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El pasado jueves, el presidente Milei firmó el decreto 116/25 que convirtió al Banco de la Nación Argentina en una Sociedad Anónima. A solo unos días del escándalo por la estafa del cripto activo $LIBRA, donde el presidente directamente promocionó un fraude, ahora continúa facilitando negocios con el patrimonio de los argentinos y argentinas. Otra estafa. En este artículo recuerdo la importancia del BNA y por qué convertirlo en SA implica su privatización y quizás extranjerización de este, lo que elimina una pieza clave para el desarrollo nacional y para la estabilización del sistema financiero.
Tal como destaco en mi libro Conducir al Capital: “nuestro país cuenta con diferentes instituciones para la implementación de políticas y financiamiento, empezando por sus trece bancos públicos (los primeros cuatro bancos concentran el 35% de la participación en el otorgamiento de préstamos), instituciones internacionales para el desarrollo como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial, e internamente el Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE), (…) y diferentes fondos para el financiamiento del desarrollo nacional como el Fondo Nacional de Desarrollo Productivo (FONDEP) o el Fondo de Garantías Argentino (FOGAR).” Esta característica no es exclusiva de Argentina, sino de la gran mayoría de países de América Latina y también de los países centrales, por ejemplo, la Unión Europea cuenta con el Banco de Inversión Europeo.
Abordemos la relevancia del Banco Nación. Fundado en 1891 por Carlos Pellegrini para resolver una profunda crisis económica, el BNA ha sido históricamente un pilar del desarrollo nacional. Con “739 sucursales en todo el país, 34 puestos de promoción, 1 Oficina administrativa, 3 sucursales móviles, y su Casa Central” (según su informe de junio 2024), es el banco con mayor despliegue territorial, además de contar con sucursales en el exterior. A su vez, el Banco Nación posee nueve empresas estratégicas para todo el funcionamiento del sistema financiero nacional: Nación Seguros; Nación Seguros de Retiro; Fondo Pellegrini; Nación Bursátil S.A; Nación Servicios; Garantizar S.G.R. (creadas en los 90s); y Nación Reaseguros (creada en el 2011). Contaba el BNA con tres empresas más -Nación Leasing, Nación Factoring y Nación Fideicomisos- que fueron transferidas al banco BICE durante el macrismo, desfinanciando ya allí sus funciones básicas. Además, el BNA cuenta con el 17% de la participación de Pay Digital (dueña de la billetera digital MODO) y el 30% de COELSA, empresa compensadora de valores de transacciones. Una estructura estratégica para pensar políticas públicas.
Siendo el primer banco del mercado en términos de patrimonio, préstamos al sector privado no financiero, y depósitos, el BNA ha sido clave para el desarrollo económico y social de la Argentina. También tiene una relevancia central para las familias. Seguramente en la tuya, alguien accedió a su vivienda gracias a un crédito hipotecario del Banco Nación, o cobra la jubilación o alguna asignación familiar, o pudo obtener un préstamo como monotribustista gracias al Banco Nación. Ni hablar de la ayuda que brindó el banco en plena pandemia, pagando el IFE, instrumentando ATP y acompañando a las empresas en un momento crítico para la humanidad.
Siendo banca pública, y cumpliendo su rol social establecido en su carta orgánica de financiamiento de las PyMEs, el sector agropecuario y las economías regionales, ha conseguido ser el principal banco del país y estratégico para la estabilidad del sistema financiero nacional.
Entonces, ¿por qué convertirlo en SA ahora? La respuesta profesional sobre la cual se justifica la necesidad de ser una Sociedad Anónima -que no implicaría necesariamente la privatización- es la necesidad de capitalizar el banco. Esto quiere decir que pueda aumentar su patrimonio, el cual se fijó actualmente en $1,6 billones. Pero ¿por qué requiere de más capitalización? El último año, la obsesión de Milei de reducir la base monetaria para sostener su invento de Convertibilidad 2.0, ha hecho que retirara el Tesoro Nacional gran parte de sus depósitos del Banco Nación dejándolo en la cuenta del Banco Central.
A su vez, la imposición de no aumentar la base monetaria cuando hay un aumento en la demanda de crédito, está produciendo dos efectos: 1- el aumento en la demanda de créditos en dólares, que con el crawling estable, parece un negocio, y 2- una incipiente falta de liquidez de pesos, lo que podría llevar a muchos actores del sistema financiero a buscar financiamiento a través de la colocación de Obligaciones Negociables o de listar sus acciones en la bolsa. Sin embargo, el BNA por ejemplo podría no distribuir utilidades en caso de que necesitase recapitalizarse. En otras palabras, es mentira que el BNA sea ineficiente, la realidad es que el banco es una institución sólida y rentable, pero el Gobierno necesita crear una narrativa de crisis para justificar su privatización.
Si bien la SA sostiene la participación del Estado en un primer lugar, la realidad es que modifica la mirada estratégica del Banco y sitúa casi como objetivo único y excluyente la rentabilidad. Las sociedades anónimas tienen como objetivo preservar aumentar el valor de las acciones, representando así la voluntad de sus accionistas. Entonces, en primer lugar, se pierde el sentido puro de banca pública al convertirlo en SA. En segundo lugar, la transformación SA es un primer paso para su futura privatización, la entrada de capitales privados, y quizás extranjeros, quitando al Estado una herramienta central para el desarrollo económico, al no poder direccionar el crédito productivo a sectores estratégicos.
Este es el mismo guión que vimos en los años 90: privatizaciones disfrazadas de modernización, que terminaron en negocios millonarios para unos pocos y en la pérdida de herramientas estratégicas para el Estado. Habría que recordarle a Javier Milei que el Banco Nación no es de un gobierno: es de todos los argentinos.
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