Guerra comercial, clima y apertura: impacto en la acumulación de dólares

Las exportaciones y el saldo comercial dependen de factores como las lluvias, las tensiones entre Estados Unidos y China y la política cambiaria. Proyecciones para el y los riesgos

Guardar
La reciente mejora en los
La reciente mejora en los precios de las materias primas da cierto respiro, si bien la reanudación de la guerra comercial entre Estados Unidos y China podría afectar las exportaciones (Foto: Reuters)

A la espera de más lluvias, la cosecha gruesa sería 5% menor a la previa. En un año en donde la acumulación de dólares será clave, el saldo comercial del 2025 rondaría USD 11.670 millones. Sin embargo, bajo el supuesto de continuidad del dólar blend (80% MLC/ 20% CCL) y con el 10% de las importaciones pagándose por los mercados financieros, el superávit cambiario de bienes se reduciría a USD 2.360 millones.

En este sentido, la dinámica de las ventas agrícolas será relevante. Hoy las proyecciones de producción apuntan a una baja del 9% interanual para maíz y soja. La reciente mejora en los precios de las materias primas da cierto respiro, si bien la reanudación de la guerra comercial entre Estados Unidos y China podría afectar las exportaciones.

Por su parte, nuestro escenario base asume un incremento de las importaciones del 14,7% interanual, en línea con una elasticidad frente al PBI acorde con el promedio de las últimas dos décadas. No obstante, la intensidad de la suba será determinante para el resultado de la balanza comercial, en un marco de rebote del PBI, apertura comercial creciente y un tipo de cambio real apreciándose.

Dado que el sector agrícola explica un tercio de las exportaciones de Argentina, lo que suceda con su producción y los vaivenes del clima serán clave para el superávit comercial. En pleno período crítico para buena parte de los cultivos de la gruesa, las novedades climáticas no son promisorias. En el último mes y medio han escaseado las lluvias, fueron insuficientes para mantener una condición aceptable de humedad en los suelos, mientras los focos de tormenta de semanas pasadas resultaron poco generalizados.

En este sentido, las estimaciones se han alejado de los escenarios potenciales que se calculaban inicialmente dadas las hectáreas sembradas. Actualmente, la producción de soja apunta a 47,5 millones de toneladas versus potencial de 53 Mtn, y la del maíz a 46 Mtn (vs. 52 Mtn), lo que implica una baja del 5% en las cantidades frente a la campaña previa. De todas formas, dado que se trata de un período clave del desarrollo de los cultivos, habrá que seguir de cerca su evolución.

En cuanto a la dinámica de los precios internacionales, estos mejoraron tras los mínimos alcanzados en la segunda mitad de 2024, en línea con los recortes en la proyección de producción para Estados Unidos y con la demora en el avance de la campaña en Brasil por las lluvias. En efecto, el maíz alcanzó USD 193 por tonelada en la primera semana de febrero (8,2% vs. promedio diciembre) y el grano de soja USD 390 por tonelada (4,7 por ciento).

Fuente: Fundación Capital en base
Fuente: Fundación Capital en base a Indec, Refinitiv y estimaciones propias

Hacia delante, los futuros anticipan a un precio en línea con el actual, por lo que para el promedio del 2025 se verificaría una suba en el precio del maíz del 15,4% interanual, y una baja para el grano de soja del 3,4% interanual. Vale destacar que para el aceite de soja los futuros marcan un alza del 3,3%, sostenidos por el mercado de biocombustibles (con posibles medidas restrictivas sobre productos sustitutos).

Las ventas externas agrícolas (trigo, maíz, soja y sus derivados) alcanzarían a USD 26.300 millones (bajan 4,3%) en 2025, con el complejo sojero aportando USD 15.600 millones y el maíz USD 7.300 millones. La campaña de trigo ya ha finalizado con una producción de 18,6 Mtn (23% de suba interanual), previéndose envíos por USD 3.700 millones.

No obstante, no debe descartarse un posible recorte de proyecciones dada la cuestión climática. A modo de referencia, se realizó un ejercicio tomando como base el impacto que tuvo la sequía de la campaña 2017/18 (no fue tan extrema como la del ciclo 2022/23), cuando la producción de maíz y soja se retrajo 27% en conjunto. En un caso similar y con los precios actuales, las ventas externas agrícolas podrían reducirse en USD 5.000 millones, sumando así unos USD 21.400 millones.

