Escondida. Noemí Alvarado nunca imaginó que su vida daría un giro radical de 180 grados, llevándola a vivir en la clandestinidad tras entregar un teléfono móvil que contenía chats que podrían revelar la presunta existencia de una red de corrupción dentro del extinto programa Qali Warma.
La exvendedora estrella de Frigoinca teme por su seguridad y decidió ocultarse, convencida de que su antiguo jefe, el empresario Nilo Burga, no se suicidó. Por el contrario, Alvarado sostiene que fue víctima de un crimen y teme ser la siguiente, razón por la cual decidió cambiar de domicilio.
Su afirmación se basa en los últimos días que compartió con Burga, a quien recuerda como un hombre decidido y enfocado en proteger la reputación de su empresa. Esta imagen contrasta con la descripción de un individuo deprimido y desanimado que varios testigos han presentado, una versión que ella asegura no coincide con la realidad que vivió junto a él.
En una declaración exclusiva, a la que tuvo acceso la unidad de investigación del diario La República, Noemí Alvarado habló sobre la muerte de Nilo Burga: “Yo creo que a él lo mataron”.
La tarde del 25 de diciembre, cuando se conoció que el dueño de Frigoinca, Nilo Burga Malca, fue hallado muerto en la habitación de un hotel den Magdalena del Mar, muchos expresaron su extrañeza, entre ellos Alvarado. Su extrabajadora dijo estar apenada por lo ocurrido y negó haber estado involucrada.
“Yo no tengo nada que ver en la muerte del señor Nilo (Burga). Me da pena. Juro que estoy también devastada, estoy mal”, afirmó.
Noemí Alvarado está en el proceso de acogerse a la colaboración eficaz en el caso Qali Warma. Esta investigación alcanza a dos de los funcionarios más cercanos a la presidenta Dina Boluarte, el ministro de Desarrollo e Inclusión Social, Julio Demartini y el jefe del gabinete de asesores del Despacho Presidencial, Fredy Hinojosa, quien en algunas oportunidades hace de vocero.
Estrategia
En sus declaraciones, Noemí Alvarado detalla la estrategia que planeó el empresario, junto a su defensa, para poder salvar a Frigoinca. En un primer momento, ambos iban a responder la denuncia por un presunto pago de sobornos a funcionarios para conseguir que las conservas ‘Don Simón’ pasen el control de calidad, pese a estar fabricadas con productos expirados y carne de caballo.
Cuando Alvarado se negó a asumir la responsabilidad por los pagos de coimas y otras actividades delictivas, Nilo Burga y su abogado, Félix Chero, decidieron cambiar de estrategia. Es así que buscaron la ayuda de una tercera persona: Gonzalo Barreto, pareja de Noemí Alvarado, quien a veces hacía algunos trabajos para el empresario.
Lo que Gonzalo Barreto debía hacer es una declaración jurada en la que aseguraba que robó el teléfono que Noemí Alvarado usaba para coordinar el pago de sobornos y lo vendió por S/30.000 al periodista Martín Riepl y al empresario Josías Sánchez Dávila.
El objetivo de esta declaración era restar veracidad al reportaje de Punto Final que hizo la primera denuncia del caso. Sin embargo, la situación se complicó cuando otros dominicales revelaron más irregularidades. Ante esta nueva revelación, Burga y su hijo responsabilizaron a Barreto de haber filtrado información, por lo que intentaron localizarlo desesperadamente.
Noemí cree que buscaban a su esposo “para silenciarlo”, puesto que él también era cercano al empresario y conocía mucho del turbio mundo de Frigoinca.
Ahora, cree que quienes están atrás del asesinato del empresario vayan por ella, para evitar que se sepa más sobre el escándalo en Qali Warma. “Tenemos mucho miedo nosotros. No me estoy haciendo la pobrecita. Es que soy una persona que ha sido víctima de todo esto (de Frigoinca), tal vez por ignorancia. Yo no sabía dónde me estaba metiendo”, lamentó.