en el mundo de las comunicaciones?
La primera produce contenido (texto, imagen, audio, video, código) en función de las instrucciones dadas por los usuarios, luego analiza millones de datos para brindarnos una respuesta. En el caso de los agentes (IA agéntica), hablamos de sistemas inteligentes autónomos que persiguen objetivos, planifican y poseen memoria, lo que les permite adaptarse rápidamente al entorno cambiante.
La gran revolución es que migramos de una tecnología reactiva (que ya era impresionante) a una proactiva.
Para ponernos en contexto, durante 2024, como resultado de la competencia entre OpenAI, Google y otros gigantes tecnológicos, el mundo de la comunicación presenció un concierto de nuevas funcionalidades orquestado por la IA generativa.
Así, ChatGPT nos dejó herramientas como el modelo de voz avanzado con visión, capaz de conversar en tiempo real y ver la pantalla del dispositivo móvil. Por su parte, Gemini 2.0 Flash Experimental ofrece la posibilidad de observar nuestro ordenador mediante la opción de prueba temporal gratuita en Google AI Studio.
En este sentido, si a las anteriores sumamos y complementamos herramientas de generación de vídeo, como Veo y Sora, o de producción de podcast, como ElevenLabs y Notebook LM, así como GPT personalizados y modelos razonadores, el límite es el cielo.
Sin embargo, la IA agéntica va mucho más allá. Tal es el caso de 'Operator‘, que nos permite desarrollar una serie de tareas, como adquirir boletos, hacer reservas, comprar comestibles por internet, entre otras. Es decir, la inteligencia artificial ya no solo produce respuestas, sino que las ejecuta de manera independiente. En resumen, reconfigura la manera como las máquinas interactúan con nosotros y el entorno.
Más tendencias
Otros avances, menos citados, que también podrían representar cambios significativos en el campo de la IA aplicada a las comunicaciones durante 2025 son los siguientes:
- Transformación de la búsqueda. Estamos migrando de la búsqueda tradicional a la conversacional, es decir, de tipear palabras clave en Google y obtener una lista con una serie de enlaces a la posibilidad de dialogar con sistemas capaces de brindarnos respuestas concretas a consultas específicas.
- IA en local. La posibilidad de emplear IA sin necesidad de utilizar internet brindará accesibilidad en zonas de baja conectividad y mitigará el riesgo de la filtración de datos.
- Sistemas multiagente. Estos permitirán el trabajo colaborativo de varios modelos especializados para resolver problemas complejos.
Retos e implicancias éticas
Ningún avance está exento de desafíos. ¿Quién asumirá la responsabilidad legal cuando un agente cause algún daño o cometa un error grave? Los niveles adecuados de autonomía y la supervisión jugarán un papel preponderante en el uso de esta nueva tecnología.
Asimismo, la privacidad de los datos representa otro dilema, pues estos agentes podrían tener acceso a información personal sensible. Respecto a ciberseguridad, los ataques y manipulaciones podrían distorsionar el funcionamiento de los agentes y abrir nuevas modalidades de estafa.
Finalmente, ¿cómo saber si esta tecnología está alineada con los valores e intereses humanos? Aunque antes habría que preguntarse cuáles son los valores e intereses humanos y qué humanos los definen.