
Una de las canciones más bellas que tiene el cancionero del peruano es ‘La Flor de la canela’, que fue escrita por la inmortal ‘Chabuca’ Granda.
Este tema no solo ha dejado huella en nuestro país, sino que con el tiempo se convirtió en una especie de representante de estas tierras y ha sido interpretado por los más reconocidos artistas de esta parte del continente y del mundo entero como Caetano Veloso, Julio Iglesias, La Lupe, Raphael, Rocía Jurado, Yma Sumac por mencionar solo a algunos.
Pero lo que muy pocos sabes es que este bello tema tiene en su origen a una amistad muy especial que cultivó Chabuca con doña Victoria Angulo Castillo cuando esta última la visitaba en su trabajo en una farmacia en el Jirón de la Unión. Y esta es la historia.
La inspiración que necesitaba

Granda había estado trabajando ya hace algún tiempo en el tema, pero todavía no le había encontrado el final que ella quería darle a su canción.
Entre la multitud que llenaba la noche con cantos, acordes de guitarra y el contagioso ritmo de un cajón, resaltaba una pareja artística que más tarde se erigiría como un ícono musical peruano: el maestro Óscar Avilés, reconocido como la primera guitarra del país, y la cautivadora Chabuca Granda.

En determinado momento de la fiesta, Avilés percibió la intensa atención de Chabuca, quien estaba fascinada por un estilo de canto sumamente expresivo entre los presentes. Intrigado, Avilés respondió a su curiosidad, revelándole que dicho estilo era característico de los cantantes del distrito de La Victoria.
Sumida aún en la sorpresa de esa revelación, Chabuca Granda se dirigió a Avilés expresando que esa era precisamente la chispa que necesitaba para su próxima creación musical.
De manera repentina, se encaminó al balcón de la casa, abrió las ventanas y, en armonía con el estilo de canto recién descubierto, concluyó una canción que había estado gestando durante más de un año. En esa misma noche del 7 de enero de 1950, Chabuca Granda dio los toques finales a lo que se convertiría en la eterna “La Flor de la Canela”.
¿Quién es ‘La Flor de la Canela’?

Antes de dedicarse totalmente al arte, Chabuca tenía que ganarse la vida de alguna manera y consiguió un trabajo en la botica Francesa del Jirón de la Unión, en pleno Centro de Lima.
Así fue como poco a poco, la inspiración para “La Flor de la Canela” surgió de manera gradual en Chabuca, especialmente cuando observó las canas que asomaban en los cabellos de Victoria y el sonrojo en sus mejillas al percatarse de que Chabuca lo había notado. Así nació la musa para la célebre frase que resonaría en la canción.
Por esos mismos días, la cantautora Chabuca asistió a una charla del historiador Raúl Porras Barrenechea, quien pronunció una frase que quedó arraigada en sus pensamientos: “el viejo puente, el río y la alameda”.
Fue un regalo

Meses después, incorporó esta expresión en su composición. El 21 de julio de 1950, en la celebración del cumpleaños 59 de Victoria Angulo, Chabuca presentó por primera vez “La Flor de la Canela” como un regalo para los presentes.
Desde entonces, “La Flor de la Canela” ha sido interpretada en innumerables ocasiones por diversos artistas peruanos y también por intérpretes de otras nacionalidades e idiomas. Chabuca Granda siempre expresó su profundo agradecimiento a Victoria Angulo por ser la musa inspiradora de esta joya musical. En un gesto de gratitud, envió a Victoria un ramo de flores junto a un diploma otorgado por la Municipalidad de Lima, con un mensaje que destacaba la importancia de su amiga.
Significado

La expresión “La Flor de la Canela”, ha sido utilizada históricamente como símbolo de excelencia y alta calidad. Esta frase ha sido destacada en documentos del siglo XVII por su uso para enaltecer características sobresalientes. Aunque su origen preciso no ha sido determinado, el escrito español Sebastián de Covarrubias ya aludía a este término en 1611 en su obra ‘Tesoro de la lengua castellana o española’.
En la misma línea con los hallazgos históricos, la frase “La Flor de la Canela” ha transitado a lo largo de los siglos manteniendo un estatus de elevado prestigio dentro del habla castellana.
La cultura popular y la literatura han sido vehículos para preservar la memoria de expresiones como esta, que, aunque no sean de uso corriente, forman parte del patrimonio inmaterial de la lengua española y su evolución.