El Instituto Geofísico del Perú (IGP), una entidad perteneciente al Ministerio del Ambiente (Minam), registró el pasado martes 14 de enero un fenómeno inusual en la ionósfera. Según informó el organismo, se trató de lo que se conoce como un “eco”, detectado mediante su radar ionosférico. Este cuerpo extraño se desplazó dentro de la atmósfera terrestre a una altitud de aproximadamente 28 kilómetros, siendo visible durante solo un minuto, específicamente desde las 5 horas, 24 minutos y 11 segundos. De acuerdo con información del IGP, la detección de estos ecos no es extraña debido a la gran sensibilidad de los sistemas de monitoreo de la institución.
El investigador científico del IGP, Danny Scipión, explicó las posibles causas de este objeto en el espacio cercano a la Tierra. Según detalló al medio, “el origen del eco puede ser diverso. Podría ser ocasionado por la desintegración de algún satélite artificial que haya llegado al fin de su vida útil o también podría deberse a la fragmentación de algún cometa, como el Atlas G3, que se espera pase cerca de la Tierra por estos días”. Además, Scipión indicó al IGP otra hipótesis: el fenómeno podría haber sido producto de la entrada de un meteorito en la atmósfera terrestre, algo que ocurre de manera regular.
Algunos testimonios extendieron la relevancia del fenómeno al sugerir que el tamaño del objeto pudo haber sido considerable. Según reconoció el IGP, “la visualización de este tipo de fenómeno por el ojo humano y su registro en distintas partes de la costa central propone que se trató de un objeto de tamaño considerable, que se fue desintegrando mientras caía”. Este detalle refuerza la idea de que los eventos captados por radares especializados, aunque comunes en el contexto científico, pueden generar interés por su impacto visual.
Los riesgos de la creciente actividad humana en el espacio. El creciente número de satélites que saturan la órbita terrestre también fue parte del análisis ofrecido por el IGP. Scipión declaró al medio que los eventos como este “son habituales en la alta atmósfera, principalmente debido a la creciente cantidad de satélites que generan desechos en el espacio exterior”. La llamada “basura espacial” se ha incrementado considerablemente con el paso de los años, producto del lanzamiento constante de satélites, cohetes y otros objetos fabricados por el ser humano.
Sin embargo, este no es el único origen posible de fenómenos similares. Escenarios como la fragmentación de cometas u otros cuerpos celestes que orbitan en las cercanías planetarias también forman parte de los riesgos potenciales que enfrenta la Tierra. Scipión subrayó que “los eventos que ocurren en el espacio exterior también deben ser considerados dentro de la gestión de riesgos de desastres”. De igual manera, el IGP enfatizó en la importancia de su papel en la generación de conocimiento sobre el “clima espacial y los fenómenos que ocurren en la ionósfera ecuatorial, producto de la interacción entre la Tierra y el Sol”.
El Instituto Geofísico del Perú reafirmó su compromiso con la investigación y difusión del conocimiento científico, asegurando que estos esfuerzos buscan beneficiar a la sociedad. En palabras de la institución, su trabajo está orientado hacia “ciencia para protegernos, ciencia para avanzar”. Este enfoque destaca no solo el monitoreo y comprensión de los fenómenos espaciales, sino también su relevancia para mitigar riesgos potenciales asociados a estos eventos.
El registro de este eco se produce en un contexto donde las fronteras entre la atmósfera y el espacio exterior están sujetas a un continuo escrutinio por la comunidad científica global. La detección de ecos u objetos que ingresan a la atmósfera contribuye al entendimiento de las dinámicas naturales y de las intervenciones humanas en este entorno.