
El 2025 fue un año muy movido para el equity local. Comenzó con el Merval, índice que engloba los papeles más líquidos del mercado, alcanzando su máximo histórico de US$2.387 en enero. Continuó con una retracción entre marzo y abril que lo dejó 39% por debajo de su pico, producto de la enorme volatilidad inyectada por Donald Trump en los mercados internacionales a partir del anuncio del Liberation Day. Luego, avanzó con una recuperación parcial pero significativa tras la pausa inicial comunicada por el mismo presidente norteamericano, hasta que la incertidumbre previa a las elecciones de medio término de PBA y los resultados de estas lo desplomaron hasta su mínimo en un año de USD 1.071. Finalmente, el batacazo del oficialismo le devolvió la vida al índice y, tras una suba de más de 90%, volvió a posarse alrededor de los USD2.000, nivel en el que lateraliza desde fines de octubre. La gran incógnita es si esta lateralización culminará con un recorrido alcista o con uno bajista. Pero, para responder esta pregunta, se debe evaluar tanto el contexto local como en el internacional.
Que el soberano evite el riesgo de default y sea capaz de afrontar sus vencimientos sin mayor estrés, disminuye la probabilidad de maniobras que afecten a las compañías
En el contexto local, todo parece alineado para que el rally continúe. Al reordenamiento macroeconómico, que se apalancó principalmente en una disciplina fiscal innegociable, se le sumó una modificación en el esquema cambiario del BCRA que despejó las dudas de buena parte del mercado. El Banco Central anunció que las bandas evolucionarán al ritmo de la última inflación disponible a partir de 2026, por lo que la apreciación del techo de la misma dejará de ser un tema de discordia.
A su vez, la máxima institución financiera comunicó que comenzará a comprar dólares en el mercado cambiario en base a ciertas reglas (resurgimiento de la demanda de pesos, lo que es esperable dados los niveles actuales, y siempre que el volumen del mercado lo permita), por lo que la crítica respecto de la falta de acumulación de reservas también fue, al menos parcialmente, silenciada. Este escenario aboga por una disminución paulatina del riesgo país, que eventualmente le permita al Tesoro nacional regresar a los mercados de crédito internacionales para refinanciar vencimientos. Ya un gran pequeño paso en esta dirección fue dado este mes, con la emisión del nuevo Bonar 2029.
¿Por qué esto es relevante para las empresas? Que el soberano evite el riesgo de default y sea capaz de afrontar sus vencimientos persistentemente sin mayor estrés, disminuye significativamente la probabilidad de que el gobierno nacional comience a realizar maniobras que afecten a las compañías. El ejemplo más claro de este tipo de acciones se dio cuando, durante la administración de Alberto Fernández, se decidió que las compañías, incluso aquellas con la capacidad de pagar cash sus vencimientos, debían refinanciar los vencimientos de sus bonos, para no demandarle dólares al BCRA. Por este motivo, el acceso al mercado del soberano disminuye el riesgo moral, que tanto pesa sobre el segmento corporativo. ¿Y por qué eso es clave para las acciones? En primer lugar, las acciones representan el valor presente de los flujos futuros de una compañía.
Reducir el riesgo país impacta directamente en la tasa de descuento de las empresas, lo que genera que el valor presente de dichos flujos se mueva al alza. Adicionalmente, el menor riesgo asociado a la Argentina desbloquea la posibilidad de que cada firma se financie más barato. Esto no solo hace que estos mismos flujos aumenten por afrontar menores costos de intereses, sino que, además, bajar el costo de financiamiento abre la posibilidad de que más proyectos se vuelvan viables para las compañías. Así, las oportunidades de crecimiento también aumentan.
Dicho esto, actualmente el sector energético de Argentina es el que presenta las mejores oportunidades. Por un lado, la industria Oil & Gas viene teniendo un año espectacular tras la puesta en marcha del Proyecto Duplicar, que desbloqueó el cuello de botella que representaba la capacidad de evacuación desde la cuenca Neuquina. Hacia adelante, la industria, que ya rompió su récord histórico de producción mensual este año, es la que presenta las mayores oportunidades de cara a 2026, incluso con un Brent que no acompaña. De hecho, según la propia operadora, Oldelval, la capacidad adicional del oleoducto ya fue absorbida en un 85%, por lo que pronto se necesitará mayor capacidad de evacuación para que productores como YPF, Vista Energy y Pampa Energía, cuyos papeles muestran el mayor potencial, sigan acelerando su producción. Ello llegará a fines de 2026 y durante 2027, con el deployment de VMOS, el consorcio que lidera YPF. Por otro lado, la industria de generación eléctrica también presenta muestra drivers concretos a medida que la Secretaría de Energía avanza con su desregulación y la industria minera se posiciona como uno de los nuevos motores de crecimiento para el país. En esta línea, una compañía como Central Puerto, poseedora de una gran capacidad instalada térmica, y con oportunidades de crecimiento en renovables en el NOA, luce como la mejor alternativa.
