
La quiebra de Forever 21 marcó el final de una era en el negocio de la moda rápida. Fundada en 1984 por los inmigrantes coreanos Jin Sook Chang y Do Won Chang, la marca conquistó el mercado con prendas de tendencia a precios accesibles. Durante décadas, su crecimiento fue explosivo, pero una serie de decisiones erradas la llevaron a la bancarrota. Su historia deja lecciones valiosas para la industria minorista.
El ascenso de Forever 21 se debió, en gran parte, a la habilidad de Chang para seleccionar personalmente cada prenda en venta. Su estrategia consistía en ofrecer una amplia variedad de productos, pero en cantidades limitadas. Esto generaba una sensación de urgencia entre los clientes, quienes sabían que, si no compraban de inmediato, probablemente perderían la oportunidad.
Larry Meyer, exvicepresidente ejecutivo de la compañía, destacó que esta técnica diferenciaba a Forever 21 de sus competidores. Los clientes no solo accedían a prendas accesibles; también sentían que cada compra era exclusiva. Era un combo explosivo: precios accesibles, renovación constante de inventario y la sensación de exclusividad. Todo esto atrajo a millones de compradores en todo el mundo. En su punto más alto, la marca contaba con más de 800 tiendas en 57 países, consolidándose como un referente del retail.
Las decisiones que provocaron la caída
El colapso de Forever 21 no se debió exclusivamente a la competencia con gigantes del comercio electrónico como Shein y Temu. Según Mike Appel, ex ejecutivo de Rue21, la verdadera razón de su fracaso radicó en un cambio estratégico dentro de la empresa.
Jin Sook Chang comenzó a delegar decisiones y la marca perdió el control sobre su identidad. Forever 21 intentó diversificarse en mercados como cosméticos y ropa masculina, ampliando su inventario y aumentando el riesgo financiero. Además, la apertura de tiendas más grandes eliminó la sensación de escasez que había impulsado sus ventas.
A esto se sumó la falta de un liderazgo externo que pudiera cuestionar las decisiones de la compañía. Nunca contó con un directorio independiente que aportara una visión objetiva sobre los cambios en la industria y la necesidad de adaptación.
La quiebra y su impacto
En 2019, Forever 21 se declaró en quiebra y cerró 178 tiendas en EEUU y muchas más a nivel global. En 2020, fue adquirida por Simon Property Group, Brookfield Property Partners y Authentic Brands Group, quienes tomaron el control para evitar que sus espacios comerciales quedaran vacíos. Sin embargo, la operación no reflejó una apuesta firme por la marca, sino una estrategia para evitar pérdidas inmobiliarias.
La historia de Forever 21 demuestra que, en el retail, la falta de adaptación y el abandono de estrategias claves pueden llevar a una caída abrupta. A diferencia de otras marcas como Zara, Abercrombie & Fitch y American Eagle Outfitters, que lograron evolucionar con los cambios del mercado, Forever 21 no pudo mantener su relevancia.
Las lecciones que deja Forever 21
El caso de Forever 21 deja varias enseñanzas para la industria minorista:
- Escuchar al cliente es clave. Las marcas que no evolucionan con los gustos de su público quedan relegadas. Forever 21 se alejó de su propuesta original y perdió la fidelidad de sus compradores.
- Mantener la exclusividad genera demanda. Cuando aumentó su inventario, la urgencia por comprar desapareció. Estrategias como las de Zara, que lanza colecciones limitadas, mantienen la expectativa alta.
- El crecimiento desmedido puede ser peligroso. Abrir tiendas más grandes y diversificarse sin un plan sólido generó problemas financieros. El crecimiento debe ser estratégico y sostenible.
- La innovación constante es necesaria. Marcas como Aritzia y Gap han logrado reinventarse, demostrando que la creatividad y la adaptabilidad son fundamentales en la moda.
- Un balance financiero sólido es esencial: Sin una base económica estable, las empresas no pueden maniobrar ante imprevistos. Forever 21 no contaba con la flexibilidad necesaria para corregir su rumbo a tiempo.
El mercado minorista es implacable y exige una evolución constante. Forever 21 quedó atrapada en su propio éxito y no supo adaptarse a las nuevas tendencias. Mientras que algunas marcas siguen creciendo, otra se convierten en advertencias para la industria.
Lo que ocurra en el futuro con la compañía dependerá de su capacidad para reinventarse y volver a conectar con sus clientes.
La autora es Fashion Designer
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