La Navidad es una época de tradiciones, y una de las más queridas es armar el nacimiento en casa. Cada año, las familias se reúnen para recrear el momento del nacimiento de Jesús, no solo con un fin religioso, sino también como un acto que une a todos. Este gesto familiar da paso a un ambiente cálido donde las figuras se colocan con esmero, mientras se comparte tiempo y se genera una atmósfera de reflexión y esperanza.
En cada hogar, el montaje del nacimiento es un acto lleno de emoción. Los niños esperan ver cómo se arma el pesebre, rodeado de figuras como María, José, los pastores, los animales y la estrella que guía a los Reyes Magos. Cada “personaje de Belén” tiene un significado particular: María y José simbolizan la devoción y el amor incondicional, los pastores la humildad, y la estrella la luz que guiará a todos hacia la salvación.
Sin embargo, hay una figura que aún no se coloca: el Niño Jesús. Detrás de cada nacimiento se encuentra un trasfondo histórico que remonta su origen a San Francisco de Asís en el siglo XIII.
El origen histórico de la representación del nacimiento de Jesús
La tradición de representar el nacimiento de Jesús tiene sus raíces en el siglo XIII, cuando San Francisco de Asís creó el primer pesebre viviente en la localidad italiana de Greccio. En 1223, buscando acercar a los fieles al misterio de la Navidad, San Francisco reunió a personas y animales para recrear la escena del nacimiento de Cristo.
El pesebre original no incluía figuras de barro ni madera, sino personas reales que escenificaban el humilde nacimiento de Jesús. Con el paso de los años, esta representación evolucionó y se adaptó a diferentes contextos culturales. Se empezaron a utilizar figuras hechas a mano, lo que permitió que las familias llevaran el simbolismo del nacimiento a sus hogares.
Durante la Edad Media, la representación del nacimiento se popularizó en Europa, especialmente en España e Italia, gracias al apoyo de la Iglesia católica. Los monasterios y las parroquias comenzaron a elaborar nacimientos con detalles más elaborados, añadiendo elementos como los pastores, los Reyes Magos y la estrella de Belén.
Con la llegada de los españoles a América, la tradición del nacimiento se expandió al Nuevo Mundo. Las culturas locales adoptaron y reinterpretaron esta costumbre, integrando elementos propios en las representaciones.
¿A qué hora se coloca al Niño Jesús en el nacimiento?
En varios países de Hispanoamérica, como en Perú, es común que el Niño Jesús se coloque en el pesebre a las 00:00 horas del 25 de diciembre, justo cuando comienza la Navidad. Esta costumbre refleja el simbolismo de la llegada del Salvador, celebrada en su totalidad en la víspera del 25 de diciembre, como un acto de esperanza y renovación.
La espera de colocar al hijo de María tiene un significado particular: se vincula con la preparación espiritual durante el Adviento, un tiempo de espera y reflexión. Este acto de poner la figura en el pesebre marca el inicio de la Navidad y la culminación de la esperanza de recibir al Salvador.
El momento exacto de colocarlo varía según las costumbres locales, pero es habitual que las familias se reúnan para este acto solemne a la medianoche. Para los niños, este es uno de los momentos más esperados, y simboliza la llegada de la luz al mundo.
Colocar el nacimiento de Jesús en casa es una forma de traer la esencia de la Navidad al corazón del hogar. Cada figura cuenta una historia de humildad, fe y esperanza. Al reunirnos en torno a este pequeño altar, nos conectamos con el verdadero espíritu de esta festividad.