La participación de la presidenta Dina Boluarte en el Foro Económico Mundial en Davos ha generado una fuerte controversia, no solo por el contenido de su discurso, sino también por lo que pudo representar para mejorar la imagen del Perú ante el mundo y, de paso, levantar su limitada aceptación en el ámbito nacional.
Boluarte describió al Perú como un país que vive en tranquilidad y estabilidad social, un mensaje que fue rápidamente contrastado por la realidad. Mientras la mandataria intervenía en Davos, el país era escenario de violentos crímenes, como el atentado a una fiscalía en Trujillo, el asesinato de un periodista en Ica y los más de 100 homicidios reportados en el primer mes de 2025
Estos hechos ponen en evidencia una desconexión total entre el discurso oficial y la situación que vive la nación. Si bien es cierto que, la participación de la presidenta Dina Boluarte en el Foro Económico era necesaria al ser oportunidad estratégica para atraer inversiones y proyectar estabilidad, sus declaraciones debieron ser planificadas para cumplir con este objetivo.
Para el exministro de Relaciones Exteriores, Miguel Ángel Rodríguez Mackay, la Cancillería debe asumir la responsabilidad por las palabras de Dina Boluarte. El internacionalista resaltó que él está a favor de que los presidentes salgan y participen en eventos internacionales, pero que estos deben ser guiados por el Canciller.
“Los viajes de Estado, los viajes que hace una presidenta para eventos oficiales o no oficiales o participaciones, como es el caso de Davos son enormes oportunidades, imperdibles oportunidades, que desaprovecharlas, en verdad, es trágico para los destinos del país. Yo creo que en su discurso, que es el que proyecta la política exterior peruana que la presidenta dirige, mucho tiene que ver la Cancillería. Y mucho tiene que ver el Canciller, porque el Canciller de la República tiene que haber leído el discurso de la presidenta antes que ella lo lea. No hay forma posible de creer lo contrario”, señaló en diálogo con Infobae Perú
Sin embargo, lejos de cumplir con este objetivo, su intervención dejó un sabor agridulce tanto en el escenario internacional como entre los ciudadanos peruanos.
“Creo que la presidenta ha querido sorprender a los participantes de Davos, externalizando una realidad que no existe en el Perú”, agregó Rodríguez Mackay.
Estrategias y políticas públicas
Por su parte, el analista internacional, Óscar Vidarte explica que foros como Davos son espacios clave para que un país presente sus fortalezas, pero también para reconocer sus desafíos de manera realista. “El país puede aprovechar para mostrar la mejor cara que puede tener y también generar espacios de diálogo, de conversación, para lograr inversiones. Pero, también es cierto que tampoco puedes crear un escenario imaginario o inexistente”, comentó.
Vidarte señala que los empresarios e inversionistas que asisten a este tipo de eventos cuentan con información precisa sobre la situación de los países. En el caso del Perú, conocen el deterioro institucional, la fragilidad económica y la falta de gobernabilidad.
Por lo que escuchar a una presidenta, que además tiene la desaprobación más baja de la región, genera una sensación de poca credibilidad. Para Vidarte, en lugar de minimizar los problemas que afronta el Perú, como el de la criminalidad, lo que Boluarte debió haber hecho es explicar las políticas que se están implementando para combatirlos.
“Creo que podría haber mostrado esa cara compleja de un país que viene de muchos cambios. Pero que intenta implementar políticas. Podría haber dicho, el Perú vive seis años la política muy fuerte, pero mi gobierno está haciendo esto para que se termine y podamos transitar el próximo año elecciones ordenadas”, resaltó.
En ese sentido, cuestionó también que la falta de políticas del Ejecutivo para combatir las dificultades del país. “El problema es que no está haciendo mucho. Ese es el problema”, acotó.