La pareja que vive sola en medio de la nada y lleva conviviendo 52 años con la naturaleza: “Cuando voy al pueblo, no me gusta”

En medio de la selva peruana, una pareja vive en una casa de madera sencilla y acogedora. Rodeada de árboles y sombras, la vivienda se convierte en un oasis tranquilo, donde cada rincón se llena de paz y belleza natural. Ante la ausencia de electricidad, la luz del sol cobra protagonismo: ilumina intensamente los espacios ocupados por huertos, chacras y una exuberante vegetación.

De vez en cuando, llegan viajeros en busca de descanso y serenidad. Los anfitriones les brindan hospitalidad, compartiendo su espacio y alimentos con amabilidad. La cabaña se transforma en un santuario temporal donde se cuentan historias y donde aún se establecen conexiones que hacen que la vida sea más plena.

Odelia y Rosalino llevan viviendo 52 años juntos en este lugar, donde aprendieron a convivir en armonía con la naturaleza, aquella que les proporcionó los alimentos para sostenerse todos estos años. En esta tierra formaron una familia, cuyos miembros recorrieron la selva en más de una etapa de sus vidas. Sin embargo, al llegar a la juventud, cada uno tomó su propio camino, lo que implicó distanciarse de sus padres.

El youtuber Max visitó la casa de la pareja, ubicada en el centro poblado Nueva Italia, en el distrito de San Ramón, provincia de Chanchamayo. La vivienda se encuentra alejada de la civilización, aunque es posible encontrar otra casa en la zona tras realizar largas caminatas.

A través de su canal de YouTube, Max CQ, el peruano publicó un video en el que se puede conocer la casa, la chacra, los huertos y, sobre todo, las historias contadas por Odelia y Rosalino. Además, se aprecia el paisaje, donde la densa vegetación resalta en cada rincón.

La casa de Odelia y Rosalino se encuentra rodeada de densa vegetación. Al entrar, un turista podría sentir que está en medio de un pueblo, ya que los muebles, alimentos y estructuras recuerdan las viviendas de una comunidad local. Cuando el youtuber estuvo en el umbral de la cabaña, la mujer estaba tostando maíz en una cocina artesanal. A través de uno de sus orificios, se podía observar el fuego que calentaba la olla y encendía la conversación.

“(Cocino) a pura leña, pero tengo gas en caso de emergencia. A veces llegan como usted algunas personas que me dicen: ‘Mamita, prepáranos comida’. Mayormente vienen de Lima”, contó la abuela de 72 años. Cuando recibe visitas, ella deja de usar la bicharra, una especie de fogón o cocina improvisada con la disposición de adobes.

A pesar de que la naturaleza le proporciona alimentos, reconoce la importancia de contar con otros insumos, especias y productos que solo están disponibles en los pueblos de Junín. Por ello, acude al distrito de San Ramón en un día fijo: los jueves. Según explica, adquiere provisiones suficientes para uno o dos meses. No necesita comprar carne, ya que dispone de un corral con gallinas y cuyes. “Eso nomás comemos acá”, comentó.

En otro momento de la conversación con el youtuber Max, Odelia manifestó su incomodidad ante la idea de vivir en un pueblo lleno de casas y carreteras. “Acá es bonito. Cuando voy al pueblo, no me gusta; me aburre el carro. Las personas hacen bulla y no se puede dormir”, expresó.

“En San Ramón tengo mi casita, pero prefiero estar aquí. Mientras esté bien, pueda caminar y hacer algo, me quedaré. Cuando esté inválida, ya me iría abajo (al pueblo)”, agregó.

La rutina en una casa aislada es distinta a la de una localidad. La abuela, por ejemplo, se levanta al despuntar el día para preparar el desayuno de su esposo, quien trabaja en la chacra. Además, se encarga de mantener la limpieza del hogar y criar a sus animales. Su fiel compañía, ante la ausencia de su pareja, la forman su gato y su perro.

“A él le gusta la chacra, no quiere estar en el pueblo. Mis hijos dicen: ‘Vamos al pueblo’”, se le escucha en el video que se puede ver en el canal de YouTube mencionando.

Max también conversó con Rosalino, esposo de Odelia, quien le mostró sus cultivos de maíz, palta, plátano, así como el lugar destinado al cementerio. “Mi abuela está enterrada aquí. (...) ahora (a los cuerpos) los llevan al pueblo”, dijo el hombre, quien, al igual que su pareja, tiene 72 años. Es preciso señalar que los lugares mencionados se encuentran un tanto alejados de su vivienda.

Aparte de los cultivos de estos alimentos, también hay espacios destinados a la siembra de frijol. Así lo mencionó la abuela, quien contó que en pocas ocasiones tuvo la oportunidad de ver a un oso de anteojos. “Come palta y deja la cáscara bien limpia”, expresó. Se la menciona como abuela no solo por haber superado los 70 años de edad, sino porque tiene nietos. Según contó, ellos viven en Lima.

Finalmente, el youtuber observó que en la casa no hay luz. Además, pudo constatar que no existe señal de internet ni de telefonía móvil, lo que impide a la pareja comunicarse con sus familiares. Para mantenerse informados sobre las noticias que ocurren en el país y en otros lugares, confían en su radio a pilas, una herramienta fundamental que les ofrece una conexión con el mundo exterior.