El orden no les sienta bien

Aún con un escenario despejado, el Gobierno se enredó en el tratamiento del Presupuesto 2026 y debió postergar la reforma laboral. El oficialismo estrenó su nueva composición parlamentaria de modo desprolijo. El apuro por hacer avanzar los proyectos antes de marzo y el condicionante de la economía

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El presidente Javier Milei
El presidente Javier Milei

Desde su origen, el Gobierno se mueve como si no hubiera un mañana, como si el tiempo se le escurriera entre las manos. Ese ímpetu se explicaba, sobre todo en el inicio, cuando la debilidad en la estructura política era evidente para un plan muy radical y se decidió compensar esa carencia con un modo de gestión intransigente anclado pura y exclusivamente en la imagen de Javier Milei en la opinión pública.

Era una apuesta de riesgo porque obligaba a que se mantuvieran incólumes dos premisas ante la sociedad: mostrar al Presidente, el jefe del Estado, como el outsider de un sistema repudiado y cumplir con la demanda de la baja de la inflación. Eso le salió y, ante la crisis de representación de la oposición, le bastó para ganar la elección legislativa, más allá de los traspiés en la gestión y la sangría interna por las disputas de poder.

Ahora, ungida por el aval en las urnas y con una composición mucho más relevante en el Congreso, La Libertad Avanza sostiene la pulsión de agarrar por colectora y forzar los plazos: se trazó el imposible trámite de sancionar el Presupuesto 2026 y la reforma laboral antes de que termine este año, en un lapso de diez días hábiles .

Ni el kirchnerismo en su fase más hegemónica ejecutó un cronograma parlamentario tan exprés. En aquéllos gobiernos de Néstor y Cristina, caracterizados por el desdén a las formas y el culto autoritario, se imprimió una velocidad sin precedentes, con poco apego reglamentario. Un dirigente que aún sigue cerca de la ex presidenta lo resumía entonces con una frase ilustrativa, aunque no muy elegante: “Nosotros te llevamos al paraíso a patadas en el culo”. Hay algo de esa esencia en los libertarios, bajo la promesa de un futuro mejor.

El punto de este formato es la praxis política y la capacidad de reacción ante los imponderables. “Hubo un error de cálculo”, admiten en el oficialismo para justificar que el primer proyecto que debía aprobarse y exhibirse como un triunfo de la nueva era legislativa terminó siendo leído como un fracaso. El rechazo al apartado del presupuesto que derogaba las leyes de emergencia en discapacidad y de financiamiento universitario desencajó a la Casa Rosada que tenía otro pronóstico.

Karina Milei, Diego Santilli y
Karina Milei, Diego Santilli y Manuel Adorni

El propio Milei quería “blindar” lo que considera un flanco abierto que ataca el corazón del equilibrio fiscal. El conflicto es arrastrado por lo menos desde junio ante la negativa del Gobierno de negociar una salida intermedia con sectores más dialoguistas, lo que generó un sendero de desgaste durante el segundo semestre de 2025:

  1. El Presidente vetó ambas normas sancionadas por opositores.
  2. El Presidente perdió los dos intentos para sostener esos vetos al no conseguir un tercio de los votos.
  3. El Presidente buscó un “atajo” en la promulgación para no cumplir con lo que estipula la ley de pensiones.
  4. El Presidente volvió a ser derrotado cuando quiso derogar las leyes en el artículo 75 del presupuesto.

Lo curioso de este último tropezón es que no sonó ninguna alerta en la “mesa política”, pese a lo espinoso que había resultado el asunto. El ministro del Interior, Diego Santilli, y el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, vivieron con perplejidad lo que consideraron una “traición”. Un grupo de gobernadores había avisado que sus legisladores no apoyarían, pero otro, más cercano, aportó una sorpresa que no vieron venir: Juan Pablo Valdés (Corrientes), Leandro Zdero (Chaco) y Rolando Figueroa (Neuquén).

Las asociaciones vinculadas a familiares de personas con discapacidad fueron las más activas entre martes, cuando se firmó el dictamen, y el miércoles, en el recinto. Se contactaron con todos los diputados en duda. La actriz Valentina Bassi, convertida en una de las caras de la cruzada, le mandó un mensaje al gobernador de Tucumán, Osvaldo Jaldo, para pedirle apoyo. “Quedate tranquila”, le contestó. Y le cumplió.

Hubo un pase de facturas solapado puertas adentro de la Casa Rosada. Ya no hay margen para la estridencia interna que enfrentó a Santiago Caputo versus los Menem, brazos ejecutores de Karina Milei. Por ahora.

Sí hubo un berrinche del PRO porque lo dejaron afuera de la Auditoria General de la Nación. De madrugada, en una jugada preparada, las tres sillas se repartieron para el LLA, el kirchnerismo y un tándem integrado en las conversaciones por los gobernadores Gustavo Sáenz (Salta), Raúl Jalil (Catamarca), Osvaldo Jaldo (Tucumán), Carlos Rovira (jefe político de Misiones), y, en las sombras, Sergio Massa. Ese tercer casillero era para el partido de Mauricio Macri, un compromiso de palabra que Cristian Ritondo no pudo hacer realidad.

