La región Lambayeque enfrenta una crisis que colocó a los agricultores de mango al borde de la desesperación. En una entrevista, Daniel Enriquez, representante de los productores de mango, expuso una problemática que ha llevado a planificar una protesta sin precedentes: arrojar 100 toneladas de mangos en la Panamericana Norte para captar la atención del Gobierno y demandar soluciones efectivas.
El sector agroexportador, clave para la economía peruana, enfrenta un cúmulo de desafíos. Según el representante de los agricultores, este campo lidia con una producción escasa en 2023 debido a cambios climáticos extremos, a una sobreproducción en 2024 que no ha encontrado mercado ni contratos de exportación suficientes. “No estamos exportando ni el 10% de nuestra producción esta campaña. El mango de Lambayeque, reconocido por su calidad, está siendo regalado o abandonado en los campos por falta de compradores”, detalló.
La sobreproducción actual contrasta con la crisis vivida el año anterior, cuando las plantas no lograron florecer debido a las altas temperaturas. Para el mango, una temperatura promedio de 17 grados es crucial para garantizar la floración. Sin embargo, los efectos del fenómeno Yaku y las alteraciones climáticas han causado estragos, afectando gravemente los ciclos de producción.
Este año, con una cosecha abundante, el problema se ha desplazado al precio. Enriquez reveló que el kilo de mango para exportación apenas alcanza los 50 céntimos de sol, mientras que en el mercado local o para las fábricas cae a 20 céntimos, montos insuficientes para cubrir los costos de producción. “El mango está tirado en las chacras porque no hay forma de comercializarlo. Sacarlo al mercado implica costos adicionales en fletes y jornaleros, que no podemos asumir en la situación actual”, explicó.
La protesta como último recurso
Ante la falta de respuestas del Gobierno, los productores decidieron emprender una protesta que incluye volcar toneladas de mango en la Panamericana Norte. Según el representante, esta medida extrema busca visibilizar la gravedad de la situación y exigir acciones concretas por parte de las autoridades. “No estamos de acuerdo con este tipo de protestas, pero la desesperación nos lleva a tomar estas decisiones. Necesitamos ser escuchados”, afirmó.
La ausencia de apoyo estatal no es un problema nuevo para los agricultores de Lambayeque. A pesar de ser una región clave para la agroexportación, los productores denuncian el abandono por parte del Ministerio de Agricultura y otras instituciones relacionadas. “Nunca se acercan a dialogar ni a ofrecer soluciones. La mayoría de las labores agrícolas se realizan con préstamos, y ahora estamos en una situación de deuda insostenible”, enfatizó.
El abandono de los cultivos no solo genera pérdidas inmediatas, sino que pone en riesgo la producción futura. El mango que se deja en los campos puede convertirse en un foco de proliferación de la mosca de la fruta, una plaga que durante años dificultó las exportaciones de Lambayeque. Aunque los agricultores han logrado reducir su incidencia gracias a programas implementados con Senasa, el abandono masivo de cultivos podría revertir este avance.
Además, los estándares de calidad exigidos por los mercados internacionales, especialmente el asiático, requieren un cuidado meticuloso de los frutos. Enriquez señaló que incluso lluvias inesperadas pueden generar problemas de hongos que afectan la apariencia del mango, haciéndolo inaceptable para la exportación. “El mercado asiático paga bien, pero también es muy exigente. Un pequeño defecto puede significar el rechazo de todo un cargamento”, explicó.
La voz de los agricultores
El impacto de esta crisis trasciende a los productores. El representante destacó que muchas familias dependen del cultivo de mango para subsistir, y su incapacidad para comercializar la cosecha está llevando a situaciones extremas. “Estamos regalando los mangos a nuestros vecinos porque no podemos darnos abasto para recogerlos todos. Es increíble que en un mundo donde falta alimento, los mangos se pierdan en los campos”, lamentó.
Los costos de transporte también juegan en contra. Según Enriquez, el flete de 10 toneladas de mango desde Motupe a Ayacucho cuesta alrededor de 7 mil soles, un monto imposible de asumir en el contexto actual. Esta barrera económica limita aún más las posibilidades de llevar el producto a mercados internos.
Los agricultores esperan que las autoridades tomen medidas antes de que sea demasiado tarde. Proponen la intervención estatal para adquirir excedentes de producción, destinándolos a programas sociales como comedores populares. Sin embargo, hasta el momento, las solicitudes han sido ignoradas. “Invitamos a los funcionarios a dialogar, pero no recibimos respuesta. Solo aparecieron en las campañas electorales, y después desaparecieron”, concluyó.