
El Jubileo 2025 se celebra bajo el lema “Peregrinos de la esperanza” pero quizás el mayor símbolo de esperanza y la resiliencia lo encarna el propio Papa Francisco. Su reciente hospitalización de 38 días en el Policlínico Gemelli de Roma, debido a una neumonía bilateral severa, puso a prueba su salud y la preocupación de millones de fieles en el mundo. Sin embargo, su recuperación no solo es una noticia alentadora, sino un mensaje de resiliencia que trasciende lo personal y se convierte en un testimonio de fe y fortaleza.
Para nosotras, las autoras de esta nota, Francisco es más que un líder religioso; lo sentimos como un miembro de nuestra familia. Seguimos su evolución con la misma angustia con la que se espera la mejoría de un ser querido. Cuando finalmente salió del hospital, no se dirigió de inmediato al Vaticano, sino que hizo una parada en la Basílica de Santa María la Mayor, donde se encuentra la imagen de la Salus Populi Romani. No fue un gesto casual, sino la continuidad de una tradición que Francisco ha mantenido desde su época como cardenal: agradecer a la Virgen cada vez que emprende o concluye un viaje. Y sin duda, este ha sido el viaje más difícil de su vida.
Un Papa que no renuncia, sino que sorprende
Las especulaciones sobre su posible renuncia no tardaron en aparecer. Sin embargo, el cardenal Víctor Manuel Fernández, uno de sus más cercanos colaboradores, declaró a periodistas: “Francisco no se va, inicia una nueva etapa y traerá sorpresas”. En tiempos de incertidumbre global, su liderazgo sigue siendo clave. Es un Papa que no se rinde ante la adversidad ni se deja doblegar por las dificultades físicas.
Mientras el mundo atraviesa desafíos geopolíticos, guerras y crisis humanitarias, Francisco sigue siendo un faro de esperanza y reconciliación. Incluso durante su internación, no perdió el timón de la Iglesia, continuando con su labor y tomando decisiones clave, en temas como las Causas de los Santos, como fue la aprobación de la canonización del médico Gregorio Hernández, quien se convertirá en el primer santo venezolano. Su mensaje de misericordia y justicia social resuena con más fuerza que nunca, demostrando que la fe no solo se proclama, sino que se vive a través de cada acto de entrega y servicio.

El Papa y su misión: seguir adelante
En cada viaje, en cada encuentro, Francisco ha reiterado su ya célebre pedido: “Recen por mí”. Y en este tiempo difícil, la respuesta fue masiva. Desde Roma hasta los rincones más alejados del mundo, los fieles elevaron oraciones por su salud. Incluso una delegación argentina llevó hasta el hospital Gemelli las imágenes de la Virgen de Luján y de Santa Mama Antula, la primera santa argentina y un símbolo jesuita argentino.
Ahora, tras su recuperación, Francisco no solo regresa a su rutina, sino que lo hace con la convicción de que aún tiene mucho por hacer. Y nosotros, como comunidad, lo acompañamos en esta nueva etapa, porque su mensaje de esperanza sigue siendo indispensable.

Francisco. Diez años del papa latinoamericano
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