Alfonso Graña: el hombre que desafió la selva amazónica y fue proclamado “Rey de los Jíbaros”

De emigrante gallego a líder en la selva amazónica, este español fue reconocido como monarca de una tribu amazónica, dejando un legado de valentía y adaptación en uno de los entornos más inhóspitos del planeta.

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La vida del aventurero Alfonso
La vida del aventurero Alfonso Graña revela una increíble transformación desde recolector de caucho en Sudamérica hasta líder indígena de los jíbaros en el corazón del Amazonas. (Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones de España)

Reconocido por las tribus locales como el “Rey de los Jíbaros”, su vida se convirtió en un fascinante testimonio de exploración, supervivencia y valentía en la Amazonía.

Se trata de Alfonso Graña, nacido en la región de Galicia (España) en 1878, que, impulsado por la necesidad de escapar de la pobreza y la violencia que azotaban su tierra natal, emprendió un viaje hacia Sudamérica.

Primero, se trasladó a Brasil, donde inició su carrera como recolector de caucho, pero pronto se estableció en Iquitos, Perú, donde su vida tomó un rumbo inesperado al adentrarse en la vasta jungla amazónica.

De Galicia a la jungla peruana

Escapando de la pobreza gallega,
Escapando de la pobreza gallega, Alfonso Graña cruzó el océano hacia Brasil y luego a Perú, donde se dedicó al caucho y a la minería. Su travesía lo llevó a la selva, marcando su destino con una historia única. (Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones de España)

A finales del siglo XIX, la situación en Galicia era sumamente difícil. Las enfermedades y la pobreza empujaron a muchos gallegos a emigrar a América en busca de una vida mejor.

Así fue como Graña, siguiendo el destino de muchos compatriotas, arribó primero a Brasil y luego a Perú. En Iquitos, se dedicó a la explotación del caucho y la búsqueda de oro, actividades que eran comunes entre los emigrantes gallegos.

Sin embargo, tras la crisis del caucho en 1922, Graña decidió adentrarse en los rincones más remotos de la selva peruana, donde encontró su verdadera vocación.

El encuentro con los jíbaros

En lo más profundo de
En lo más profundo de la selva, Graña encontró una tribu jíbara que lo aceptó como su líder. Su relación con ellos lo catapultó a ser reconocido como el "Rey de los Jíbaros", un título que marcó su vida. (Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones de España)

Durante su tiempo en la jungla, Graña encontró una tribu de indios jíbaros, los aguarunas y huambisas, quienes vivían a orillas de los ríos Nieva y Santiago, en el Alto Marañón.

La historia de su llegada a la comunidad es algo incierta, pero se sabe que, tras la muerte de un compañero, Graña fue protegido por la hija del jefe tribal, quien se encariñó con él. Esto le daría un giro de 180° a su vida.

Y es que cuando este líder murió, los miembros de la tribu eligieron a Graña como sucesor y fue rebautizado como “Alfonso I, Rey de la Amazonía”. A partir de ese momento, su vida se entrelazó con las costumbres y creencias de los jíbaros, quienes lo reconocieron como su líder.

Los años perdidos en la selva

Durante largos años, el rastro
Durante largos años, el rastro de Alfonso Graña desapareció, hasta que regresó a Iquitos con balsas llenas de mercancías. Su relato sobre la jungla y sus hallazgos se convirtieron en un testimonio invaluable para los emigrantes. (Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones de España)

Tras su proclamación como rey, la vida de Graña se volvió un enigma. Durante varios años, se perdió su rastro hasta que, en algún momento, apareció nuevamente en Iquitos con balsas cargadas de productos de la selva.

Fue en esa época cuando comenzó a colaborar con otro gallego, Cesáreo Mosquera Chousal, quien era propietario de la librería “Amigos del País”, un lugar de encuentro para los emigrantes.

A través de Mosquera, Graña se mantuvo en contacto con diversas expediciones y personas interesadas en el Amazonas, aunque la mayoría de sus relatos y descubrimientos fueron desconocidos por la opinión pública de la época.

Epopeyas en la selva amazónica

Con gestos heroicos como rescatar
Con gestos heroicos como rescatar a expediciones perdidas y transportar un cadáver en balsas, Graña consolidó su leyenda. Su hazaña en la jungla lo convirtió en una figura crucial en el Amazonas peruano. (Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones de España)

El coraje y la astucia de Graña lo llevaron a ser una figura crucial en varias expediciones por la selva amazónica. En 1932, cuando una expedición latinoamericana se perdió en la jungla, Graña acudió en su auxilio, llevándoles víveres y ayudándolos a sobrevivir.

En 1933, después de un accidente aéreo en el que murió el piloto Alfredo Rodríguez Ballón, Graña y sus fieles acompañantes indígenas realizaron una hazaña extraordinaria al transportar el cadáver embalsamado del piloto y los restos del avión a través de los rápidos del Pongo de Manseriche.

Este gesto heroico le valió el reconocimiento de las Fuerzas Aéreas Peruanas y, años después, el aeropuerto de Arequipa fue nombrado en honor al piloto fallecido.

A lo largo de su vida, Graña vivió diversas experiencias que lo marcaron profundamente. A pesar de las dificultades y de los desafíos que enfrentó, su legado perduró, no solo por su valentía y liderazgo, sino también por su capacidad de adaptación a un entorno tan hostil como la jungla amazónica.

El fin de una era

A pesar de su muerte
A pesar de su muerte en 1934, Graña dejó un legado perdurable. Su historia como explorador y "Rey de los Jíbaros" sigue siendo una parte esencial de la historia amazónica, y sus descendientes aún viven en Iquitos. (Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones de España)

En 1934, Alfonso Graña falleció en la selva, a los 56 años, sin que se llegara a conocer toda la extensión de su vida en la Amazonía. A pesar de su muerte, su historia sigue viva, ya que hay descendientes suyos en Iquitos, pues, en sus años de búsqueda de caucho, Graña trajo a su hermana Florinda desde España.

Ella se casó con otro gallego, José Iglesias Álvarez de Aragón, y juntos realizaron varias expediciones en busca del valioso caucho, y tuvieron hijos que, de alguna manera, continúan el legado de su familia en la región.

La historia de Alfonso Graña es una de exploración, valentía y sobrevivencia en uno de los entornos más desafiantes del planeta. Su vida como “Rey de los Jíbaros” sigue siendo un misterio fascinante y un testimonio de la interacción entre culturas tan distantes y complejas.

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