La Policía Anticorrupción y el Ministerio Público iniciaron investigaciones por un presunto caso de cohecho ocurrido en la ciudadela Inca de Machu Picchu. El hecho involucra a un turista nacional y a un vigilante del parque arqueológico, quienes fueron intervenidos el pasado fin de semana dentro del sitio declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Las autoridades buscan esclarecer las circunstancias que llevaron a la transacción ilícita.
El incidente se produjo el sábado a las 12:55 horas, cuando Edison Jaquehua Alata, vigilante del recinto arqueológico, y Edgar Alexander Durand Bendezú, visitante nacional de 36 años, fueron detenidos en flagrancia. De acuerdo con las primeras investigaciones, el turista habría ingresado, junto con su familia, a un circuito no permitido gracias a las “facilidades” otorgadas por el trabajador a cambio de un pago de 100 soles realizado mediante la aplicación Yape.
Según informó Jorge Moya, titular de la Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC) de Cusco, la detención de Jaquehua Alata se efectuó a solicitud de un representante de la entidad, tras comprobar que el turista y su familia no contaban con los boletos correspondientes para acceder al circuito en el que se encontraban. “Temporalmente, se suspendió el contrato del vigilante Edison Jaquehua, mientras duren los procesos administrativos y penales. El caso está en investigación, y la procuraduría de la institución está viendo los temas legales”, declaró Moya.
Las indagaciones iniciales revelaron que el arqueólogo y supervisor del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), Julio César Meza Huaraya, fue quien detectó la irregularidad. Alrededor de las 10:55 horas del mismo día, el encargado interceptó al turista mientras recorría una zona restringida. Tras ser interrogado, el hombre admitió haber pagado al vigilante para ingresar a un circuito cuyo ticket no correspondía al que había adquirido previamente.
Impacto en la gestión del patrimonio cultural
La ciudadela de Machu Picchu, que recibe a miles de visitantes diariamente, enfrenta un estricto control para preservar su valor histórico y arqueológico. Este tipo de infracciones, además de transgredir las normas de acceso, comprometen los esfuerzos por garantizar la sostenibilidad del sitio y la experiencia segura de los turistas.
El caso también pone en evidencia los retos que enfrenta la administración del parque arqueológico en cuanto a la vigilancia y el cumplimiento de las regulaciones. Aunque se han implementado sistemas de control electrónico y medidas para evitar el acceso no autorizado, situaciones como esta dejan ver la necesidad de fortalecer los mecanismos de supervisión y sancionar con firmeza a quienes incurran en actos irregulares.
Una problemática más amplia
El caso del vigilante y el turista no es el único problema que afecta a la gestión del turismo en Machu Picchu. En paralelo, la Policía Nacional del Perú (PNP) investiga la existencia de una presunta red criminal dedicada a la falsificación de boletos de tren hacia la ciudadela y la venta de paquetes turísticos irregulares en la región de Cusco.
De acuerdo con el coronel Carlos Guisado, jefe de la División Policial de Orden Público y Seguridad de Cusco, al menos tres denuncias han sido presentadas este año por turistas nacionales provenientes de Lima, Ica y Huancavelica. Estas estafas habrían perjudicado a nueve personas, aunque no se descarta que viajeros extranjeros también hayan sido víctimas de la misma modalidad.
“El personal de supervisión de la empresa ferroviaria Perú Rail detectó boletos falsificados, lo que permitió alertar a las autoridades sobre esta situación. La investigación continúa, y hay fuertes indicios de que detrás de estos actos existe una organización delictiva”, detalló.
El creciente flujo de turistas que visitan Machu Picchu genera retos significativos para las autoridades encargadas de su gestión. Además de controlar los accesos y garantizar la conservación del patrimonio, deben enfrentar prácticas irregulares que atentan contra la experiencia del visitante y la reputación del destino.
Mientras avanzan las investigaciones tanto del caso de cohecho como de las estafas con boletos, la administración de Machu Picchu enfrenta la necesidad de implementar medidas adicionales para proteger el sitio arqueológico. Esto incluye desde sanciones ejemplares hasta la capacitación del personal en temas de ética y control interno.