De acuerdo con estimaciones del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), Perú habrá recibido al cierre del 2024, 3.5 millones de turistas internacionales, cifra que representa un importante incremento respecto al 2023, donde solo se tuvo alrededor de 2.5 millones de visitantes foráneos. La meta para este 2025 es alcanzar los niveles prepandemia, de 4.4 millones de turistas, lo cual generaría un movimiento económico de 10 893 millones de dólares americanos y más de 1.3 millones de empleos.
Sin embargo, para lograr estas cifras se hace necesario un trabajo conjunto que involucre a diversos actores porque enfrentamos grandes problemáticas en el sector, como la informalidad en los servicios, la inseguridad generalizada, la limitada conectividad que existe entre nuestros destinos, así como una pérdida de competitividad a nivel internacional, frente a países vecinos como Chile o Colombia. Esto lo he analizado extensamente en otros artículos, pero en esta oportunidad quisiera abordar la importancia que tendría la elaboración de un plan estratégico colaborativo para el sector, que sea impulsado tanto por los gremios empresariales, los operadores turísticos, así como las comunidades de los principales destinos de nuestro país; y que permita a este y sobre todo a los próximos gobiernos implementar acciones concretas y sostenibles para revitalizar el sector.
Dimensionando la problemática del turismo
Antes de la pandemia, el turismo representaba cerca del 4% del PBI peruano y generaba más de 1.4 millones de empleos directos e indirectos. El cierre de nuestras fronteras y el impacto del COVID; las protestas que se produjeron en 2021 y 2022, así como la actual ola de inseguridad que se extiende a lo largo de nuestro territorio han sido los causantes de que la imagen de nuestro país se resquebraje al ser percibido como un destino inseguro. Esta situación no solo ha afectado a los ingresos del sector, sino que también ha evidenciado debilidades estructurales, como la informalidad en los servicios turísticos, la ausencia de una promoción efectiva y falta de infraestructura adecuada. Además, la fuerte competencia de otros países de la región, como Colombia, Chile o Argentina, que han implementado estrategias innovadoras para atraer turistas, ha dejado al Perú en desventaja.
Ante esta situación, la revitalización del turismo en Perú demanda un enfoque holístico y coordinado. Es crucial que los distintos actores colaboren estrechamente en la creación de un plan estratégico que incluya metas definidas, indicadores cuantificables y medidas específicas para enfrentar los retos más significativos del sector. Necesitamos quick wins. Todo esto cobra mayor importancia ante las próximas elecciones del 2026.
Un elemento determinante de este plan consensuado debe ser el establecimiento de espacios para el debate y mesas de trabajo de colaboración. Estos lugares facilitarán a los sindicatos, operadores del turismo, comunidades locales y autoridades gubernamentales la identificación de problemas compartidos, la definición de prioridades y la propuesta de soluciones acordadas. Es especialmente relevante la participación de las comunidades, dado que son estas las que se relacionan directamente con los visitantes y son las que más saben acerca de las necesidades y posibilidades de sus zonas.
Aquí la academia, tanto a nivel de universidades como escuelas de negocios, juega un rol clave porque puede servir de puente entre los distintos actores y dar una mirada técnica y neutral, dejando de lado posturas políticas. Los investigadores y consultores tienen la capacidad para replicar o adaptar modelos que han funcionado en situaciones similares o, por el contrario, evitar decisiones que no han funcionado por condiciones del mercado o del entorno.
Machu Picchu: un caso de estudio
El santuario histórico de Machu Picchu ilustra cómo la ausencia de coordinación puede impactar en la experiencia de un turista y en la sostenibilidad de un lugar. Aunque es una de las siete maravillas del mundo contemporáneo y el principal destino turístico de Perú, ha lidiado con varios desafíos en años recientes, tales como la sobrecarga de turistas, conflictos sociales y carencias en la infraestructura. Asimismo, es víctima de la informalidad en la venta de entradas que solo generan precios sumamente elevados, especulación, entre otros que dan una penosa imagen a nivel internacional por la dificultad que tiene el turista para acceder a él de manera sencilla y automatizada (comprar un boleto por una página web).
Recientemente, el director ejecutivo de Casa Andina, Juan Stoessel, resaltó en sus redes sociales la relevancia de colaborar en conjunto para optimizar la administración de este emblemático destino. En su cuenta de X expresó que “es imprescindible que todos los participantes del sector turístico colaboremos en conjunto para asegurar que Machu Picchu continúe siendo un lugar atractivo y sostenible para el mundo”. Esta consideración resalta la importancia de un enfoque holístico que tome en cuenta tanto la conservación del legado cultural como el crecimiento económico de las comunidades locales.
Ventajas de la cooperación
La puesta en marcha de un plan estratégico de colaboración no solo favorecerá al sector turístico, sino también a la economía en su conjunto. Algunos de los beneficios más destacados son los siguientes:
- Mayor calidad en el servicio: La colaboración entre los distintos actores facilita la normalización y mejora de los estándares de calidad en los servicios de turismo.
- Mayor satisfacción del visitante: Un visitante contento es más propenso a sugerir el lugar, creando un efecto multiplicador en la afluencia de turistas.
- Respeto del medio ambiente: La implicación directa de las comunidades garantiza que el crecimiento turístico sea respetuoso con el entorno natural y las tradiciones locales.
- Mayor competitividad: Un sector turístico adecuadamente administrado establecerá al Perú como un lugar atractivo y distintivo en comparación con otros países de la región.
- Incremento del empleo: El desarrollo del turismo genera empleo de manera transversal y fomenta el desarrollo sostenible de las comunidades locales.
La revitalización del turismo en Perú demanda un trabajo conjunto y constante de todos los participantes implicados. El diseño de un plan estratégico de colaboración representa una oportunidad para convertir las debilidades presentes en puntos fuertes y establecer al país como un líder en turismo sostenible y de alta calidad. Dentro de las medidas prioritarias a implementar se incluyen:
- Fomentar el diálogo: Implementar comités regionales y nacionales que contemplen a todos los participantes del sector.
- Potenciar la estructura institucional: Establecer o fortalecer entidades que supervisen y coordinen la ejecución del plan estratégico.
- Mejora de la infraestructura y servicios básicos: Garantizar que los principales lugares de interés turístico dispongan de instalaciones modernas y apropiadas.
- Capacitar a las comunidades: Ofrecer capacitación constante a las comunidades y operadores del turismo para asegurar la garantía de formación continua.
El turismo posee un gran potencial para impulsar el crecimiento económico y social en Perú. No obstante, su triunfo se basará en la habilidad de los participantes para colaborar y edificar un futuro competitivo, sostenible y regenerativo. Es el momento de enfrentar el desafío y convertir las dificultades en oportunidades.