Martín Menem y Cristian Ritondo
Martín Menem y Cristian Ritondo

Para evitar otros desatinos y en medio de un mal clima, el Gobierno optó por postergar la reforma laboral para febrero y no pierde la esperanza de meter cambios en el Presupuesto, en el Senado. En ese escenario, debería volver a tratarse en Diputados. De hecho, el viernes por la tarde se empezó a avisar a los legisladores (la mayoría se había ido y planeaba vacaciones la próxima semana) que estén a tiro para una posible sesión entre el 29 y el 30 de diciembre.

Hay un borrador que circula con posibles modificaciones, en las que no se establece una derogación de las leyes, pero sí se fijan topes a su alcance: por caso, se elimina la flexibilización del acceso a las pensiones no contributivas por discapacidad y se descarta la indexación de las partidas para gastos y salarios de docentes universitarios, poniéndole también un límite al recupero de lo perdido. Es decir, hay intención de ceder en parte, no en todo; y de poner plata.

Esta posición más moderada, ¿da cuenta de un giro reflexivo en el Gobierno? “Había que parar la pelota y ver qué convenía, corríamos contra nosotros mismos”, responde un funcionario que estuvo en las conversaciones. Otro, en cambio, lanza una risotada y una pregunta irónica: “¿Vos decís que maduramos?”

Hay un consenso en los principales despachos respecto de que la agenda de reformas —cuyo objetivo central es dar señales a los mercados, Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional (FMI)— debe plasmarse antes de marzo. Básicamente para aprovechar el efecto post electoral, por la desconexión de la gente en el verano y el apaciguamiento de los reclamos. El inicio de las clases marca el verdadero inicio del ciclo, con la discusión salarial, un rol más activo de los gremios, sumado a que la expectativa económica es áspera.

La gestión libertaria ingresa al tercer año de mandato con mayor solidez partidaria y un gran apoyo de Estados Unidos, clave para sobrellevar momentos críticos. El desafío es cómo se recalibrar el tablero económico y cuánto soportan las clases medias y bajas el deterioro de los ingresos y la precarización del empleo. Ninguno de estos problemas empezó con Milei, pero la erosión es acumulativa.

La desocupación cayó al 6,6%
La desocupación cayó al 6,6% en el tercer trimestre, pero aún hay más de 1,4 millones de personas buscando trabajo

El Gobierno se perfila a terminar el año con una inflación de alrededor del 30% anual, superávit fiscal, dólar estable, más allá de la presión en el período de elecciones y de la discusión del atraso cambiario. Las dudas están puestas en que no hubo un crecimiento que motorice una fuerte recuperación del poder adquisitivo y del consumo.

Nadie da garantías de que esto ocurra el 2026. El Índice de Confianza del Consumidor (ICC) elaborado por la Universidad Torcuato Di Tella registró este mes una caída del 1,07%, poniendo fin a la tendencia en alza que se había registrado en octubre y noviembre. La última medición está en 45,55 puntos. El pico más alto de este año se había dado en enero, con 47,38, y desde entonces la curva marcó una caída pronunciada con una pequeña recuperación.

La estimación describe que hay menos confianza en el conurbano y el interior del país que en la Capital, y que tanto las expectativas de condiciones presentes y futuras fueron a la baja.

Un tema clave en los próximos meses es el empleo. La desocupación está en el 6,6%, según el último dato oficial difundido esta semana. Es un retroceso frente al 7,9% del primer trimestre de este año, aunque sigue por encima del 5,7% de fines de 2023. La calidad de la generación de los trabajos que se crean es inferior, consolidándose una precarización cuyo sujeto social es el de asalariados pobres.

En el modelo de Milei hay ganadores y perdedores, y entre los que se ven perjudicados están los sectores industriales. Es cierto que se beneficiaron en el esquema anterior, jugando con reglas de economía protegida, favorecidos por la brecha y la tasa de interés negativa. Ahora están en la jungla y ahí, se sabe, sobrevive el más fuerte.

“La tasa de desempleo en la década del 80 estaba en la zona del 6%, y en 1997, en la del 17%”, describe a Infobae la economista Marina Dal Poggetto, directora de EcoGo. “La combinación entre la apertura y las privatizaciones tuvo un impacto muy significativo en el mercado laboral. No fue inmediato porque buena parte de los retiros voluntarios fue por plata con lo cual no todos se volcaron al mercado laboral, pero empezó a subir”, explica la autora, junto a Daniel Kerner de Back to the 90s. Allí compara el proceso de Carlos Menem con la actualidad y, aún con diferencias, sobre el empleo no tiene dudas: “El salto en la productividad genera un aumento del desempleo”. Un ejemplo muy simple: si en un aula hay 30 alumnos y la nota promedio es 7, para subir el promedio hay dos caminos: 1) aumentar las horas de estudio, mejorar el programa, los contenidos, etc. 2) ordenar de mayor a menor y sacar a los 15 que están por debajo de 7, con eso se logra automáticamente. Trasladando eso al terreno laboral, el factor determinando es si la economía entra en un trayecto lo suficientemente potente y largo que permita absorber esos costos.

Se verá cómo es el devenir en los próximos meses. En el Gobierno, aunque no lo digan públicamente, no son ajenos a que abre un horizonte gris. El equipo económico acaba de recalibrar el sistema de bandas, vigente a partir de enero, cuya actualización ya no es del 1% mensual sino que queda atado a la inflación. La noticia fue tomada como “razonable” en el círculo rojo como también la intención de acumular reservas, algo que el Presidente relativizaba. Hay que ver cómo fluctúa ese esquema porque para Milei el objetivo de fondo continúa siendo llegar a inflación 0 en agosto de 2026.