
Un 19 de marzo de 1818 se produjo la mayor derrota independentista de la campaña a Chile. Cerca de las 21.30 de aquel día, en una noche cerrada, el ejército español comandado por el brigadier José Ordoñez se aproximó al campamento del Ejército Unido (argentino/chileno) comandado por el coronel mayor José de San Martín. El ataque produjo confusión, desmoralización, bajas, captura de material (casi toda la artillería), bagajes; y lo más importante: el puesto comando patriota completo.
Luego de la resonante victoria de Chacabuco el 12 de febrero del año anterior (1817), los restos del ejército real se reorganizaron en el sur, en la zona del puerto de Talcahuano a órdenes de Ordoñez. Esto va a ser una constante, producto del apoyo que brindaba el virrey Joaquín de La Pezuela desde Lima; que, con su escuadra, dominaba el Pacífico.
En los meses subsiguientes, reemplazaron efectivos, se reorganizaron… el brigadier Rafael Maroto rindió cuentas en el Perú por la derrota de Chacabuco y Pezuela, remitió un general (cuñado del virrey) que ya había reconquistado y gobernado Chile durante el levantamiento del brigadier Bernardo O´Higgins, derrotándolo en la batalla de Rancagua (1 y 2 de octubre de 1814): el brigadier español Manuel Osorio.
En el sur, una División al mando de O´Higgins no podía concluir con la campaña. El coronel (chileno) Ramón Freire y el coronel Gregorio de Las Heras, habían tratado infructuosamente de derrotar al entonces coronel Ordoñez. El asalto a la fortaleza de Talcahuano (6 de diciembre de 1817), sumó otro fracaso, además de bajas y frustración. San Martín regresaba de las Provincias Unidas, donde había solicitado apoyo financiero para continuar la campaña al Perú.

Una vez en claro con la situación, el Libertador ordenó la reunión del Ejército Unido en San Fernando. Luego de un breve período de coordinaciones y reorganización, los patriotas iniciaron su avance hacia el sur en dirección a Talca. San Martín había tomado conocimiento de que el brigadier Osorio había desembarcado en Talcahuano con un refuerzo de tropas, había asumido el comando del ejército real, totalizando 5.000 hombres y 12 piezas de artillería.
Osorio ordenó salir a campaña para derrotar a San Martín. Con partidas de caballería, va tanteando el pulso de la fuerza patriota. Sin embargo: granaderos, cazadores a caballo (del coronel Matías Zapiola y del teniente coronel Mariano Necochea) y cazadores de la caballería chilena (del coronel Freire) vienen castigando duramente a los españoles. Osorio está muy preocupado. Su segundo comandante, (ahora brigadier) Ordoñez, comparte el pesimismo.
El Ejército Unido está exultante. 8.000 hombres y 43 piezas de artillería avanzan ahora hacia el sur para terminar con los españoles. La moral está por las nubes… Se detienen el 19 de marzo de 1818, para librar al día siguiente, la que se hubiera podido titular: la victoria de Talca. La munición de artillería se distribuirá por la mañana del 20. Lo hacen en un sector muy próximo (2 km) al poblado, cuyo paso de carretas con bueyes, ha marcado siempre el terreno, denominándose: Cancha Rayada.

Ordoñez diseña un ataque nocturno al campamento patriota. Osorio no comparte esta osada acción para la época y si bien aprueba la maniobra, no desea participar del ataque. Se organizan tres columnas de asalto al campamento patriota...
San Martín, mientras supervisa el banco de sangre (enfermería de campaña), recibe un informe de sus espías en Talca: los godos han ordenado “Silencio” (toque de descanso) más temprano de lo acostumbrado. Esto, en el ámbito militar, siempre ha significado que: “algo de noche, va a suceder…” De inmediato, ordena reorientar el campamento para que las Divisiones del coronel Hilarión de la Quintana y de O´Higgins queden en capacidad de defenderse. Cuando se mueve la fuerza de La Quintana, van prendiendo fogones, los cuales sirven de punto de referencia a los realistas que avanzan a oscuras... el ataque real, caería sobre un campamento desierto...
Pero cuando termina el movimiento patriota, las columnas españolas ya se encuentran atacando a los patriotas. Los puestos adelantados han sido silenciados y el asalto toma por sorpresa a todos. De pronto, en la oscuridad total, se producen intensos disparos. En ausencia de La Quintana, Las Heras asume el mando de esa División y ordena el fuego sobre la columna izquierda real… Ésta se sorprende de la reacción patriota y se repliega sobre la del centro (realista), la cual le abre fuego…
Los realistas del centro y de la derecha atacan exitosamente a la División de O´Higgins, donde las unidades patriotas se tirotean entre sí, pensando que son enemigos. La artillería patriota es capturada, el brigadier chileno herido en el brazo y a San Martín lo tienen que amarrar entre varios, porque quiere ir a pelear personalmente con su sable. O´Higgins resiste heroicamente con sus hombres…

Las Heras, el verdadero héroe patriota de la triste jornada de Cancha Rayada, logró desprenderse con 3.500 hombres hacia el norte. El batallón N°1 de Cazadores de Los Andes, a órdenes del teniente coronel Rudecindo Alvarado, fue sorteando unidades realistas y patriotas, esquivando los fuegos de ambos, hasta conectarse con Las Heras. Este le ordenó que marchara como fuerza de retaguardia. La dispersión y la confusión era general. El oficial ayudante (chileno) de San Martín, Juan de Dios Larrain, fue muerto. El puesto comando, con todos los planes y documentación, fue capturado.
Se desconoce qué charla habrán tenido los dos comandantes españoles, pero lo cierto es que Osorio no ordenó la persecución de los restos del Ejército Unido; lo cual era lo acostumbrado y reglamentado para la época. Finalmente, se reorganizará toda esta fuerza en Talca…
Se dice que San Martín, vencido por la fiebre de los hechos traumáticos de Cancha Rayada, alcanzó a sonreír cuando, en un descanso, le informaron que Las Heras se retiraba con una fuerza descrita más arriba. O´Higgins se adelantó entonces a Santiago para poner en orden a la capital, ante el conocimiento de la derrota. Se nota, que en esa época, como en la actualidad, las malas noticias corrían más rápido que los partes a caballo…
120 muertos, cientos de dispersos y prisioneros, 24 cañones, todas las municiones y bagajes son las bajas independentistas. 40 muertos y 110 heridos son las de los realistas.
Sin duda, la victoria obtenida, es mérito de la osadía y valentía del brigadier Ordóñez. Podemos afirmar que, al acortar las distancias con el poblado de Talca, el general San Martín le facilitó “un poco” el trabajo al brigadier español. La maniobra nocturna de aproximación del ejército real fue totalmente exitosa. O sea, la sorpresa fue total, a pesar de estar en conocimiento de que se tramaba un ataque realista nocturno.
Por último, esta derrota abrió los ojos al Ejército Unido y al pueblo chileno. Cancha Rayada hizo reflexionar que todavía habría que defender, con las armas, la reciente independencia del país hermano...
Las Heras finalmente reunió 4.000 hombres y fue recibido con aclamaciones y vítores en Santiago. Esta fuerza fue la base del ejército que, 17 días después, daría al general San Martín la victoria más aplastante y decisiva al brigadier Osorio y su ejército. Maipú: el 5 de abril de 1818…
(Durante el confinamiento en Puerto Argentino, un oficial argentino prisionero pintó en unas chapas para levantar la moral a sus camaradas: “La victoria de Maipú, se inicia con la derrota de Cancha Rayada”).
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