La reciente valorización de las acciones del Puerto de Chancay, realizada por DIVISO SAB a solicitud de la Superintendencia del Mercado de Valores (SMV), ha generado un intenso debate en plaza bursátil peruana, debido a que contendría inconsistencias que podrían impactar en las decisiones de los inversionistas.
De acuerdo con los detalles publicados, Transition Metals, una de las empresas involucradas, lanzó una Oferta Pública de Adquisición (OPA) por las acciones clase A de Inversiones Portuarias Chancay (IPCH), inscritas en la Bolsa de Valores de Lima (BVL) bajo el código IPCHAC1.
La oferta incluye un precio de 0,0657 dólares estadounidenses por acción, con un límite de adquisición de 357,2 millones de acciones, lo que representa el 21,9% del total de acciones tipo A.
Previamente, otra empresa calificadora, Kallpa SAB, había sugerido que la metodología utilizada por DIVISO SAB podría “inflar” artificialmente el valor calculado por el activo liquidable en Chancay.
El plazo para esta operación, que comenzó hoy 30 de diciembre de 2024, se extiende por 20 días hábiles, culminando el 27 de enero de 2025, y los pagos se realizarán en dólares.
Chancay y una acción mínima “sobredimensionada” para la OPA
El economista independiente Iván Alonso, quien fue consultado por Transition Metals para emitir una opinión sobre el informe de DIVISO SAB, ofreció un análisis detallado del proceso de valorización.
Según explicó, DIVISO SAB empleó varios enfoques para determinar el valor de las acciones, descartando algunos métodos tradicionales debido a las características específicas del proyecto.
Por ejemplo, se excluyó la metodología de flujos de caja descontados, que suele ser la más utilizada para empresas en funcionamiento, ya que el puerto aún no ha iniciado operaciones comerciales y, por lo tanto, carece de un historial operativo que permita proyecciones confiables.
En lugar de ello, DIVISO SAB optó por basarse en tres elementos principales: el valor patrimonial reflejado en los estados financieros de la compañía, el valor de liquidación en un escenario hipotético de cierre, y un acuerdo contractual entre IPCH y su socio mayoritario, Cosco Shipping, que establece una opción de venta de acciones a precios previamente acordados.
Este último elemento fue considerado como el más sólido y determinante para la valorización, ya que proporciona un grado de certidumbre al estar respaldado por un contrato legalmente vinculante.
Para Alonso, el análisis de DIVISO SAB asumió que esta opción de venta se ejecutaría en el quinto año, cuando el precio acordado alcanza su punto máximo, y lo trajo a valor presente utilizando la tasa pasiva de depósitos como tasa de descuento.
Sin embargo, este enfoque podría “sobreestimar” el valor real de las acciones, ya que esperar cinco años para ejecutar la opción de venta implica un nivel de riesgo mayor que el de un depósito bancario. Según el economista independiente, una tasa de descuento más alta sería más adecuada para reflejar este riesgo adicional.
“DIVISO SAB tiene un fundamento razonable. Sin embargo, creo que podría estar sobreestimando en alguna medida el valor real de esa opción de venta. Si ellos dicen 0,0657 dólares, yo descontando a una tasa mayor llegaría a un número más bajo”, relató el experto.
¿Vale la pena comprar las acciones en Chancay?
A pesar de estas observaciones, Alonso destacó que el trabajo de DIVISO SAB sigue los protocolos establecidos por la regulación y se basa en fundamentos razonables.
No obstante, reconoció que cualquier proceso de valorización, especialmente en un contexto de incertidumbre como el del Puerto de Chancay, puede generar controversias.
“La incertidumbre sobre la operación misma y las utilidades que pueda generar es muy grande, porque no está testeado cuánta carga va a llegar, a qué precios, o cómo van a reaccionar los puertos del Callao y otros posibles competidores”, detalló para Infobae Perú.
En cuanto a las implicancias de una posible sobreestimación del valor de las acciones, Alonso explicó que esto podría llevar a Transition Metals a pagar un precio más alto por cada acción ofrecida en venta.
De cualquier manera, esta decisión recae en los accionistas actuales, quienes deben evaluar si aceptan la oferta basada en el precio recomendado por DIVISO SAB o si prefieren mantener sus acciones, considerando que el precio de cotización en la BVL es actualmente superior al valor sugerido en el informe.
“DIVISO SAB ha acertado al decir que lo más firme que hay es el acuerdo de accionistas, que le ponen un valor a las acciones que puede ser reclamado contractualmente. Ahora, siempre cabe la posibilidad de que haya gente con más expectativas que elegirá no ejercer esa opción”, indicó Alonso.
Vale recordar que Kallpa SAB cuestionó no solo los resultados del análisis de DIVISO SAB, sino también el hecho de que esta empresa fuera seleccionada para realizar la valorización. Aunque Alonso evitó opinar sobre este aspecto, señaló que los procedimientos de la SMV, incluyendo la convocatoria inicial que fue declarada desierta, son un tema que escapa a su competencia.
El caso del Puerto de Chancay pone de manifiesto las complejidades inherentes a los procesos de valorización en proyectos que aún no han iniciado operaciones. En última instancia, será el mercado y los accionistas quienes determinen el impacto real de este análisis en las decisiones de inversión relacionadas con el puerto.