
En el mundo empresarial, pocas historias reflejan mejor la capacidad de resiliencia y reinvención que la de Redondos, una de las principales empresas avícolas del Perú.
La compañía no solo logró sobrevivir en un contexto adverso, sino que, tras haberlo perdido todo por culpa del terrorismo, emergió como un líder indiscutido en su sector.
En la actualidad, distribuyen más de 175 millones de pollos al año, y su historia es un ejemplo de perseverancia y éxito frente a la adversidad.
De inicios humildes

Todo comenzó en 1973, cuando Julio Favre Carranza, un joven recién graduado en zootecnia, decidió fundar su propia empresa avícola.
Sin embargo, no sería un camino fácil. El Perú de esa época enfrentaba profundas crisis económicas y políticas, que impactaron el crecimiento de muchos sectores productivos, incluido el avícola.
Pero Julio, con una visión clara y una determinación inquebrantable, persistió. Su capacidad para adaptarse y buscar nuevas oportunidades le permitió adquirir, en 1977, la Granja Shinchi, lo que marcó el inicio de la diversificación de su negocio, entrando en la crianza de cerdos.
Prueba de fuego

Si bien la empresa logró crecer lentamente durante sus primeros años, el verdadero reto llegó en 1987, cuando Sendero Luminoso, uno de los grupos terroristas más temidos de la época, atacó la empresa.
De hecho, menos del 10% de las empresas avícolas del Perú lograron sobrevivir a ese periodo de violencia e inestabilidad. A pesar de este devastador golpe, el empresario no se rindió. En lugar de ceder, tomó la difícil decisión de enviar a su hijo mayor a estudiar a Estados Unidos, buscando proteger a su familia y asegurar el futuro de la empresa. Comenzó de nuevo, con la misma tenacidad con la que había iniciado su proyecto en 1973.
Cambio de nombre

Con el retorno de la estabilidad política en el país, Julio y su familia decidieron seguir apostando por el negocio avícola. En 1990, inauguraron una planta de procesamiento en la ciudad de Huacho, lo que les permitió empezar a criar pollos de engorde un año después.
El negocio comenzó a consolidarse nuevamente, y en 1995, la empresa adoptó un nuevo nombre: Redondos. El origen de este nombre tiene una anécdota interesante. Los galpones diseñados por Julio tenían una estructura circular, lo que ayudaba a evitar accidentes entre los pavos bebes.
A medida que el negocio creció, Julio Favre no solo se consolidó como un líder empresarial, sino también como un referente gremial. Ocupó altos cargos en la Asociación Peruana de Avicultura y la Federación de Industrias Avícolas.
Bajo su liderazgo, Redondos continuó modernizándose y hoy cuenta con una de las plantas de incubación más avanzadas del Perú, capaz de procesar 14.000 pollos por hora.
Crecimiento y ayuda social

Pero Redondos no se limitó solo a innovar en la producción avícola. A lo largo de los años, la empresa ha desarrollado una sólida estructura empresarial que incluye más de 5.000 empleados y programas sociales enfocados en las comunidades donde opera.
Entre sus últimas innovaciones, destaca la creación de una línea de productos de cerdo premium y alimentos listos para cocinar, ampliando su oferta y respondiendo a las tendencias de consumo actuales.
La historia de Redondos es, en muchos aspectos, un reflejo del espíritu emprendedor y resiliente que caracteriza a muchos empresarios peruanos. A pesar de los desafíos, incluido el devastador impacto del terrorismo, Julio Favre y su familia nunca perdieron la fe en su proyecto.