
Uno de los lugares más emblemáticos de la Provincia Constitucional del Callao es el Castillo del Real Felipe. Convertido en museo en estos días, esta antigua construcción todavía guarda más de un secreto que espera ser revelado por el gran público que suele visitarlo en los diferentes tours guiados que se suelen organizar.
Uno bastante conocido es el de la actividad paranormal que supuestamente ocurre en las noches en los diferentes torreones del castillo.
Sin embrago, lo que muchos todavía no se han percatado es que este lugar, en diferentes etapas de su historia, también cumplió las funciones de ser prisión para los enemigos de gobierno de turno.
Y no fue una cárcel común, pues debido a su peculiar manera de haber sido construida estar encerrado en una de ellas podía ser un verdadero infierno para los prisioneros. Esta es su historia.
Origen del castillo

La Fortaleza del Real Felipe, construida en el siglo XVIII en la bahía del Callao, Perú, fue erigida para proteger el puerto de piratas y corsarios.
Esta fortaleza, de forma pentagonal, alberga baluartes y torreones con nombres simbólicos. Actualmente, como sede del Museo del Ejército del Perú, atrae turistas.
Algunos cambios

Luego de ser testigo de varios eventos historias de relativa importancia para el país, la Fortaleza del Real Felipe, experimentó su primera alteración en 1806, cuando se inició la gestación de la independencia peruana.
Tras la independencia del Perú, el sitio de la fortaleza llevó a su rendición en 1821, rebautizada por San Martín como “Castillo de la Independencia”. Recuperada por España en 1824, resistió hasta 1826, marcando el fin del dominio español en América del Sur y la independencia de Chile.
La leyenda de Rodil

Uno de los personajes que quedó en la historia del Real Felipe, qué duda cabe, es la del brigadier español José Ramón Rodil y Gayoso. Este pasaría a la historia de la infamia por someter a sus seguidores a prácticas insalubres que los llevaría a la muerte, todo por no querer aceptar la derrota española y reconocer que la independencia del Perú era ya un hecho en los hechos.
Así se mantuvo por dos años consecutivos, mientras era asediado por mar y tierra para que deponga las armas y se rinda de una buena vez. A su lado estaban miembros de los regimientos Real de Lima, Arequipa y otros desertores independentistas.

Esta resistencia provocó que miles de civiles murieran de hambre y de otro tipo de enfermedades, pues cuando comenzaron a terminarse las provisiones, los prisioneros voluntarios no tuvieron más remedio que comer de la basura y comenzar a cazar ratas para cocinarlas para que le sirvan de alimento.
El mismo Simón Bolívar reconoció su valentía por atrincherarse tanto tiempo en el castillo y en lugar de tomarlo prisionero, lo premió con la libertad para que regrese a su país a continuar con sus labores de militar
La vida en los calabozos

Líneas más arriba ya habíamos comentado que varios de los calabozos de la Fortaleza del Real Felipe sirvieron también como prisiones de diversos personajes a lo largo de la historia.
Y es que el estar encerrado en un lugar como este ya era, prácticamente, una sentencia de muerte, pues estas cárceles eran largos pasadizos de hasta 60 metros de largo por menos de dos metros de ancho.
Tal como sucede en las actuales prisiones de Lima, en estos calabozos nadie respetaba el aforo máximo y los custodios solían meter más gente de los que realmente cabían, lo que empeoraba todavía más las condiciones en estos espacios reducidos.
Felizmente, los peores momentos ya pasaron y las cárceles del Real Felipe solo han quedado como un terrible recuerdo del horror que un día se vivió en sus instalaciones.