La embajada del Reino Unido en Perú festeja este sábado la histórica coronación de Carlos III, un evento que ocurre ocho meses después de subir al trono tras la muerte de Isabel II. La fastuosa ceremonia, que la nación británica no vivía desde hacía 70 años, fue seguida desde la sede diplomática, en Surco, que preside el embajador Gavin Cook.
El evento inició desde la 13:00 horas. Cook es el anfitrión de una gala que reúne a la comunidad británica y peruana en este día que atrajo la atención de audiencias de todo el mundo, pero también consiguió acercar a Londres a un buen número de jefes de Estado para demostrar que la monarquía sigue siendo uno de los grandes activos del Reino Unido.
Una orquesta en vivo tocaba temas de artistas británicos, mientras que a miles de kilómetros, en la Abadía de Westminster (Londres), el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, colocó la corona de San Eduardo sobre la cabeza del monarca, de 74 años.
También había stands de caritas pintadas para los más pequeños y degustación de productos. La iniciativa congregó a un importante número de jóvenes, constató Infobae. Mientras aparecía la postal de los monarcas saludando desde el balcón, la sede diplomática se enfrascaba en aplausos.
Mediante un breve comunicado compartido en redes sociales, la presidenta Dina Boluarte saludó al rey y le deseó sus mejores deseos en beneficio a la población de su país. Desde América, el único mandatario presente en el evento fue el presidente de Brasil, Luiz Inacio “Lula” da Silva.
Esta es la primera vez en siete décadas que el Reino Unido es testigo de la coronación de un jefe de Estado, para la que se utilizaron insignias reales, y la corona del siglo XVII, de un peso que supera los dos kilos y ataviada con piedras preciosas.
Una veintena de miembros del grupo ecologista Just Stop Oil, que en pasadas protestas han bloqueado carreteras pegándose al asfalto, también fueron arrestados. La policía, que desplegó a 11.500 agentes para la ocasión, anunció que no toleraría ningún disturbio.
Organismos como Human Rights Watch y Greenpeace también criticaron la nueva ley promulgada de forma acelerada esta semana que da mayores poderes a la policía contra las manifestaciones.