No obstante, cabe señalar que todo dependerá de Estados Unidos. Después de todo, Argentina es un trade que tracciona cuando se alinean dos factores: la idiosincrasia local y el apetito al riesgo internacional. En este sentido, a pesar de que a lo largo del año los mayores índices estadounidenses tuvieron un rally espectacular y el S&P se encamina a cerrar un tercer año consecutivo con rendimientos de dos dígitos, la marcha parece haberse enfriado para el cierre de 2025. Tiene sentido: las valuaciones actuales son de las más altas en la historia para cualquier métrica de price-to-earnings que se tome de referencia y la más alta para el Shiller PE (ajusta por ciclos), aun cuando hay diversos riesgos acechando al mercado. Para empezar, en cuanto a la inteligencia artificial, todavía no se sabe qué tan rentable será ni qué tan rápido evolucionará, y el mercado se puso extremadamente optimista al respecto. En especial, se tomó con extrema euforia algunos anuncios que, de ser analizados con un ojo crítico, señalan cierta circularidad en la contabilidad de las impulsoras de la tecnología. Por el lado de la economía, el mercado laboral sigue enfriándose, y si bien la tasa de desempleo todavía no toca niveles preocupantes (apenas trepó a 4,6% con un incremento en la participación), el subempleo, que es un indicador temprano (los empleadores primero recortan horas antes de echar personas), alcanzó su nivel más alto desde agosto de 2021. En esta misma línea, el número de vacantes se mantiene en línea con la tasa de desempleo, y la tasa de renuncias, que muestra qué tan confiadas se encuentran las personas para conseguir un nuevo empleo, sigue muy baja. Ello claramente impacta en la negociación salarial, que viene luchando por superar la inflación, y en noviembre apenas trepó 0,1%. A ello se suma la incertidumbre sobre la elección del próximo presidente de la Fed y su futura independencia del gobierno, y la interminable guerra comercial entre China y Estados Unidos.
En resumen, si bien la idiosincrasia local parece acomodarse favorablemente, el contexto internacional no termina de acompañar. Las valuaciones récord en un escenario de riesgos latentes son motivo de cautela. Este es posiblemente el factor más explicativo de por qué el Merval comenzó a lateralizar de forma tan evidente tras su rebote récord. Por esta razón, luce razonable mantener posición en renta fija temporalmente, en especial en créditos de primera línea como Pampa Energía, TGS o YPF Luz, mientras se espera que el panorama se aclare o provea puntos de entrada más atractivos. Como estrategia alternativa para aquellos más agresivos, se podría ir tomando posición en las acciones mencionadas (YPF, VIST, PAMP, TGS, CEPU) paulatinamente con el pasar de los meses, promediando el punto de entrada.
Últimas Noticias
La inflación de un dígito: objetivo de mediano plazo
El proceso para alcanzar una inflación de un solo dígito dependerá de la profundidad y la persistencia de las reformas macroeconómicas y microeconómicas, según el análisis de experiencias internacionales y regionales
Bandas cambiarias: mismo techo, ¿nuevo piso?
El déficit de cuenta corriente se amplía a 1,7% del PBI en 2025. Las estimaciones anticipan un giro desde el superávit de 0,8% en 2024 hacia un déficit de 12.000 millones de dólares el próximo año

La modernización laboral, una deuda con las pymes
El dirigente de la máxima entidad fabril explica por qué la Argentina lleva más de 15 años sin generar empleo formal neto: rigideces, ausentismo, litigiosidad y otras taras de un sistema que dice proteger, pero expulsa trabajadores

El orden no les sienta bien
Aún con un escenario despejado, el Gobierno se enredó en el tratamiento del Presupuesto 2026 y debió postergar la reforma laboral. El oficialismo estrenó su nueva composición parlamentaria de modo desprolijo. El apuro por hacer avanzar los proyectos antes de marzo y el condicionante de la economía
Los zarpazos invisibles de un presidente victorioso
El avance arrollador de Milei incluye una transformación radical de la sociedad argentina: sin ciencia, con menos industria, menos rutas, menos apoyo a discapacitados, menos financiamiento a la educación pública, y menos derechos laborales




