Las imágenes más impactantes del atentado con explosivos que sacudió la Fiscalía de Trujillo

Los videos y fotografías difundidas tras el atentado contra la sede del Ministerio Público en Trujillo, al norte de Perú, muestran los graves daños materiales causados por las explosiones que la sacudieron esta madrugada del lunes 20 de enero.

Los registros revelan viviendas con ventanas destrozadas, fachadas colapsadas, vehículos reducidos a chatarra y escenas de pánico entre los residentes del lugar, quienes salieron alarmados tras el impacto de las detonaciones. La tragedia ocurrió a tan solo cinco minutos del centro histórico de la ciudad, declarada hace semanas en estado emergencia, lo que poneen evidencia la creciente inseguridad en el país.

De acuerdo con la información oficial, el atentado fue causado por un falso repartidor que dejó un artefacto explosivo frente al edificio de la Fiscalía, ubicado en la avenida Jesús de Nazareth.

Instantes después, la carga detonó generando una potente explosión que no solo dañó la estructura de siete pisos, sino que también afectó viviendas, negocios y hasta salones de la cercana Universidad Nacional de Trujillo.

Las imágenes capturadas en el lugar exponen restos de cemento, vidrios y rejas metálicas dispersos en la vía pública. Un automóvil, registrado a nombre de Rosa Hilario Vega, quedó completamente destruido por la onda expansiva.

Las viviendas cercanas al lugar sufrieron graves afectaciones, con ventanas y puertas arrancadas por la fuerza de la explosión. Testimonios de los vecinos indican que saltaron de sus camas al escuchar el estruendo, temiendo por sus vidas.

Uno de los edificios más afectados fue un restaurante local y los salones de la universidad mencionada, cuyos estudiantes quedaron sin clases debido a los destrozos.

Entre los heridos se encuentra un taxista identificado como Luis Alberto, quien fue hallado inconsciente al interior de su vehículo por agentes de la Policía Nacional del Perú (PNP).

El hombre fue trasladado de urgencia al Hospital Regional de Trujillo y su estado de salud no ha sido actualizado.

Asimismo, un vigilante de la Fiscalía resultó lesionado, aunque con heridas leves, según el reporte preliminar de las autoridades.

Casi ocho horas después del ataque, el Ministerio del Interior emitió un comunicado en el que calificó el atentado como un acto criminal para amedrentar a las autoridades y generar terror entre la población.

Según el documento, un contingente de 100 efectivos policiales provenientes de Lima sería desplegado en Trujillo para reforzar la seguridad y combatir la delincuencia organizada.

Por su parte, la Fiscal de la Nación, Delia Espinoza, declaró que este atentado estaría relacionado con grupos vinculados a la minería ilegal, una problemática recurrente en la región de La Libertad.

La fiscal exigió la restitución de la figura de detención preliminar, indicando que el actual marco legal limita las capacidades de investigación y captura de los responsables.

En tanto, la Presidencia de la República también se pronunció a través de un comunicado en redes sociales, condenando el acto como un “cobarde acto de terrorismo urbano”.

En el mensaje, se aseguró que las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional tomarían el control de la ciudad en el marco del estado de emergencia declarado previamente en la región. “No descansaremos ni flaquearemos ante estos viles atentados”, expresó el gobierno liderado por la presidenta Dina Boluarte.

Las primeras indagaciones realizadas por agentes de la Unidad de Desactivación de Explosivos (UDEX) de la PNP apuntan a que el atentado tuvo como blanco principal el edificio de la Fiscalía. Las cámaras de videovigilancia del lugar registraron a un motorizado lanzando el explosivo frente a la entrada del inmueble.

La investigación también ha revelado presuntas amenazas previas contra una fiscal local, lo que refuerza la hipótesis de un ataque vinculado a represalias por investigaciones en curso contra actividades ilícitas en la región.

Las imágenes difundidas por medios locales y vecinos de la zona muestran el impacto de la tragedia en toda su magnitud. Ventanas y paredes de edificios colapsaron, mientras que la calzada quedó cubierta de escombros y vidrios.

Las calles aledañas permanecieron acordonadas por la Policía Nacional hasta horas de la mañana, cuando agentes especializados continuaron con las diligencias.

Vecinos de la urbanización afectada expresaron su temor ante la creciente ola de criminalidad que azota la región de La Libertad. Algunos aseguraron que este ataque representa el punto más alto de inseguridad que han vivido en años. “Nos sentimos abandonados. El gobierno tiene que hacer algo ya”, afirmó uno de los residentes al ser entrevistado por un medio local.