Por su parte, también habrá que seguir de cerca el panorama internacional. En efecto, Donald Trump ha hecho uso de la política arancelaria como herramienta de negociación desde su asunción como presidente de Estados Unidos, cuestión que ha reactivado la tensión comercial, especialmente con China.

En efecto, si bien los nuevos aranceles a las importaciones estadounidenses desde México y Canadá fueron demorados por un mes, se aplicó un 10% adicional a compras desde el país asiático que, en respuesta, impuso aranceles sobre algunos bienes específicos (15% carbón y GNL, 10% petróleo crudo, maquinaria agrícola y algunos vehículos) y adoptó controles a las exportaciones de elementos esenciales para la fabricación de tecnología (incluyendo varios catalogados como “minerales críticos” por el Servicio Geológico estadounidense). Además, el presidente norteamericano impuso aranceles a las importaciones de acero y aluminio desde marzo.

Esta dinámica incrementa el riesgo de inflación norteamericana, lo que podría derivar en una tasa de interés de la Reserva Federal más elevada que la prevista anteriormente y un dólar más fortalecido a nivel global. Esto no sólo podría presionar sobre la competitividad local de todos nuestros productos (el tipo de cambio real multilateral se ubica 0,4% por debajo del previo a la devaluación del diciembre de 2023), sino también implica un sesgo a la baja en los precios de las materias primas.

Fuente: Fundación Capital en base
Fuente: Fundación Capital en base a Indec, Refinitiv y estimaciones propias

En definitiva, en nuestro escenario base de ventas agrícolas por USD 26.300 millones, con una proyección de exportaciones energéticas por USD 11.500 millones (sube 19% interanual) y una dinámica acotada de ventas industriales a Brasil por USD 8.700 millones (3%), las ventas externas totales alcanzarían a USD 81.443 millones en 2025.

Sin embargo, habrá que monitorear la cuestión climática, por un lado, y los avances en las negociaciones internacionales entre Estados Unidos y China, por el otro, cuestiones que podrían condicionar significativamente el resultado final de la balanza comercial.

La recuperación de las importaciones

En cuanto a las compras externas, se proyecta una nueva baja en las energéticas, del 7,7% interanual, totalizando USD 3.700 millones, con un incremento en el total agregado del 14,7%, frente a un rebote esperado del PBI del 4,4%, la creciente apertura comercial y un tipo de cambio apreciándose.

De ahí surge una elasticidad importaciones (excluyendo las energéticas) sobre el PBI de 3,7 puntos, en línea con el promedio de las últimas dos décadas (2005-2024). De esta forma, las compras totales alcanzarían a USD 69.773 millones, un monto ligeramente superior al de 2017 (3,9%), año de nivel de actividad similar al esperado.

Así, con exportaciones por USD 81.443 millones, el saldo comercial alcanzaría USD 11.670 millones. De todos modos, bajo el supuesto de que el dólar blend sigue vigente y que el 10% de las importaciones continúan pagándose a través de los mercados financieros, el excedente comercial cambiario (es decir el efectivo ingreso neto de dólares) resultaría de USD 2.360 millones. En este escenario, las reservas netas del Banco Central transitarían todo el año en negativo, finalizando 2025 en torno a los niveles actuales.

En un escenario de mayor apertura económica y con un tipo de cambio que evidencia un proceso de apreciación, no puede descartarse que exista una elasticidad importaciones-PBI superior. A modo de ejemplo, en el promedio de la década de 1990, la elasticidad alcanzó 4,9 puntos. Replicando este guarismo para 2025, las importaciones podrían alcanzar a USD 72.667 millones (suben 19,5% interanual) y el superávit comercial reducirse en USD 3.000 millones.

En este caso, si bien el resultado llegaría a USD 8.776 millones, el excedente cambiario de bienes tendería a neutro. Aún más complejo sería ese número si se consideraran elasticidades máximas como las de 2017 (7,5 puntos) y 1991 (10,2 puntos).

En definitiva, en el escenario base, el superávit comercial resulta holgado (USD 11.670 millones), lo que admite un resultado base caja positivo por USD 2.360 millones (con el dólar blend vigente). No obstante, debe advertirse que distintos escenarios posibles de elasticidad de importaciones o de estrés hídrico resultan en una caja en dólares más limitada. Así, será clave monitorear la evolución del clima, la guerra comercial y la apertura de la economía.

Las autoras son economistas Jefe de Fundación Capital

Guardar