Este sábado, en una solemne ceremonia en el Vaticano, el Papa Francisco confirió al arzobispo de Lima, Carlos Castillo, el título de cardenal, convirtiéndolo en el sexto purpurado en la historia de la Iglesia Católica peruana. Durante el Consistorio público, realizado en la Basílica de San Pedro, Castillo recibió el capelo rojo y el anillo cardenalicio, insignias que simbolizan su nueva responsabilidad en la Iglesia.
Con 74 años, Castillo se une a una selecta lista de cardenales peruanos, entre los que se destacan figuras como Pedro Barreto, actual arzobispo emérito de Huancayo, y Juan Luis Cipriani. A partir de este nombramiento, el nuevo cardenal asumirá una serie de nuevas funciones dentro del ámbito eclesiástico, reflejando así su creciente papel en la Iglesia global. La ceremonia, realizada en el mismo día en que la catedral de Notre Dame reabrió sus puertas al mundo, reunió a 21 prelados de diferentes continentes.
Las funciones claves del rol del cardenal en la Iglesia Católica
Al ingresar al Colegio Cardenalicio, el cardenal asume principalmente el rol de consejero del Papa, lo que implica ser una figura cercana y confiable para la toma de decisiones importantes. Esta relación de confianza no solo se refleja en el día a día, sino también en su participación en consistorios, a los que son convocados para discutir asuntos cruciales para la vida eclesial.
“El cardenal es un consejero del Papa Francisco y, al mismo tiempo, un posible elector del sucesor del Papa, ya sea en caso de renuncia, como ocurrió con Benedicto XVI, o tras su fallecimiento”, explicó el monseñor Pedro Barreto a RPP Noticias.
Aparte de su tarea como consejero, el cardenal también tiene una función decisiva en la elección de un nuevo Papa. Si un Papa renuncia o fallece antes de que el cardenal cumpla los 80 años, este podrá participar en el Cónclave, el proceso mediante el cual se elige al sucesor.
“Los cardenales que superen los 80 años de edad no pueden participar en el Cónclave que elige al nuevo Papa. No es un honor pero sí es una confianza plena que le Papa Francisco hace a las personas”, sostuvo.
El cardenal no solo actúa como consejero, sino que también puede recibir encargos específicos del Papa, como formar parte de un dicasterio (ministerio de la curia romana), encargándose de áreas importantes de la Iglesia. A pesar de este nuevo rol, el cardenal mantiene sus funciones previas, como es el caso de Mons. Carlos Castillo, quien continúa desempeñando su labor como arzobispo de Lima.
Según Véronique Lecaros, jefa del Departamento de Teología de la Pontificia Universidad Católica del Perú, en la Edad Media, los cardenales eran los encargados de elegir al Papa. Aunque actualmente los electores del Papa provienen de diversas partes del mundo, el cardenal sigue siendo una figura clave en la estructura eclesiástica.
Así, ser cardenal no solo es un reconocimiento, sino también una enorme responsabilidad dentro de la Iglesia Católica, destacando la confianza plena del Papa Francisco en aquellos que asumen este cargo.
La misión de Monseñor Carlos Castillo como cardenal del Perú
El monseñor Pedro Barreto también sostuvo que la misión fundamental de todo cardenal es representar y hacer presente el magisterio del Papa, en este caso, el Papa Francisco. El cardenal tiene la responsabilidad de difundir y promover los documentos clave de su pontificado, tales como La Alegría del Evangelio, Laudato Si’ (sobre el cuidado de la casa común) y Fratelli Tutti (sobre la fraternidad y la amistad social).
“La misión fundamental de todo cardenal es hacer presente el magisterio del Papa actual, en este caso, el Papa Francisco. Durante sus once años de pontificado, el Papa ha elaborado documentos clave como La Alegría del Evangelio, Laudato Si’, que es el cuidado de la casa común, y Fratelli Tutti. Todos estos son proyectos de vida que forman parte de un proceso de renovación de la Iglesia”, indicó..
El cardenal debe impulsar la renovación constante de la Iglesia, dejándose atrás aquellas actitudes negativas que han persistido a lo largo de la historia, simbolizadas en el ejemplo de Judas, quien traicionó al maestro por unas monedas.
“La Iglesia siempre debe renovarse, dejando de lado aquellas cosas negativas que han existido desde sus inicios, como la traición de Judas, quien vendió al Maestro por unas monedas. Esto nos recuerda que, aunque la Iglesia es pecadora, también es santa gracias a la experiencia de Jesús, quien está presente como la roca firme”, acotó.
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