Proveniente de una familia de artistas y descendiente de etnias de Guinea y Senegal, su nombre se destacó no solo en Perú, sino también en España y otras partes del mundo.
Y es que Rafael Santa Cruz Gamarra, quien nació el 3 de julio de 1928 en el distrito limeño de La Victoria, se convirtió en una figura emblemática de la tauromaquia peruana.
De gran estampa y valentía, Santa Cruz irrumpió en el ámbito taurino con un estilo único, marcando un antes y un después en la historia de la tauromaquia peruana.
Primeros pasos en la tauromaquia
La vida de Rafael Santa Cruz estuvo marcada por el arte desde temprana edad. Criado en un hogar artístico, su hermana Victoria fue una renombrada compositora y su hermano Nicomedes un poeta destacado. A pesar de los presagios familiares, Rafael decidió seguir un camino diferente: el toreo.
Su fascinación por los ruedos lo llevó a la Plaza de Acho, donde comenzó su formación en la escuela taurina local. Desde 1947, debutó como novillero, ganando reconocimiento rápidamente por su estilo singular y la habilidad en los lances.
En 1948, Santa Cruz alcanzó su primera gran victoria al obtener el Escapulario de Oro en la Feria del Señor de los Milagros de Lima, un trofeo otorgado solo a los más destacados. Esta victoria consolidó su nombre en el mundo taurino, un escalón fundamental para su carrera.
De talla internacional
En 1951, Santa Cruz dio un paso crucial en su carrera y se trasladó a España, donde debutó en varias plazas de renombre. Fue en la plaza de Las Ventas, en Madrid, donde se presentó como uno de los toreros más prometedores de la época.
La prensa española lo apodó “La maravilla negra” por su habilidad, valentía y estilo propio. Aunque su paso por España fue discreto en términos de grandes trofeos, logró ganarse el respeto de la afición taurina por su carácter en el ruedo y su capacidad para dominar a los astados.
El 27 de julio de 1952, en Barcelona, tomó su oportunidad en presencia del famoso torero Luis Miguel Dominguín (el padre de Miguel Bosé), quien fue su padrino.
Santa Cruz se enfrentó a su primer toro con un manejo exquisito, demostrando a los asistentes su notable destreza para torear. A pesar de las dificultades, como la competencia feroz con toreros de renombre, Santa Cruz destacó en cada actuación.
Retorno a Perú
Después de su experiencia en España, Santa Cruz regresó a Perú, donde continuó su carrera en diversas plazas de provincias. Fue aclamado por su arte y estilo único, el cual se caracterizaba por una gran temeridad y una ejecución perfecta de los lances tradicionales del toreo.
En sus últimas presentaciones en el país, alcanzó una madurez técnica y artística que lo convirtió en un referente nacional.
Aunque su carrera alcanzó su punto máximo en Perú y otras naciones latinoamericanas, Santa Cruz también fue conocido en países como Colombia, México y Francia, llevando su arte a todos los rincones del mundo. Su figura fue siempre una mezcla de gran destreza y una pasión indomable por el toreo, características que lo destacaron a lo largo de su carrera.
El retiro y su vida posterior
En 1962, tras haber logrado reconocimiento a nivel mundial, Rafael Santa Cruz decidió retirarse de los ruedos. En su despedida, celebró un festival taurino en la Plaza de Acho, donde compartió escenario con destacados toreros como Alejandro Montani y Gastón Vásquez. La afición limeña llenó el coso, y Santa Cruz se despidió con una última faena que dejó una profunda huella en el público.
Durante ese festival, el torero fue homenajeado por la Municipalidad de Lima, quien le entregó una medalla de oro por su legado en la tauromaquia. En su despedida, dedicó su último toro a su esposa y su hijo, quienes lo acompañaban en ese emotivo momento.
Luego del retiro, Santa Cruz continuó su vida en el arte, aunque alejado del toreo, en su faceta como productor cultural.
Rafael Santa Cruz Gamarra dejó un legado imborrable en la historia del toreo. A pesar de las dificultades y el cambio de escenario, su valentía, su estilo único y su pasión por el arte taurino siguen siendo un referente para las generaciones futuras.