En el corazón de la región Metropolitana de Chile, una casa se convirtió en el epicentro de un operativo policial que marcó el inicio de su demolición. El inmueble, ocupado ilegalmente por la banda transnacional de origen peruano conocida como Los Pulpos, era señalado por vecinos como un foco de violencia, narcotráfico y extorsión.
Según las autoridades, este lugar no solo sirvió como refugio para integrantes de la organización, también como un lucrativo negocio que explotaba la necesidad habitacional de inmigrantes.
Desde hace dos años, los residentes de esta zona enfrentaban un clima de inseguridad e incertidumbre debido a las constantes balaceras, ajustes de cuentas y delitos relacionados con el narcotráfico.
De acuerdo con información policial, en esta casa operaban sujetos vinculados al robo de vehículos y delitos de extorsión. “Era una situación insoportable”, señaló un vecino que prefirió mantenerse en el anonimato.
Según los testimonios, los delincuentes peruanos ingresaban a veces a las casas de los vecinos mientras huían de enfrentamientos armados. Esto obligaba a las familias a limitar sus horarios fuera del hogar por temor a represalias.
La estructura, marcada por el deterioro, incluía una piscina vacía que, según fuentes locales, simbolizaba las deplorables condiciones en las que vivían los ocupantes.
Los Pulpos cobraban entre 250.000 y 350.000 pesos mensuales por cada una de las 24 habitaciones disponibles, obteniendo así un ingreso estimado de más de siete millones de pesos al mes. Este dinero provenía de inmigrantes que, sin acceso a opciones formales de arriendo, terminaban siendo víctimas de abusos económicos por parte de esta organización criminal.
El inmueble fue demolido como parte de una estrategia para evitar que fuera retomado por grupos delictivos. Sin embargo, el temor persiste entre los vecinos, quienes aseguran que otras casas en las inmediaciones están ocupadas por integrantes de la misma banda peruana.
La dueña de la propiedad, quien solicitó permanecer en el anonimato, también expresó miedo a represalias.
Operativo también en Perú
Recientemente, en la región de La Libertad, en el norte de Perú, un operativo policial similar reveló la magnitud de su influencia. En el distrito de El Porvenir, las autoridades intervinieron las zonas de Cruz Blanca y Cruz Verde, donde se realizaron allanamientos simultáneos contra el crimen organizado y el tráfico ilícito de drogas.
Según la Policía Nacional del Perú (PNP) , más de 200 agentes participaron en estas acciones, que derivaron en la detención de cinco personas por su presunta implicación en la microcomercialización de estupefacientes.
Durante el operativo, se decomisaron 303 envoltorios de pasta básica de cocaína, 27 bolsas de clorhidrato de cocaína y 43 bolsas de marihuana, además de proyectiles de arma de fuego y dinero en efectivo.
Entre los detenidos se encontraban miembros de la familia Reyes Ruiz, acusados de formar parte de una red de distribución de drogas en pequeña escala.
Bandas satélite y operaciones
En Chile, Los Pulpos establecieron una red que abarca distintos puntos de la capital, según fuentes policiales. Se identificaron operaciones en comunas como Renca, Independencia, Recoleta y Huechuraba, donde esta organización ha diversificado sus actividades delictivas. El líder de la banda, el prófugo Jhonson Cruz, es señalado como el cerebro detrás de estas operaciones en territorio chileno.
El caso de la guarida en tierras chilenas no es aislado. Vecinos aseguran que el modus operandi de la banda incluye la ocupación de inmuebles abandonados, los cuales son usados como centros de operaciones para la planificación de robos, tráfico de drogas y extorsión. En varias ocasiones, las propiedades también sirven como albergues temporales para sus miembros o como espacios de almacenamiento de sustancias ilícitas.
Mientras tanto, las autoridades chilenas trabajan en conjunto con sus pares peruanos para identificar y desarticular las ramificaciones internacionales de esta organización criminal. Según los investigadores, estos enclaves representan una amenaza no solo para la seguridad local, también para el control del crimen organizado en la región.