China, el gran ganador del desmantelamiento de las medidas antidumping

Argentina ocupa el séptimo lugar entre los países que más medidas antidumping aplican, con 97 vigentes. 52 de esas medidas apuntan a importaciones subsidiadas desde China. Esto contrasta con Estados Unidos, líder en esta categoría con 514 medidas, o India con 132

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Las medidas antidumping son usadas
Las medidas antidumping son usadas por una gran cantidad de países (Imagen Ilustrativa Infobae)

En un contexto global donde las guerras comerciales son cada vez más frecuentes, resulta paradójico que Argentina decida ceder en la protección de su industria local mientras otros países refuerzan sus herramientas defensivas.

Países como Estados Unidos, China y la Unión Europea, líderes en comercio mundial, aplican medidas antidumping de manera constante, entendiendo que el dumping representa una amenaza tanto para las industrias locales como para el bienestar general de sus economías.

¿Qué es el dumping y por qué es un problema?

El dumping ocurre cuando un país exporta productos a precios inferiores a los de su mercado interno o incluso por debajo de los costos de producción. Esta práctica desleal tiene como objetivo inundar mercados extranjeros con precios artificialmente bajos para eliminar la competencia local.

El impacto del dumping es devastador para las industrias locales. Empresas nacionales se ven obligadas a competir con precios irreales, lo que lleva a la reducción de ingresos, pérdida de empleos y, en muchos casos, el cierre de negocios. A largo plazo, los consumidores también se ven perjudicados por la reducción de la oferta y el aumento de la dependencia de productos importados.

La regulación internacional y el rol de las medidas antidumping.

El marco jurídico internacional, particularmente a través del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) y el Acuerdo Antidumping de la Organización Mundial del Comercio (OMC), permite a los países imponer medidas específicas contra el dumping.

Estas consisten en derechos de importación adicionales que buscan igualar los precios de los productos importados al “valor normal”, protegiendo así a los productores locales y a las economías nacionales. Argentina adoptó estos acuerdos en 1994, incorporándolos a su legislación mediante la ley 24.425 y posteriores reglamentaciones, como el Decreto 1326/1998 y el Decreto 1393/2008.

Estas normativas establecen procedimientos claros para detectar prácticas desleales, evaluar daños y aplicar aranceles temporales que protejan a las industrias afectadas.

Argentina en el contexto global.

Actualmente, Argentina ocupa el séptimo lugar entre los países que más medidas antidumping aplican, con 97 vigentes. Con un dato relevante, 52 de esas medidas apuntan a importaciones subsidiadas desde China.

Esto contrasta con Estados Unidos, líder en esta categoría con 514 medidas, o India con 132. Este panorama evidencia que los principales actores del comercio mundial consideran esencial proteger a sus industrias locales frente a prácticas desleales.

La reciente decisión de Argentina de desmantelar ciertas medidas antidumping pone en riesgo esta política de defensa comercial. Esta medida parece ignorar la realidad global y desestima los estudios técnicos que respaldan la necesidad de estas protecciones.

Al mismo tiempo, resulta preocupante que al menos cinco países tengan medidas antidumping vigentes contra exportaciones argentinas, con restricciones sobre productos clave como miel, jugo de uva y biodiésel.

Estas acciones limitan la capacidad de Argentina de acceder a mercados internacionales y remarcan la asimetría existente en las políticas comerciales globales.

El costo de ceder en defensa de la producción nacional.

Eliminar medidas antidumping no es simplemente un gesto de apertura comercial. Es una decisión que puede tener consecuencias profundas para la economía y la sociedad. Al dejar desprotegidas a las industrias locales frente al dumping, se arriesga la pérdida de empleos, la desindustrialización y una mayor dependencia de productos importados.

La lógica detrás de estas medidas no es perpetuar protecciones indefinidas, sino otorgar un tiempo razonable para que las industrias locales se adapten y compitan en igualdad de condiciones. En este sentido, las medidas antidumping son transitorias y están sujetas a revisión periódica, asegurando que no se conviertan en un obstáculo al comercio legítimo.

El desmantelamiento de las medidas antidumping en Argentina envía un mensaje equivocado en un momento crítico. No se trata de un debate sobre mayor o menor apertura comercial, sino de reconocer el rol estratégico de estas herramientas para garantizar una competencia justa.

Países líderes en comercio global han demostrado que proteger a sus industrias no solo es legítimo, sino también esencial para el desarrollo sostenible. Argentina no puede permitirse el lujo de ser pasiva frente al dumping. Es necesario un compromiso renovado con la defensa de la producción nacional, entendiendo que el interés público está en juego.

Sin estas medidas, el costo social y económico será mucho mayor que cualquier aparente beneficio de corto plazo.

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